– Y ahora, con ustedes, Cher – tal y como cada noche, Pete anuncia mi llegada y justo después empieza a sonar una de esas canciones que comienzan lento y luego es una explosión de sonido.
Si me preguntan, para mí, esas son mis favoritas. Primero me calma, me permite escuchar la letra y apreciar la composición, para que después, en el coro, cuando llega la explosión de melodía, mi corazón empiece a latir desenfrenadamente y ya estoy tan inmersa en la canción que todo lo demás deja de existir, o al menos un poco.
Desde que subo al escenario, me enfoco en la pared del frente, por encima de todas esas cabezas, hago una pequeña reverencia, y con gracia, me acerco al tubo.
Al inicio, mientras espero el coro, hago un pequeño baile alrededor, un par de vueltas, me inclino y sin olvidar cual es mi propósito, me encargo de dar un buen espectáculo, haciendo resaltar los atributos que sé que ellos quieren ver.
Eso hasta que comienza el coro y me olvido de todo.
Cojo un poco de vuelo y me impulso hacia arriba. La música nubla mis sentidos. Giro alrededor del tubo sin parar, pero con lentitud, siendo guiada por la melodía. Me sostengo con mis piernas, me dejo caer, y luego, sosteniéndome con los brazos, me hago girar más rápido.
Es agotador, es un ejercicio exigente, al final, mis muslos quedan doliendo un poco y mis brazos tiemblan por toda la fuerza que ejerzo en ellos. Pero lo amo.
Y esto, es, por encima de todo, lo que más disfruto hacer, bailar, no necesariamente pole dance, de hecho, recuerdo que de niña quise enfocarme en el ballet y luego quise aventurarme por algo más urbano, solo le empecé a prestar atención a este tipo de baile cuando empecé a trabajar aquí.
Aun cuando no es mi primera opción en cuanto a baile, sigue siendo algo que disfruto hacer, y creo que se ha convertido en mi favorito hasta ahora.
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Nikolai
– Pensé que ya estabas seguro que el Mistery estaba cubierto – observo cuidadosamente a mi alrededor, detallando al par de hombres en la esquina con su mirada fija en mí.
Puede que sean unos ladrones y no tengan una idea de quién soy, pero también pueden ser espías, o agentes, como sea, hay que mantener un ojo sobre ellos. También colocar cámaras.
– Lo está, pero me han notificado de un movimiento extraño – Sandra ha sido muy eficiente en su trabajo. Yo le pedí que observara, y lo ha hecho debidamente.
– ¿Petrov? – afirmo con un sonido antes de tirar el cigarro. Le doy una ojeada a Johnson, él asiente. También vio lo mismo que yo.
– No tengo ni puta idea – siseo con enojo. Ese hijo de puta se escabullo como una rata en las alcantarillas cuando lo tuvimos acorralado en Rusia. Pero no tardaremos mucho en dar con él.
Aunque es molesto tener que prescindir de nuestro tiempo libre para buscarlo. Dmitry es cada vez más cabrón por estar lejos de su familia y para qué negarlo, a mí también me gustaría pasar un poco más de tiempo con la cachorra.
– Le hablaré a Viktor – esa es otra dificultad. Es como tratar con un mocoso pequeño cuando se le pide que haga la tarea, pero por suerte, igual la hace sin tener que pedirlo una segunda vez.
Viktor es un malcriado y definitivamente a nuestro padre le faltó un poco de mano dura con él, pero también es un crio responsable.
– Primero quiero observar, Ekaterina dijo algo sobre un nuevo fiscal atrás de ella, puede que sea alguien en la policía – eso haría la situación menos complicada. No es primera vez que llega uno de esos queriendo ser un héroe.
– Y una mierda, ya tenemos eso cubierto, esta mañana Viktor tuvo una reunión con Priets y me dijo que todo estaba en orden – bien, Priets es el superintendente de la policía estatal de Washington, nada se mueve aquí sin que él lo sepa.
– Entonces ¿por qué Katia estaba tan irritada por ese nuevo fiscal? – la emperatriz puede verse muy estilizada, calmada y arrogante, pero cuando quiere, se comporta algo insoportable, especialmente cuando le irrita una situación.
Es difícil hacerle entender que no puede ir amenazando y matando a todo el que la joda. Siempre está regañando a Viktor por imprudente y malcriado y ella es igual. Solo que menos bestial.
– Porque está molesta conmigo porque no quiero que sea la jodida madrina de mi hija – aprieto suavemente el puente de mi nariz buscando algo de tranquilidad. Todos ellos se ponen de acuerdo para ser un grano en el culo.
Y luego yo tengo que limpiar todos los destrozos que dejan sus peleas de mierda.
