– ¡Mami! – ah, ese es el único grito proveniente de un hombre que necesito escuchar por el resto de mi vida. – Hola mi vida – lo levanto en brazos y beso repetidas veces su mejilla – ¿Qué haces despierto tan pronto? – debido a todo lo que ha pasado, es obvio que mi niño no ha ido a clases, pero ya empezará mañana, por lo que supuse que hoy descansaría bien. – Te espede – todo un caballero que roba mi corazón cada día con estos pequeños enormes gestos. – No tenías que hacerlo mi vida – me despido de Georgia con la mano, le agradezco por todo, y finalmente, me enfoco al cien por cien en mi bebé – ¿Quieres desayunar? – Gia hizo yuno, tuyo ahí – todavía llevándolo en brazos, me acerco a la cocina, está impecable, y ahí puedo encontrar mi comida servida y cubierta para que no se enfríe, tam