CAPÍTULO III El Marqués entró en la hostería San Jorge y el Dragón, en Baldock, y encontró a su valet esperando en el vestíbulo, con una expresión preocupada en el rostro. —¡Me alegro que haya llegado, milord!— exclamó con alivio—. Hemos estado muy preocupados sobre lo que pudo haberle sucedido, aunque supusimos que la tormenta debió obligar a Su Señoría a buscar refugio en alguna parte. —Estoy bien, gracias— contestó el Marqués. Entonces, antes que pudiera preguntar nada, su valet, en voz baja agregó: —Hay una dama aquí, milord, que dice que tiene una cita con usted. No quiso darme su nombre. —La estaba esperando— asintió el Marqués—. ¿En dónde está? —En la sala privada que contraté para usted, milord. Llegó muy temprano. En realidad, cuando yo.. . El Marqués no esperó explicacion