La miro con calma y agarró sus manos. –Vamos a sentarnos y hablar más calmados. Nos sentamos en el sillón, acaricio sus manos para que se calme. –¿No amas a Matias? –No y no se que hacer, me siento tan mal.–Triste. Pongo sus manos en su hombro, calmandola. –No es el fin del mundo linda, no entiendo porque te sentís mal, si tengo que confesarte algo, no me gustó la noticia de tu casamiento con Matías, yo se muy bien que no lo amas, estas a tiempo de cancelar todo. –Pero no lo quiero lastimar, a ese hombre ni lo conozco y me enamoré de el. –¿Y? ¿Qué tiene que ver? Yo se muy bien que si te casas vas a ser infeliz, como yo lo soy con tu madre y no quiero que te pase a ti. –¿Eres infeliz con mamá? –Desde el tiempo que puedo recordar. Suspira y baja la cabeza. –No se que hacer. –Yo