Punto de vista de Brenan
Estaba ocupada preparándose para la sorpresa que Gael le iba a dar. Diego iba a llevar a Callie a salir esta noche y estaba sentado en la sala mientras esta se preparaba. Alguien llamó a la puerta y le pidió a Diego que abriera porque Callie estaba rizando su cabello.
Suspiró de mala gana, pero se levantó de su cómodo asiento en el sofá y caminó hacia la puerta, pero no se esperaba a quién encontró en la puerta.
—Hola, estoy buscando a la señorita Brenan— Gael dijo con una sonrisa— Soy Gael— añadió.
—Soy Diego, el novio de Callie— extendió su mano y Gael la estrechó.
Dio un paso atrás y lo dejó entrar. Cerró la puerta detrás de él y luego le gritó a Brenan.
—Tu amigo está aquí.
—¡Dame un minuto más!— gritó en respuesta.
Gael miró alrededor del apartamento y caminó hacia el álbum de fotos sobre la mesa. Era el que la madre de Brenan le había regalado hace ocho años.
—Recuerdo esto— Murmuró mientras pasaba los dedos por el álbum.
—Ella ha tenido eso durante mucho tiempo— Comentó Diego mientras lo veía mirar el álbum.
—Recuerdo cuando recibió esto. Su madre quería que tomara fotografías durante ese año y las guardara en este libro. Ella odia recibir regalos, bueno, solía hacerlo, no sé si ahora le guste, aunque todavía odia las sorpresas
Se sentó en el sofá y abrió el libro. Al frente había una foto de ella y su padre.
—Angel es un buen hombre. Siempre fue amable con mi familia incluso cuando su amigo hablaba mal de nosotros— murmuró para sí mismo.
Hojeó algunas páginas más del álbum y luego se estremeció cuando encontró las fotografías de su cumpleaños.
—Ese fue el día en que todo salió mal
—¿Qué pasó?— Preguntó Diego, ahora completamente curioso sobre las cosas que sabía sobre el pasado de Brenan.
Diego sabía que ella le contó todo a Callie, pero había un montón de otras que mantuvo en secreto. Ninguno sabía lo que realmente ocurrió en su fiesta de cumpleaños en la que los King parecían ser el catalizador de todo.
Él miró a Diego, cerró el libro y luego
—La vida, eso pasó
Diego lo estudió y vio que parecía mayor de la edad que Brenan decía que tenía. Sus ojos eran más sabios. Diego se preocupaba mucho por ella y no quería que saliera lastimada. Sintió que él era bueno, había visto fotos de Joy y había tormento en ese chico. Gael parecía vivo para alguien tan pálido. Había una sensación de libertad pero de responsabilidad en él. Lo más evidente fue su compasión o tal vez fue su esperanza.
—¿Ustedes eran bastante cercanos en ese entonces?— preguntó como si no supiera la respuesta.
Él solo sonrió y sacudió la cabeza.
—Éramos como una familia. Por supuesto, mi primo Joy, no estaba muy cómodo con la obvia atracción entre ambos. Parece que todos lo sabían excepto nosotros. Y tal vez sí lo sabíamos, pero estábamos con personas que nos preocupamos mucho. ¿Hace cuánto que conoces a Brenan?
—Tres años. En realidad, ella fue quien me presentó a Callie. Nos conocimos en una librería aquí en Seattle
—Ya veo. Bueno, me alegro de que haya ampliado sus horizontes
Diego no entendió el comentario en absoluto. Por suerte las chicas salieron de la habitación en ese momento.
—Te ves absolutamente maravillosa— Gael sonrió mientras se levantaba del sofá y caminaba hacia ella con una sonrisa en su rostro.
Llevaba un vestido verde sin tirantes con cuello en V que le llegaba hasta las rodillas. Era similar al que usó en su cumpleaños pero ahora no se escondía detrás del atuendo que Buffy eligió para ella hace ocho años. Ahora se comportaba con orgullo y confianza. Ella sonrió y brilló. Su cabello estaba rizado a la perfección y llevaba un mínimo de maquillaje. Sinceramente, la amaba sin importar cómo se viera. Pero sí apreció su radiante belleza cuando se arregló. Mientras la admiraba, ella lo comía con los ojos. Estaba vestido con pantalones de vestir negros perfectamente planchados con botones azul claro.
