Ishla va abriendo poco a poco sus ojos. Ve que no está en su habitación y que su despertador no sonó. Trató de levantarse de la cama pero no pudo. Se sentía mareada y el cable que tenía en su brazo no le permitía movilidad efectiva. Miró todo con atención era una habitación muy fina, largas cortinas cubren el inmenso sol, cuadros abstractos decoran la habitación y ese aroma tan familiar. Abre grandes los ojos al ver al mismísimo Ijov Lynx saliendo de lo que asume que es el baño vestido de manera casual con solo una polo y un jeans. La boca se abrió grande. Había algo que no le quedara bien a ese apuesto semental.
—Despertaste. —dice con una sonrisa.
—¿Dónde estoy? —es lo único que se le ocurre preguntar.
—Estas en mi casa. —contesta volviendo a tomar asiento en la silla al lado de la cama donde había pasado la noche velando los sueños de la mujer. Solo se había levantado para darse un baño reparador con el que pudo quitar el cansancio.
—Tengo que irme, yo … —Ijov niega.
—De aquí no saldrás hasta que el doctor no te dé de alta, estabas desnutrida. ¿Por qué no comes? —Ishla blanquea sus ojos.
—Porque tengo que dar en mi casa para los gastos, tengo que tomar tres autobuses y además de guardar para pagar el préstamo que usted me hizo. —contestó directa como si hablara con el hijo del vecino, pero enseguida se encontró con la mirada firme de Ijov y bajó la mirada—. Disculpe, es que usted hizo la pregunta como si yo lo hiciera porque deseo y no es así.
Ijov no sabía como sentirse en parte él tiene el cien por ciento de la culpa de que ella esté así, delgada, desnutrida, deshidratada. Todo por su empeño de poseerla, pero eso iba a cambiar.
—Bien, por lo pronto vas a comer todo lo que Sonia te traiga, yo voy a estar en mi despacho haciendo unas llamadas. Ya les informe a tus padres sobre tu condición
Así que descansa.
—Pero yo …
—Pero tú nada. Vas a descansar como orden del médico y mía, no te vas a mover de esa cama para nada, si necesitas algo llamas a Sonia, ella te va a ayudar en todo. Entendido. —Ishla suspira enojada.
—Bien, ¿pero al menos puedo ir al baño? —Ijov niega.
—No si Sonia no va contigo, te puedes marear y dar un mal golpe. —explica , evitando que para Ishla su exceso de protección sea más que obvio. No quiere que le pase nada mientras esté en su casa o tal vez es que piensa que esta puede robarle algo.
Ijov sale de la habitación y le da instrucciones a Sonia para que esta lleve el desayuno a Ishla. Este quien ya había tomado el desayuno fue directo a su despacho, hizo unas llamadas importantes. Pondría a fluir el dinero en la familia de Ishla, necesitaba que comiera bien. Claro que primero se haría el mártir frente a todos. Enviaría víveres para ayudar con la alimentación de su cervatillo, esa sería la excusa para llegar allá, luego daría la orden de que soltaran el fondo de retiro de su padre hasta por último obligar a que el infeliz de Ángel pase aunque sea el mínimo de pensión alimentaria. Todo escalonado, no quería que Ishla tuviera que pasar necesidades por su culpa.
Una vez todo arreglado subió nuevamente a su habitación para inspeccionar que Ishla esté comiendo.
—Puedes ir a la cocina Sonia, yo me quedo vigilando a la paciente.—Sonia asiente y sale de la habitación dejándolos solos.
—De ahora en adelante no llegues al trabajo sin desayunar, ya hable con Efrain, que comenzarás una hora más tarde y te dará tu hora de almuerzo como de costumbre. —Ishla lo mira sin comprender.
—¿Por qué?—pregunta soltando la cuchara para enfrentar la mirada confusa de Ijov.
—¿Por qué, qué? —cuestiona él sin comprender.
—¿Por qué hace todo esto? Es que usted me trajo a su casa, me trata como si fuera una persona importante para usted y no una simple conserje de su empresa. —Ijov se queda sin palabras. Que carajos le respondería, que la necesita sana para devorar su cuerpo en cuanto venza el plazo y ella no pueda pagarlo. No, eso no es una contestación justa para su cervatillo. Va abrir la boca para contestar en el momento que la puerta se abre dejando pasar a Sonia junto al doctor Collins.
—Fredd, que bueno que llegaste. —dice sintiendo que lo salvó de tener que dar una explicación que no tenía.
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Ishla mira al hombre mayor que porta una bata blanca. Este le regala una sonrisa conciliadora.
—Buenos días, señorita Zains. Me alegro que esté despierta. —saluda el galeno. Ishla mira a Ijov con temor, no sabe cómo reaccionar ante esta situación.
—Gracias. —musita.
—Doctor, díganos, ¿qué es lo que tiene? —interviene Ijov deseoso de saber que pasa con su cervatillo.
