Olivia Blackmore
— ¿Alexander? ¿Por qué papi no nos deja ir a la azotea del club?
— No lo sé.
— ¿No lo saben? — dice Max.
— No — decimos Alexander y yo al mismo tiempo.
— Porque hay un fantasma de una mujer ahí — dice con una sonrisa en su rostro, entonces le saco la lengua y Alexander pone sus ojos en blanco.
— ¡Eso es mentira, Max!
— Es verdad, Livie, yo la escuché, grita tooodo el tiempo y grita “Kiliannnn” —ohh no, el fantasma grita el nombre de papi ¡Quiere matar a papi! Ohh, no.
— Tengo una idea — dice Alexander. — Vamos a ver el fantasma que grita por papá.
— ¡No! — grito aterrada y entonces, Alexander y Max se ríen.
— ¡Uhhh, Livie tiene miedo! — me dice Max de manera burlona. — ¡Qué cobarde!
— ¡Cállate!
— ¡Miedosa!
— ¡Cállate, Max! ¡Bien, vamos!
— Déjala, Max — Alexander lo empuja —, si no quiere ir, que no vaya.
— ¡Iré Alexander! Y cerraré tu fea boca, Max.
Él me sonríe.
— Bien, si tienes, miedo puedes abrazarme.
Tonto niño feo, bueno no es feo es bonito pero molesta mucho.
— ¡Asco! — Alexander ríe y se adelanta.
— ¡Vamos ahora, chicos, papá y todos en el club están en reunión! — Max y yo seguimos a Alexander hasta la azotea y nos quedamos enfrente de la puerta, escuchamos unos gritos raros y luego, a alguien hablando algo sobre papi y mami.
Zoey, su voz es familiar.
— Mejor vámonos — susurra Max.
— Sí… mejor vámonos — dice Alexander.
— No… no quiero, no es un fantasma.
— Claro que lo es, Livie — me susurra Alexander. — Mejor vámonos, no podemos protegerte de fantasmas, no se pueden tocar, así que no podemos golpearlos.
— Sí, Livie, no podemos hacer nada, anda, vámonos — Max toma mi mano y siento algo revolotear en mi pancita, me gusta cuando Max toma mi mano, es cálida y se siente bien.
— Está bien, vámonos —susurro.
Max me sonríe y nos alejamos y justo en ese momento, el fantasma que no creo que sea un fantasma, grita “Oliviaaaa” pienso en mami… ¿Esa es mami? Pero, ¿por qué mami estaría ahí?
— ¡Ahhhhhh! — gritan Alexander y Max y me jalan con ellos, para que sigamos corriendo hacia casa.
Mami…
Es de noche y estoy acostada en mi cama, pero aún no quiero dormir.
Le pregunté a papi qué era lo que había en la azotea, pero dijo que las niñas no debían meter las narices en las cosas del club. No entendí qué significaba eso y a Alexander y a Max los regañó así que ellos ya no me hablan porque dicen que yo soy una chismosa.
Es sólo que no creo que eso en la azotea sea un fantasma, suena como a mami, extraño a mami.
Salgo de mi cama y me pongo mis pantuflas y tomo mi mantita y salgo por la ventana de mi habitación sin poder detenerme, necesito ver qué es lo que hay ahí que se parece a mami.
Hace frío afuera, me abrazo a mí misma con mi mantita en mi pecho, voy hacia la parte trasera de la casa club. Ahí hay una ventana en la que se puede entrar a la azotea si eres pequeñita como yo, ojalá esté abierta.
Llego y la abro, está abierta, se escuchan ruidos adentro.
Trago saliva algo asustada y entro a la azotea, está oscuro, pero la luz de la luna entra un poco dejando ver a alguien acurrucado en una esquina de la habitación.
Se ve muy aterrador se mece adelante y hacia atrás, no creo que se haya dado cuenta que estoy aquí, dice que ama a papi.
¿Será mami? Pero mami tiene el pelo rubio como el mío y esa persona tiene el pelo n***o y feo, el de mami es lindo.
— Oye… —digo y en seguida voltea a verme. Me asusto, retrocedo y caigo sentada tengo miedo y me duele mi trasero así que sin poder evitarlo lloro. — Papi, papi, papi — digo llorando.
— Shhh, cállate — dice la mujer, suena como a mami, pero no es mami. — ¡Cállate! S-soy yo, mami. ¿Sí? Calla, Olivia — ella se levanta y camina hacia mí.
