Dahlia Me despierto de un salto. Creo que tuve una pesadilla, pero no puedo recordarlo, lo único que viene inmediatamente a mi cabeza es que yo me dormí con Lyon en brazos, y estoy levantándome sola. – ¿Bebé? – me pongo de pie tan rápido que me mareo un poco, pero es lo de menos, me doy la vuelta y no consigo a mi hijo. ¿En dónde se puede meter esa bolita de carne si vivimos en un monoambiente? – Lyon – le doy la vuelta a la barra que separa la cocina del salón, pero nada, me apresuro al baño, y cuando creí que iba a morir de un ataque, me consigo a mi hijo saliendo de ahí lloroso y con los pantalones mojados. – Mami, pipi – sostiene su pantalón con una mano y con la otra limpia sus lágrimas, me apresuro a tomarlo en brazos. – ¿Qué pasó mi amor? ¿por qué no me despertaste? – lo sost
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