Un par de hombres fornidos se abrieron paso entre el tumulto al notar el altercado, por sus uniformes, se notaba que pertenecían a la seguridad de salón de baile. — Les pedimos a los caballeros que se retiren del local inmediatamente. No queremos problemas aquí. — Enunció uno, cruzándose de brazos. Tanto Edan como Mateo, miraron a los sujetos por un momento, aunque los ignoraron. — No puedo dejarte así, con este hombre. — Mateo hizo un último intento, dirigiéndose a Alma. — Por favor, ve. Estaré bien. — Respondió Alma, preocupada por el par de hombres ceñudos, que seguían de pie a un lado de ellos. Mateo sintió que Alma lo estaba echando a un lado, que estaba prefiriendo a ese sujeto antes que a él, pero no la culpaba a ella, seguramente Alma lo hacía porque necesitaba de ese trabajo