《《—Ishla, te deseo tanto. —susurra con ese tono de voz potente y a la vez lleno de lujuria. La tomó del cuello besándola con fuerza. Ishla toda inexperta trató de seguirle el ritmo. Gimió al sentir como este iba quitando su camisa y pantalón dejándola en ropa interior. Ijov se separa para mirarla de arriba abajo.
—Me vuelves loco. —Este la tira a la cama y de una rompe su rompa interior. Ishla cerró sus ojos dejándose manosear y besar del hombre que estaba sobre su cuerpo.
—Pídeme que te posea. —dice Ijov volviendo a sus labios.
—Poseeme, hazme tuya… 》》
Despierta agitada, había tenido una pesadilla donde Ijov era el principal protagonista. Suspiró al ver que todo había sido un sueño. Sonríe al sentirse tonta. Ese hombre nunca trataría de acostarse con ella y mucho menos le cobraría el dinero que le debe con una noche de pasión aunque a decir verdad el sueño se sintió muy real.
Se puso de pie para ir al baño, debía de dejar de leer esas novelas calientes de las plataformas digitales. Río traviesa, pues ella aún no conoce a hombre alguno pero eso no quiere decir que no haya explorado su centro algunas veces leyendo relatos o novelas que provocan.
Al salir se encuentra con Ijov sujeto del marco de la puerta.
—La enfermera está por subir, cuando te quite eso, te das un baño para llevarte a tu casa. Sonia te pudo comprar algo de ropa. Espero que no hagas berrinche y la uses. —No espera que Ishla diga nada, da media vuelta y sale de su habitación. Ishla se sienta en la cama a esperar que la enfermera llegue para volver a ser libre.
Una vez lista Ijov la lleva en total silencio, no sabía porque pero estaba enojado por tener que llevarla, quería tenerla en su habitación.
Antes de irse le había prohibido a Sonia siquiera entrar a su habitación. No quería perder el aroma de la chica. Cada vez que entraba a este se sentía en casa.
—Llegamos. —dice rompiendo el silencio que había entre ellos.
—Gracias. —contesta Ishla nerviosa, estar con ese hombre tan cerca es para ponerse de esa manera.
—Ya sabes, puedes tomar los días que necesites, tu horario cambió, entras una hora más tarde, no olvides tomar los medicamentos. —habla extendiendo el bolso de papel para entregárselo.
—Gracias. —vuelve a contestar bajando su mirada.
—Bien —Ishla abrió la puerta, Ijov quiso detenerla pero se obligó a dejarla ir. Ella sale y cierra la puerta dejándolo allí con una furia misma de él. Ijov apretó sus manos en el manubrio del auto.
—Maldición, me estás volviendo loco, mujer. —gruñe arrancando sin mirar atrás, necesitaba quitar esa frustración. Llegó a su bar, entró y pidió a Ivan, el guardia de la entrada que buscará dos chicas, las llevara a su oficina, allí las castigaría como deseaba hacerlo con Ishla.
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Ishla entra a la casa con un desasosiego en su corazón. Una vez entró, vio que su familia estaba muy feliz.
—Ishla que alegría.—expresa su mamá al verla.
—Gracias mamá, voy a mi habitación. —dice sintiéndose aún cansada.
—Tía, Tía, mira. —Desiree le muestra una muñeca.
—Que bonita. —exclama tratando de sonar con energía.
—La trajeron unos señores. —dice con inocencia activando las alarmas de Ishla, quien mira a su madre.
—Tu jefe, ese hombre es un pan de Dios, nos envió una compra enorme, le envió regalos a los niños, y nos pidió que no te dejáramos salir hasta que te viéramos como siempre. —Ishla suspiró cansada.
—No es una opción, en tres semanas tengo que pagar la deuda. —explica Ishla jalando una silla para sentarse.
—Lo sabemos, pero tú padre recibió una llamada, tiene cita la próxima semana para seguimiento del caso. —Ishla asiente con más esperanza.
—Eso me ayudaría mucho. —explica más tranquila.
—No creo que ese hombre tenga prisa en que le pagues, se toma muchas molestias contigo. Mejor descansa. Él ha llegado como un ángel en nuestras vidas. —comenta Bárbara emocionada comiendo gomitas de dulces agrias.
—Mamá no es para tanto. —comenta con hastío, Ishla.
—No exagero, primero nos hizo el préstamo que salvó a tu hermana, luego te ayudo y ahora esto. Mira si hasta de los niños se acordó, cosa que el padre no parece recordar. —concluye Bárbara firme en su postura.
