CAPÍTULO 2

949 Words
Son las cuatro de las tarde, Paca está sola y aburrida en su casa, viendo la novela, como todas las tardes. En realidad no sabe si acudir a dicha reunión, pero la curiosidad de ver una reunión de esas características es demasiado para ella y a última hora decide ir. Cuando llega a casa de Esperanza, llama al timbre. —¡Ya voy amiga! —escucha desde fuera de la puerta. Paca cruza sus brazos por debajo de sus pechos, y espera impaciente que su amiga abra la puerta. —Buenas tardes —responde, empujando la puerta desde fuera cuando la escucha el pestillo abrirse. Esperanza se da cuenta y abre con más alegría, al saber que no estará ella sola en esa reunión, dice: —Espera amiga, que las demás aún no llegaron. Las dos se dirigen al salón de la casa, y Esperanza prepara un poco de café en la chimenea para que se haga. Es un café de grano, su sabor es muy fuerte, ya que lo deja cocer durante un buen rato con las ascas de la chimenea en un puchero. Cuando el café ya está en su punto, Esperanza lo separa del fuego y con la taza en una mano y el puchero en la otra pregunta: —¿Solo, o con leche? Paca por un momento se arrepiente un poco de haber acudido. Frotándose las manos, pierde su mirada en un cuadro muy antiguo, que tiene su amiga colgado en la pared del salón, para disimular la deterioración de la misma. Esperanza se da cuenta del despiste de su amiga y comienza a llamarla: —Paca, Paca… —Perdón —responde al verla, con el puchero en una mano, y la tacita en la otra. —¡Venga!, que me quemo… ¿lo quieres con leche o solo? —¿Solo?... ¿Con leche?... no lo sé… —responde dudosa, al escuchar sonar la puerta. —Ya voy —grita Esperanza soltando el puchero en su sitio, y colocando la taza encima de la mesa, para recibir a Isabel y a Claudia. A lo largo de la tarde, el grupo de amigas empieza con la reunión, al mismo tiempo que toman café. Llena de impaciencia, y cansada de su charla matutina, Esperanza dice: —Claudia hija, ¿Cuándo nos vas a enseñar los juguetitos? —¿Ya queréis verlos?, me traje una maleta con cositas que tenía por casa, para vender online. Paca la mira enrarecida, ella no sabe de lo que se trata ese tipo de venta, y decide preguntarla: —¿Vender online? ¿Qué es eso? Claudia la mira, a sabiendas de que en este pueblo no existe el internet, está segura de que alguno de sus hijos lo utiliza, sin decir nada más al ver como Isabel y Esperanza la miran, las carcajadas fluyen en el ambiente de la sala. Viendo la cara roja de Paca la contesta enseguida. —Verás Paca, se trata de una tienda por internet, vendo las cositas a través del ordenador. —¿Internete? ¿Qué es eso? —Paca Internete no —responde Esperanza, sacudiendo su cuerpo de la risa. Claudia, se está dando cuenta de que el cachondeo que tiene Esperanza con ella, no la está sentando nada bien a Paca, parando las risillas de su amiga la mira, y dice: —Paca, se dice internet. Se trata de abrir una página web, y después haces fotos de los productos, y creas una tienda virtual. —¿Y eso cómo es? —pregunta interesada, en buscar n poco más de información Después de intentar explicárselo un poco mejor, Paca sigue sin entenderlo. Claudia se cansa y la responde con evasivas para que se concentre en lo importante: —Son cosas muy modernas, en realidad eso no importa. Lo importante, es que ya os traje algunas cositas para que juguéis con vuestros maridillos. A Esperanza se le abren los ojos como platos, quita todas las tazas de café y abre un hecho en la mesa, para ver de qué se trata lo que Claudia trae con ella. —Dejemos de hablar y saca lo que trajiste —dice Esperanza, cuando termina de recoger todo. —Hay que ver, cuanta impaciencia por nada —responde Isabel, poniendo los ojos en blanco. —Mamááá, no seas aguafiestas —contesta su hija. —Pero hija, en una ciudad no hay un trabajo un poco más decente. —Claro que sí, pero me gusta este —responde Claudia poniéndose en pie, y sacando algunas cosillas, de una maleta de aluminio mediana, de color rojo pasión. Cuando finaliza de situarlo todo sobre la mesa, se frota las manos, y dice: —¡Mirar chicas! Os traje un poquito de todo, es todo muy práctico. Paca se pone en pie, y comienza manosear todos los juguetes. Con cara de estupefacción, y una caja en las manos, pregunta: —¿Qué es todo esto? —Eso que tienes en tus manos, es un vibrador en forma de “C”, puedes sacarlo de la caja y verlo mejor si lo deseas —responde Claudia. —¿Y qué es lo que hace? ¿Para qué sirve? —pregunta mirando la caja, ansiando resolver como se coloca por el dibujo que trae. —Mira, déjamelo —dice extendiendo su mano, para poder sacarlo, y enseñárselo mucho mejor. Mientras Claudia termina de explicarles para qué se utilizan los juguetes, empieza recoger. Antes de que termine, Esperanza le compra unas bolas chinas, pensando en fortalecer su suelo pélvico. Mientras que ella busca el dinero para pagar a Claudia: curiosamente a Paca, le llena el ojo cierto aparatito, y decide llevárselo a casa.
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