—Y te ves tan guapo como siempre, Gael— dijo con una dulce sonrisa en sus labios.
Cruzaron la distancia entre ellos y se envolvieron en los brazos del otro. Se miraron a los ojos y simplemente se sonrieron.
Los chicos miraron a la pareja y no pudieron entender cómo podían simplemente mirarse el uno al otro y estar satisfechos. Era como si estuvieran teniendo una conversación silenciosa. Callie quería saber los secretos que había entre ellos dos. Había visto fotos de Joy y se preguntaba, aunque este era hermoso, cómo su amiga se resistió a Gael. Él levantó su mano y rozó tiernamente la mejilla de su amiga.
—Nos vamos, ¿Hermosa?— preguntó en un tono que sólo podría describirse como pura adoración.
—Creo que lo haremos—respondió y luego miró a Callie— Que tengan una buena noche
Luego salieron del apartamento de la mano.
Gael la ayudó a subir a su elegante Mercedes y luego se subió al lado del conductor. Salieron del estacionamiento con las manos entrelazadas sobre el cónsul.
—¿A dónde vamos?— preguntó mientras lo miraba.
—A un lugar especial— respondió con una sonrisa.
—Cualquier lugar donde estés es especial— ella murmuró mientras el sonrojo llenaba sus mejillas.
—Oh. Eres tan dulce— ronroneó.
Levantó sus manos y besó el dorso de esta.
—Es verdad. Tenerte de regreso en mi vida y estar contigo así, es como ver las estrellas
Cuando llegaron a un semáforo, la miró y le susurró sinceramente.
—Eres mi estrella. Estoy enamorado desde que te vi— dijo en perfecto italiano
—¿Qué significa eso?— le preguntó, paralizada por su impresionante italiano.
Gael volvió a repetirlo y la miró en la última parte, sonrió con esperanza en sus ojos. Ella no pudo responder, solo estaba en shock. Las únicas palabras que pudo pronunciar fueron: "Yo también, Gael"
Él se rió entre dientes y luego se relajó en el cómodo silencio que cayó entre ellos.
Cuando llegaron al restaurante, quedó asombrada por lo hermoso que era. Gael la estaba llevando a uno de los lugares más exclusivos de Seattle. Todo estaba impecable y estaban vestidos de punta en blanco. Estaban sentados en una mesa en la parte trasera del restaurante. Se sentaron muy juntos en el medio de la cabina y mantuvo un brazo protector alrededor de ella, pero también le gustaba tenerla cerca de él. Pidieron una botella de vino tinto y luego el camarero se fue.
—No tenías que hacer todo esto. Podrías haberme llevado a cualquier restaurante antiguo en Seattle y habría sido igual de feliz— dijo con su mirada de complicidad en sus ojos.
Gael sabía que estaba en contra de que la gente gastara grandes cantidades de dinero en ella. Por el aspecto de este lugar supo que la comida costaba mucho.
—Quería hacerlo y que el recuerdo de nuestra primera cita durara para siempre— Le susurró en su oído.
—Cuando dices para siempre...
De repente se sintió atormentada por el título de su novela. Enterró la cara en el hueco de su cuello y lamió la piel allí.
—¿Alguna vez... me convertirías?— preguntó y luego tragó saliva.
Él se apartó y le sonrió mientras la miraba a los ojos.
—Si quieres eso, entonces lo haré. Pero no te preocupes si quieres tomarte tu tiempo. No es algo que tengas que decidir de inmediato. Es algo en la que realmente necesitas pensar, quiero convertirte, me has gustado durante mucho tiempo. Pero si decides que es lo que quieres, necesito que estés realmente segura porque no hay vuelta atrás. Cambiarás tu vida y tendrías que dejar Seattle en algún momento. Viajarías con nosotros y sabes lo que sigue, encontramos un hogar, nos quedamos por un tiempo y finalmente nos vamos. Haremos esto para siempre. Aunque tu compañía por una eternidad haría que las partes tristes no lo fueran tanto porque sabría que estas a mi lado.
Ella tomó su mejilla con su mano y le sonrió.
—Quiero esto, pero lo pensaré porque tienes razón, es una gran decisión. No quiero perderte. No quiero perder a ninguno. Sois tú y tu familia lo que me hace sentir completa
—No quiero robarte las cosas que no puedo darte