—Bien, cómo tú digas. —termina poniéndose de pie para ir a descansar.
Al entrar a su habitación, siente que su cuerpo no da para nada. Se tira en su cama extrañando la suavidad de la seda de la cama de su jefe. Ese maldito hombre que piensa que porque tiene dinero ella tiene que hacer lo que él diga. Va a descansar por ese día y va a ir a trabajar, él no la controla. Él no va a decirle lo que tiene que hacer. Se quedó dormida odiando al hombre que solo sabe ordenar y no escuchar.
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Ishla se levanta muy temprano decidida a no hacer lo que Ijov le impuso, bajaría a desayunar, llevaría su almuerzo pero seguiría su rutina, está terminando su quinto semestre y no lo va a perder por voluntad de un prepotente hombre. Se prepara para volver a la rutina.
—Ishla, ¿para donde vas?—La joven mujer blanquea sus ojos al escuchar la voz de su padre.
—Se acabaron las vacaciones. —contesta sirviéndose un plato de cereal frío con leche.
—No vas a comer eso, yo te voy a preparar el desayuno. Te levantaste temprano para que nadie te diga nada. —Ishla ignoró lo que su padre decía y siguió comiendo el cereal. Su padre le preparó unos huevos revueltos con pan con ajo.
—No vas a salir de esta casa hasta que lo comas todo. —Ishla abrió grande sus ojos. Con el cereal era suficiente. Se va a negar pero la mirada de su padre se lo dice todo. Tomó el plato con los huevos revueltos y comió al menos la mitad de lo que su padre le preparó.
—Ya no puedo más.—se queja y su padre quita el plato de la mesa.
—Puedes irte, al menos no vas a desmayarse en la calle. —extiende un bulto con envases llenos de comida—. Vamos que todo esto no nos lo trajeron a nosotros, te lo trajeron a ti, así que come bien, no tengo deseos de escuchar reclamos de ningún riquillo. —explica Albert e Ishla asiente tomando el bulto con la comida.
—Ahí está también la merienda. —concluye saliendo de la cocina para ir a descansar, Bárbara le había advertido sobre los planes de Ishla, la conocen bien, si le dicen no salgas eso es lo que hará, nunca ha sido una chica muy sumisa.
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Ishla llegó al trabajo y enseguida comenzó a trabajar. Efrain aún no había llegado, no la detendría, sabía que todos le tenían miedo al gran Ijov Lynx, pero ella no era como todo el mundo, Ijov no va a hacer de su vida miserable. Subió hasta el piso de presidencia y constató que no había nadie, comenzó por el baño, luego pasó a su escritorio para concluir en la mini sala que tiene en su oficina.
—Ishla, ¿Qué demonios crees que haces? —su voz la paraliza. Su corazón comenzó a palpitar fuerte por el susto que pasó. Cómo puede, da media vuelta para enfrentar la mirada endemoniada de su jefe.
—Bueno, yo, es que, bueno, como le explico. —De dos zancadas Ijov llegó hasta Ishla quien sintió como sus pulmones se quedan sin oxígeno.
—No te dije que descansaras. —Ishla, como siempre pasaba cuando Ijov se acerca, cierra sus ojos para no enfrentar su penetrante mirada.
—Yo puedo, no necesito descansar. —contesta con dificultad por los nervios.
—No me hagas reír, tú aún estás débil, no debiste de cometer esta imprudencia. —habla Ijov conteniendo los deseos que tiene de besarla. Sí ella supiera que la noche anterior intentó fornicar con otras mujeres y a lo más que pudo fue a aspirar a c******e pensando en su pequeño y asustadizo cervatillo. Por un instante miró sus labio y deseo poseerlos. Estaban rosados, ya que de su palidez no quedaba mucho.
—Déjeme demostrarle que puedo con mi trabajo, no quiero consideraciones que no merezco. —pide la castaña.
—Porque no puedes ser como todas, porque tienes que ser tan … —se quedó callado para no decir lo que está le provoca.
—Termino aquí y voy y descanso, ¿está bien? —Ijov sonrió satisfecho, al menos podían llegar a un acuerdo, aunque ella se quedaría descansando en su oficina. Cuando llegó a su casa solo puso la cabeza en su almohada y no necesito nada más para quedarse dormido. La habitación aun conserva el aroma de Ishla y eso lo ayudó a descansar.