Sí, es mami, tiene su cara.
— ¿Mami? — digo entre lágrimas. — ¿Por qué estás aquí?
— Porque tu papi me puso aquí.
— ¿Qué pasa con tu cabello? ¿Por qué actúas como un fantasma? — ella ríe y me toma en brazos, huele mal. — Mami, hueles feo.
— Papi ya no me quiere, Livie.
— ¿Por qué dice eso?
— Se casó con esa bruja de Zoey, ¿no?
— Zoey no es una bruja, mami, ella es linda con todos y papi la quiere mucho.
— ¡Cállate, Olivia! — mami me suelta y caigo en el suelo y me pongo a llorar de nuevo.
Mami me asusta.
— ¡Zoey es mala! ¡No ves que trajo a ese estúpido niño idiota que te quiere quitar a tu padre! Y ella me quitó a Kilian a mí.
— ¡Mentira! Alexander es genial ¡El me cuida junto a Max! Y Zoey me lo dio, así que ella es buena. ¡Tú eres mala, mami!
— ¡Idiota! — mami me pegó en mi mejilla y lloro aún más.
— ¡Papi!!! — grito y ella tapa mi boca.
— Shhh…shhh, bebé. N-no grites, nena — mami me abraza y suspira. Está bien, cielo, siento todo lo que dije, sólo no grites, ¿sí? — ella se parece más a mami ahora, así que asiento.
— Mami va a hacer algo divertido ahora, ¿sí, cielo?
— ¿Qué harás?
— Un juego — mami me suelta con cuidado, toma una cuerda y una silla.
Amarra la cuerda en una de las tablas en el techo de la azotea y me dice que me acerque.
— ¿Qué haces, mami?
— Sólo quiero sentirme libre de nuevo, cielo — ella se sienta en la silla y me abraza.
— Livie, te amo mi niña, eres lo que más amo después de papi, pero a mi nadie me quiere.
— Yo te quiero, mami — ella me sonríe y acaricia mi mejilla.
— Lo sé, pero no confíes en nadie, bebé, porque nadie te va a querer, porque eres como yo, a las mujeres como nosotras nadie las quiere, estamos malditas, cariño.
— P-papi y Alexander me quieren y Zoey y creo que Max también y…
— Shh…no, bebé, nadie te quiere, dicen que sí, pero no es así, eres igual que mamá, hermosa y miserable — besa mi frente y entonces se para en la silla. — Buenas noches, Livie, mami te ama.
— Buenas noches — frunzo el ceño.
Qué extraño, no entiendo qué pasa. ¿Mami va a dormir? Se pone la cuerda en el cuello me sonríe y patea la silla y entonces, ella tiembla se pone morada y se duerme… qué feo, no me gusta este juego.
—Mami no me gusta este juego baja de ahí — no hay nada, no me responde.
— ¿Mami? — no responde. — ¡Mami, basta me estás asustando! Mami no responde y entonces, me pongo a llorar y a gritar. — ¡MAMI, BASTA! ¡MAMI! ¡DESPIERTA! NO QUIERO JUGAR! ¡MAMI! — y de repente, la puerta se abre y ahí está papi.
Me mira y luego a mami.
— Ohh, mierda, no… — papi me toma en sus brazos.
— ¡Papi! ¡Dile a mami que se despierte! ¡No me gusta este juego!
— Maldición — papi me abraza con fuerza y me lleva con él. — Lo siento tanto, mi princesa, joder, joder…
***
Tiempo después...
Y eso fue lo que me jodió, era una chica rota por su propia madre, pero lo peor es que es cierto. ¿Por qué alguien me iba a querer, si ni siquiera mi propia madre lo hacía?
Dijo que me amaba, pero si eso fuese cierto ella no se hubiese suicidado enfrente de su pequeña de cinco añitos. ¿Quién carajos hace eso? Han pasado catorce años desde que eso pasó y aún así, no soy capaz de avanzar, no puedo dejarlo ir.
Pero entonces, estaba él.
— Tienes que creer en mí, Livie, eres lo más importante en mi vida, ni siquiera sé qué hice para merecerte — susurró contra mis labios.
— Max… — me costaba tanto creerle ¿Qué debía hacer? ¿Creerle? No lo sé, pero de algo sí estaba segura, por más que lo negará…
Yo estaba locamente enamorada de él.