– ¿Y por qué mierda no quieres que Ekaterina sea la madrina de Gala? – ella no me ha dicho nada al respecto, pero es porque no he ido a la oficina.
Seguro es por eso que ha estado jodiéndome todo el día porque no fui hoy.
– Le dijo a encanto que si la jodía mucho podría hacerme cosquillas y ella ni siquiera sabía que tenía esa mierda, anoche no me dejó en paz – no puedo creer que estoy escuchando esta mierda.
– No tengo tiempo para esto – me enderezo en mi lugar y con una seña le pido a Johnson que se quede afuera. Confío que no necesito a alguien cuidándome para entrar al Mistery, por otro lado, necesito saber cuántos están observando, que mierda quieren, y quien los manda.
– Escúchame, Ekaterina me falló como hermana contándole mi secreto más preciado a encanto, le dijo mi debilidad, esta mierda no se va a quedar así, y quiero que me entiendas y me apoyes cuando vaya en contra de esa sucia traidora – ruedo los ojos cuando lo escucho hablar.
No estoy viéndolo y sé que está sonriendo porque sabe que está comportándose como un idiota cuando yo lo llamé para hablar de una mierda seria.
– Resuelve tu mierda con Katia, hazla la madrina de Gala, y luego crece, ya estás grande para esto – saludo con un gesto al hombre encargado de la seguridad del club. Es uno de los hombres de Viktor y sabemos que con él aquí, ni aunque quiera, Sandra podrá convertirse en una hija de puta como lo fue Brianna.
En nuestro grupo respetamos la integridad de las mujeres, y si deciden que quieren ser putas y vender su cuerpo, que lo hagan, pero solo porque ellas lo eligieron así.
Brianna sabía que eso pasaría, yo se lo dejé en claro la primera vez que vine, así que no, no considero ser un maldito por haberla matado. Lo soy por otras cosas, pero no por eso, yo solo hice justicia por esas niñas que fueron abusadas bajo su poder.
Repugnante.
– Y tú te comportas como un amargado de mierda, ya es hora que te consigas una mujer, ve, ahora Viktor hasta sonríe y yo pensaba que su cara de mierda solo podría expresar enojo – ruedo los ojos.
– Adiós.
– También a Katia le falta un novio, ya va siendo hora – si ella lo escuchara, le metería el celular por el culo.
– No jodas más, Dmitry – y sin esperar más, cuelgo.
Le doy una mirada a los clientes. Algunas caras son conocidas, las otras no tanto, pero no creo que sean más que unos oficinistas reprimidos que su única manera de obtener sexo, es pagando por él.
No estoy aquí para juzgarlos, pero sí para procurar las bailarinas de nuestros clubs no tengan problema.
– Señor Bogdanov, es un placer tenerlo por aquí – volteo hacia la voz y asiento como saludo.
Sandra tiene el cabello corto, castaño y es baja, luce inofensiva, pero sé que tiene un arma en ese pequeño bolso de mano que lleva en todos lados, y sus ojos afilados dejan en claro que ella no dudará, si tiene que disparar, lo hará.
– Sandra, buenas noches – me inclino para besar su mejilla, y sosteniendo su mano, nos acerco hacia la mesa que habitualmente uso cuando vengo a hacer revisión.
Desde aquí puedo tener una vista general de los clientes y las tres tarimas principales, también puedo observar la pequeña que se encuentra en el segundo piso y gran parte de la barra.
– He estado recibiendo visitantes algo intensos por recibir nuestro servicio completo, el problema es que aun cuando mis chicas no están dispuestas, insisten en que debería volver la administración anterior – asiento sin dejar de ver nuestro alrededor.
Noto movimiento en las escaleras que dan hacia las habitaciones, también hay varios haciendo fila en el mostrador que da hacia ellas. Esos son muchos pedidos para la cantidad de mujeres que trabajan por turno, incluso si todas estuviesen dispuestas, no se daría abasto.
– Tu sigue tratando con ellos con calma, pero quiero una lista con sus datos, también quiero un informe de las cámaras que dan a los pasillos de las habitaciones, veo muchos hombres y puede ser sencillo meterse con sigilo – y justo cuando lo digo, noto como uno intenta hacerlo, pero es rápidamente detenido por el que está tomando pedidos.
Estuvo bien, pero no se puede garantizar que esa persona pueda frenarlos todos, e incluso si es así, él no trabaja todos los días a todas horas.
– Bien ¿algo más? – me llama la atención como las personas se acercan a la tarima central y parecen corear un nombre.
– Y ahora, con ustedes, Cher – sale una mujer de tras bastidores, con lencería de cuero, rodilleras y unos tacones ridículamente altos.
