Olivia Blackmore
Ohh Dios, lo sentía, podía sentir la liberación acercarse.
Un delicioso escalofrío recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y volví a tomar los labios de Max suavemente, dejándonos llevar y realmente disfrutando y saboreando, cuando al fin llegue al delicioso y perfecto final, él se vino seguido de mí y besó mi frente.
— Santa mierda, bebé, eso fue…fantástico.
— Lo sé — él sonrió y salió de mí, entonces, ya no me sentía tan completa como antes.
— ¿Nos vamos? — preguntó y yo asentí.
Bajó mi vestido y ahora la incertidumbre. ¿Qué pasaba ahora? Ni idea, mi cabeza daba vueltas, no quería pensar en lo que venía después, al menos no ahora.
Estaba borracha y estaba felizmente follada.
Él tomó mi mano y salimos de los baños, Kate y Jules se nos quedaron viendo atónitas sin poder creérselo y la verdad es que yo tampoco, Max tampoco dijo nada, pero decidió que era hora de regresar al club donde había una tremenda fiesta.
Ya se habían ido las mujeres y los niños, ahora sólo quedaban los chicos y las putas del club y eso significaba que la depravación reinaba en el lugar.
— Vaya, pero mira que ya se salieron de control — dijo Kate, estacionándose.
— Siempre lo hacen ya para estas horas — Jules suspiró y se dio vuelta, viéndome fijamente. — Antes que salgamos del auto Livie, dime, ¿Qué pasó contigo y Max en el rato que se perdieron de la pista de baile?
Tragué y me encogí de hombros.
— ¡Jules, a veces eres demasiado inocente, cariño! Es obvio lo que hicieron, Max le folló hasta el alma a Livie.
Ella rió y abrió la puerta del auto.
— ¿Chicas? — ellas me miraron. — No digan nada, por lo menos no por ahora.
Ellas rieron y asistieron, tonteando fuera del auto, directo al desastre que había dentro de la casa club.
Fui atrás, donde Max dejó su moto.
— Max — lo llamé y él se bajó, caminando hacia mí.
— Livie — se para justo enfrente de mí y diablos, de nuevo esa mirada en su rostro, la misma que había la mañana después de mi graduación, Max se había arrepentido. — Nena… diablos, yo… no le vayas a decir a nadie lo que pasó, ¿sí?
Maldito Max.
— ¿Para qué lo iba a decir? — fruncí el ceño y él masajeó su nuca, mirando hacia abajo.
— Sólo… carajo, es obvio que nos gustamos, nena… — me miró de reojo —, mucho, pero sabes que no podemos, ¿verdad? Porque… por Alex y Prez y…
Diablos, no, no, no… así que de eso se trataba, como todo hombre en mi puta vida ¡Max tenía miedo! ¡Max! Justamente el hombre que me había gustado por eso… porque pensé que era tan valiente, pero claro, se cagaba en sus pantalones al mencionar a Papá o a Alexander.
— Max… tranquilo, sólo fue la calentura del momento — lo corté y entonces, me miró impactado.
— ¿Cómo dices?
— Ya te lo dije…. sí me gustas, pero bueno, le gustas a muchas, ¿no? Es normal, eres guapo — me encogí de hombros. — Pero ahí muere, tranquilo ¿sí? Fue pura atracción física.
Mierda, eso eran puras mentiras de mierda, quería muchísimo más de Max, pero tampoco quería parecer ser una estúpida frente a él, no, no… no sería una más de las que rechazaba.
— Livie, deja de decir eso, no es lo que sientes en verdad, porque nosotros … — fue interrumpido súbitamente por el estúpido de Alexander.
— ¡Max! Joder, hermano, viniste justo a tiempo vamos, hay unas perras que trajo Ryder, son gemelas y están dando un espectáculo.
Max me miró y yo elevé una ceja, entonces Alexander se fijó en mí.
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Cómo que qué hago aquí, idiota? Es mi casa también.
— Sí pero no deberías estar aquí en esta fiesta, deberías estar en casa — Alex le pegó en el hombro a Max, éste sólo frunció el ceño y le sacó el dedo corazón. — Deberías haber dejado a esta loca perra en casa.