—Como ya te había dicho, la señorita presenta un cuadro de desnutrición. No ha llegado a una anemia severa pero sí había bajado su hemoglobina a nueve. Es un porciento bajo pues una persona normal debería fluctuar por un 12 en adelante. Entiendo que es debido a la mala alimentación que está llevando la señorita. —Ijov asiente y suspira sintiéndose responsable de todo.
—Bien, ¿Qué recomienda? —pregunta queriendo saber si puede quedarse más tiempo con ella, impregnando su cama con su aroma.
—Cuando la señorita acabe el suero con nutriente que envié que le pusieran puede volver a su casa. Eso sí, tiene que hacer al menos tres comidas y dos meriendas por un tiempo considerable pues necesita reponer libras, está muy delgada para su edad y estatura. Necesita ir a una nutricionista para que le provea una dieta balanceada que la haga subir algunas libras. De lo demás está muy bien. —aclara el doctor Collins.
—Gracias doctor. —dice la chica con su suave voz.
—Bien, encárgate de hacer una cita con alguna nutricionista conocida. No importa lo que haya que pagar, los gastos corren por mi cuenta. —Ishla lo mira intrigada.
—No, no puede hacer eso. —dice llenándose de valor para contradecir al imponente hombre. Ijov apretó sus manos en puños poniendo sus nudillos blancos, como se atreve a contradecir una orden.
—Esto no está en discusión. —dice apretando su mandíbula. Esa niña sabrá que sus órdenes se respetan. De eso se encargará.
—No, no puedo seguir endeudada con usted. —suelta de golpe y este suspira cansado.
—Fredd espera afuera, tengo que aclarar algunos puntos con la señorita aquí presente.
El doctor salió acompañado de Sonia quien veía la escena con diversión. Nadie nunca se le había plantado a Ijov de esa manera. A pesar de estar débil Ishla suena determinada y eso le gusta, por eso es que lo tiene loquito. Ijov se encargó de cerrar la puerta detrás de ellos, no quería que nadie se enterara de lo que había hecho. Él no tenía la necesidad de comprar a una mujer, pues a él se le regalan de todos los tamaños y colores. Respira profundo para volver a Ishla.
—Que sea la primera y última vez que me dejas en ridículo frente a alguien. Yo dije que voy a correr con los gastos por que me da la gana, no te estoy diciendo que me tienes que pagar nada, no te estoy cobrando por eso. —Escupe furioso.
—Yo no voy a permitir que me regale nada, usted no es … —Ijov hace que detenga sus palabras acercándose a ella.
—Tú no eres quien pone las reglas, pequeño cervatillo, aquí quien manda soy yo. Si yo digo voy a pagar tu consulta la voy a pagar y quiero que comas vas a comer y si digo que vas a descansar lo vas a hacer. —Este se ha acercado tanto que Ishla cierra sus ojos fuerte tomando un buche de aire para no respirar. Su cuerpo se estremeció al sentirlo tan cerca.
Ijov se sintió poderoso al ver cómo tiembla, deseo besarla, hacerla suya en ese momento pero recordó que afuera estaba Sonia y el médico esperando por ellos.
—El préstamo que te hice hace cinco meses, dos días y siete horas es lo único que me adeudas. Los gastos médicos corren por mi cuenta. Ahora vas a cerrar esa boquita y no me vas a volver a contradecir. ¿Entendiste? —Ishla asiente sin abrir sus ojos. Ijov sonrió satisfecho y volvió a la puerta dejando pasar a las dos personas que aguardan por su conclusión.
—Como le decía el doctor Collins, va a agendar una cita con la profesional que entienda que es la mejor de San Francisco y una con usted para seguimiento de la salud de Ishla. —Ishla sintió que su cuerpo se erizo al escucharlo pronunciar su nombre. Tenía que reconocer que sólo su hablar provocaba cosas que nunca había sentido antes.
—Perfecto, mañana mismo te pongo en contacto con Jimena, ella es la mejor en su campo y de seguro va a hacerle un espacio si yo se lo pido.
—Gracias, por el dinero no te preocupes, todo correrá por mi cuenta. —el galeno asiente mientras hace una prescripción para la joven.
—Esto es para que consuma por una semana, hierro y otras vitaminas imprescindibles para que recupere su salud. —Ishla va a tomar la nota pero Ijov fue más rápido y la tomó, extendió la mano a Sonia.
—Que consigan todo lo que hay aquí.—exige con ese temple que lo distingue.
—Claro señor. Enseguida me pongo en eso. —Sonia sale de prisa.
El galeno recoge todas sus cosas e informa que más tarde pasará la enfermera para quitar la intravenosa a Ishla. Luego de eso ella podía volver a su casa. Ijov acompañó a Fred a la puerta dando un respiro a Ishla.
—¿Estás bien? —pregunta cuándo vuelve.
—Solo siento mis párpados pesados. Voy a dormir en lo que esto termina. —Ijov asiente.
—Si necesitas algo no dudes en llamar a Sonia.
—Gracias. —dice sumisa, sometida a lo que este ordena pues no le queda otro remedio. Había hablado con sus padres pero no sabía dónde estaba para poder informar la dirección. Además, por lo poco que conoce a Ijov no permitirán que pasen ni del portón de la casa.