LA MAGIA DE LAS PALABRAS

1066 Words
Después de la primera carta de Andrés, Sofía no pudo evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Las palabras escritas por él tocaban algo en su interior, como si Andrés estuviera mirando directamente dentro de su alma, descifrándola sin esfuerzo. Cada frase que él le enviaba no solo la conmovía, sino que también la llenaba de una curiosa sensación de cercanía. Aunque no se conocían, sus cartas parecían construir un puente invisible entre ellos, una conexión que solo existía en el universo de las palabras. Sofía no podía dejar de pensar en Andrés mientras paseaba por la playa o se sentaba a escribir en su escritorio. Las imágenes que él había dibujado con sus descripciones del pueblo donde vivía, del río que atravesaba su casa, de las montañas que veía cada mañana, invadían su mente como si las hubiera visto de primera mano. En cada carta, él no solo compartía detalles de su vida diaria, sino que lo hacía de una manera tan poética que Sofía se sentía transportada a ese lugar que solo existía en su imaginación. La sensación de leer sus cartas era como sumergirse en un mar de emociones. Cada palabra parecía resaltar en su mente como una melodía suave que la envolvía y la mantenía cautiva. En su respuesta, Sofía decidió abrir su corazón de la misma manera. Le escribió sobre su vida, sobre la soledad que a veces la acompañaba y cómo, a pesar de tener una rutina establecida, se sentía vacía en muchos aspectos. Le habló de su pasión por la escritura, de cómo las palabras le servían de refugio, pero también de cómo sentía que, en ocasiones, la vida real le resultaba difícil de narrar. En sus cartas a Andrés, Sofía descubrió una vulnerabilidad que rara vez compartía con las personas en su entorno, incluso con sus amigos más cercanos. Era como si al escribirle, estuviera creando una versión de ella misma que no podía existir en otro lugar, una versión que solo podía ser entendida por él. Cada carta que enviaba se sentía como un acto de valentía. Sofía no solo estaba compartiendo su vida, sino que estaba dejando al descubierto sus miedos y deseos más profundos. Y a pesar de no saber quién era Andrés realmente, no temía hacerlo. En algún rincón de su mente, creía que la distancia que separaba sus vidas no solo era física, sino también emocional, lo que les permitía ser auténticos sin temor al juicio. Era como si las cartas las hubiera liberado de las expectativas sociales y personales que la rodeaban. En el mundo de las palabras, era libre para ser quien quisiera ser. Andrés, por su parte, parecía haber encontrado en Sofía una igual. En su carta de respuesta, hablaba con una sinceridad que lo sorprendió incluso a él mismo. Le confesaba que había pasado años sintiendo que nadie entendía realmente lo que él quería expresar, que las conversaciones con las personas de su entorno se sentían superficiales y vacías. Pero con Sofía era diferente. Aunque la distancia entre ellos era palpable, sus palabras parecían acortar esa separación. Andrés sentía que podía ser él mismo, sin necesidad de pretender o esconder sus pensamientos más profundos. La idea de poder compartir su vida con alguien que lo comprendía de manera tan intuitiva lo llenaba de gratitud. Él le escribió sobre su amor por la naturaleza, sobre cómo sus días transcurrían entre las montañas y los paisajes que describía en sus cartas, pero también le contó sobre sus luchas internas. Habló de sus inseguridades, de cómo a veces sentía que sus sueños eran demasiado grandes para alcanzarlos. No estaba acostumbrado a hablar de sus emociones de manera tan abierta, pero con Sofía se sentía cómodo. Sus cartas se convirtieron en una especie de refugio, un lugar donde podía dejar de lado las máscaras que usaba en su vida cotidiana y mostrarse tal como era. A lo largo de las semanas, las cartas se hicieron más largas, más profundas. Ambos comenzaron a revelar aspectos de sí mismos que raramente compartían con otros. Había algo mágico en la forma en que las palabras se tejían entre ellos, un tejido invisible que los conectaba más allá de la lógica y la razón. En lugar de tener miedo de lo que pudieran encontrar el uno en el otro, sentían una emoción constante al descubrir algo nuevo a través de cada carta. En esos intercambios, no solo estaban compartiendo detalles de sus vidas, sino también de sus corazones. Sofía comenzaba a notar que no solo esperaba las cartas de Andrés con ansias, sino que sentía un profundo anhelo por conocerlo más, por sumergirse en la riqueza de su alma a través de sus palabras. En cada carta de él encontraba algo que la sorprendía y la fascinaba. Aunque no lo conocía físicamente, sentía que él la conocía mejor que nadie, tal vez mejor que ella misma. De alguna manera, Andrés había llegado a comprenderla de una forma más profunda que cualquiera de sus amigos cercanos, y eso la aterraba y la emocionaba al mismo tiempo. Pero también había un misterio persistente. Aunque Andrés era abierto y sincero en sus cartas, algo en él permanecía oculto. Nunca le había enviado una foto, ni le había dado detalles claros sobre su vida personal. Sofía comenzaba a preguntarse si realmente sabía quién era este hombre que había llegado a ocupar tanto espacio en su mente. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre que rondaba sobre su identidad, sentía que algo entre ellos había comenzado a florecer. Las cartas habían creado una conexión tan genuina que le parecía que no necesitaba saber todo sobre él para sentir que, de alguna forma, él era su alma gemela. Sofía sentada frente a su escritorio, escribiendo otra carta. En sus palabras, se reflejaba una mezcla de emoción y confusión. Mientras relataba cómo cada día su vida parecía más rica gracias a Andrés, también le confesaba que había algo en ella que no podía ignorar: el deseo de conocerlo, no solo a través de sus cartas, sino en persona. Pero la incertidumbre sobre la verdad de su identidad seguía latente, lo que añadía una capa de misterio a su relación. La pregunta que rondaba en su mente era: ¿cómo sería Andrés en el mundo real? Y, más importante aún, ¿sería su amor tan verdadero como parecía serlo a través de las palabras?
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