— Jódete, Alex, yo hago la mierda que yo quiera.
— ¿Ves? Ella hace la mierda que ella quiera, no iba a hacerme caso — dijo Max, sin quitarme la mirada de encima.
¿Parecía molesto? ¿Pero qué carajos pasaba con él? La molesta era yo.
Me di vuelta hecha una furia y caminé hacia el club.
— ¡Joder hermanita, deberías revisar tu culo! ¡Creo que tienes algo atascado ahí que te hace así de amargada! — le saque mi dedo aún de espaldas y sólo lo escuché reírse
Maldito borracho… alcohol, lo que necesitaba ahora mismo era alcohol, porque el que me había tomado antes ya se había esfumado, así que entré en la jodida casa club, tomé una botella del bar donde Bob estaba demasiado ebrio para darse cuenta de cualquier cosa, miré la etiqueta “Tequila”, justamente lo que mi cuerpo necesitaba.
Me senté en el bar y me serví en un vaso tequilero, me lo tomé, pero entonces me di cuenta que era una estupidez tomar en el jodido vasito así que tomé directamente de la botella.
Miré alrededor y suspiré, Jules estaba ahí, coqueteando con Vicious, pobre el tipo, no sabía que sólo iba a tener unas bolas azules al final de la noche, porque Jules era así, ya a la hora de la hora se echaba para atrás.
Reí, y al contrario de Jules, estaba Kate con… ughh, ¿Javier? El tipo podría ser su padre, pero el sí que conseguiría acción esta noche, al menos ella estaba coqueteando con otro que no era Alex, y Alex estaba ahí con el idiota de Max riendo y viendo a dos putas rubias que no hacían más que lamerse y tocarse ahí enfrente de todo mundo.
Supuse que esas eran las tales gemelas que Ryder había traído.
Las maldije en mi interior, porque aunque eran solo unas vulgares putas de club, ninguna de ellas tenía el problema que yo “falta de atención” porque joder, su padre no era el maldito presidente del club y no eran hermanas del estúpido hijo caprichoso de Prez.
Diablos, estaba jodida, moriría aquí anhelando y bebiendo por algo que nunca iba a tener, bendito sea que papá no estaba por los alrededores, porque si no me hubiese corrido diciendo “este no es lugar para una linda niña como tu cariño, ve a casa” y lo haría porque bueno… papá era el Prez y él mandaba en su jodido club, nadie ponía en duda eso o sería hombre o mujer muerto.
— ¡Joder! Eres buena con el tequila, ¿no cariño? Yo estaría tirado en el piso ahora mismo si hubiese tomado todo eso.
Miré la botella y ohh, ya llevaba más de la mitad y no me había dado cuenta.
— ¿Eres malo bebiendo? — lo miré y santa mierda, había un maldito dios griego vestido de cuero sentado a mi lado o al menos eso parecía, porque bueno, el alcohol parece ayudar a los chicos mucho físicamente pero no creo que esto fuese cosa del alcohol, el tipo estaba guapísimo en serio.
Tenía unos increíbles ojos verdes y estaba oscuro pero los veía perfectamente, llevaba un corte mohicano en su rubia cabeza y su cuerpo estaba para morirse; perfectos músculos enormes cubrían su cuerpo, estaba segura que podía levantarme con un solo brazo, brazos llenos de tatuajes.
Diablo, era guapísimo y tenía una argolla en su labio.
— Mmm digamos que el tequila y yo no somos buena combinación, ¿qué te digo? La última vez que tomé, estaba corriendo por la calle sin nada de ropa.
— Ohh… me gustaría ver eso — le ofrecí de la botella y él sonrió.
— Bien, te lo advertí — tomó un trago y me la devolvió.
— Tú… ¿Eres de algún club aliado? Porque estoy segura que nunca te había visto por aquí.
— ¿Pasas mucho tiempo aquí?
— Mmm sí, se puede decir que prácticamente vivo aquí.
Su sonrisa se ensanchó.
— ¿Ah, sí?
— Si — reí y él se acercó a mas a mí.
— Bueno, entonces supongo que esto de unirme a los Black Devils se está poniendo cada vez mejor.