– Quiero que me hables sobre las bailarinas ¿ninguna ha puesto alguna queja? – comienza la música y ella comienza a bailar, pero me sorprende. Ella no lo hace vulgar, al contrario, cada uno de sus movimientos me parecen delicados y desbordantes de sensualidad.
Entiendo por qué todos se revolucionaron ante su llegada, lo que si me sorprende es que todos esos depravados sepan apreciar lo artística que resulta esa mujer.
– Solo discusiones entre ellas y me parece que hay mucha envidia dirigida hacia Cher, aun así, nada que se salga de mis manos – asiento, escuchándola, pero concentrando en su baile.
Ella sube por el tubo, gira en él, y todos sus movimientos están llenos de elegancia y delicadeza.
Me hace pensar que ella definitivamente no pertenece a ese lugar.
– ¿Y cómo va ese asunto de las que aceptaban el trabajo fuera de aquí? – no somos los dueños de las bailarinas, ellas solo son nuestras trabajadoras, pero tenemos nuestras políticas, especialmente lo hacemos por la salubridad del lugar.
Una mujer contagiada puede trasmitirlo a los clientes que a la vez puede pasárselo a las demás.
Y yo quemaría este lugar hasta los cimientos si una mierda como esa llegara a pasar. Simplemente asqueroso.
– Ya lo controlamos, también teníamos a una chica infectada, la dimos de baja y la redirigimos con el especialista, las demás se hicieron las pruebas y todas están limpias – bien.
– Quiero que ella me atienda – digo sin dejar de verla bailar. Hay una pequeña multitud de hombres a sus pies, gritando obscenidades, lanzando billetes y siendo malditamente asquerosos.
Pero ella sigue bailando tranquilamente, con sus ojos pacíficamente cerrados, concentrada en sus movimientos, incluso creo que puedo ver sus labios moverse con la letra de la canción.
Cada segundo que paso viéndola, más real me parece el hecho que ella parece fuera de lugar.
– ¿Quiere que Cher lo atienda? – volteo hacia Sandra y la veo fijamente a los ojos. No hace falta más para que borre su rostro de sorpresa y vuelva a su habitual gesto serio – Como lo desee, vendré en un momento.
Ella se marcha y yo me permito observar cómo, al acabar la canción, Cher parece sacada de su burbuja. Abre los ojos con lentitud y su mirada se enfoca en un punto lejano antes de sonreír, hacer una pequeña reverencia, y alejarse.
Si tiene que pensar antes de sonreír, es porque simplemente no quiere hacerlo.
Pero yo si quiero saber por qué ella está aquí si no lo desea. Puede ser la necesidad, mayormente, ese es el motivo.
– Señor Bogdanov – volteo a mi derecha y me topo con unos grandes senos casi rozando mi nariz y dejando un picor en ella por lo dulzón del perfume que está usando.
No me muevo, simplemente levanto la mirada hacia sus ojos, también paso por alto su sonrisa comemierda, como si estuviese orgullosa de ponerme sus senos prácticamente en la cara.
Por estas mierdas es que me gusta traer a Ekaterina conmigo, o dejar que sea Viktor quien venga cuando sé que se tratará algún asunto que durará más que unos pocos minutos.
A él no le tiembla la mano al momento de mandarlas a la mierda, por otro lado, confieso que me veo incapaz de tener tal trato con una mujer cuyo único pecado es pretender tentar a todo hombre que esté a su alcance.
Mi madre se esforzó en enseñarnos la manera que deben ser tratadas las mujeres, y a diferencia de mis hermanos, yo siento que es una falta a su memoria no ser educado como ella lo pidió.
De igual forma, no critico a Viktor ni a Dmitry por su manera de ser, al contrario, me parece muy útil cuando sacan a relucir lo mierda que pueden llegar a ser en casos como estos.
Claro que yo también pierdo la paciencia, es solo que esta rubia está de suerte y no la mandaré a la mierda tan brusco como podría haber hecho otro día.
– ¿Qué? – arqueo una ceja viéndola fijamente. Me parece que tenemos que afinar algunas actitudes.
– Si lo desea, yo podría atenderlo, haré todo lo que pida – su mano va hasta mi hombro, y cada vez me sorprende más su osadía.
– Señor Bogdanov, ya llegué con la chica que pidió para su servicio – escucho a Sandra llegar a mis espaldas. Asiento.
– Bien, que nos traiga dos vasos de Jack, tenemos mucho por hablar, comenzando con el comportamiento de las empleadas – digo sin dejar de observar a la rubia, que al parecer pudo darse cuenta del error que estaba cometiendo, porque finalmente deja de tocarme.
Volteo hacia Sandra.
– Haremos un par de cambios más, todavía no estoy satisfecho – y las cosas tienen que salir como me gustan, o sino, se van a la mierda.