Estoy increíblemente furiosa en este momento.
– ¿Por qué no me lo dijiste?, sabías que era la Santa, lo supiste desde el día en que pusiste una tiara en mi frente para cubrir la marca y en lugar de decírmelo lo ocultaste, ¿por qué?
– No lo sé.
– Tuviste un año para pensarlo y esa es tu mejor respuesta.
– No pensé mucho en el último año.
– Confíe en ti, te conté toda mi vida, mi pasado como sanadora, los desastres de mi familia, mi maestra, las cosas que quería, los sueños que tenía y tú seguiste cerrándote, pensé que estaba mal presionarte así que me conformé con lo poco que filtrabas, pero lo cierto, es que ni siquiera sé quiénes fueron tus padres, ¿cómo murieron?, ¿por qué decidiste ser un rey cuando es claro que lo odias?, las cosas verdaderamente importantes, siempre las callaste
