Capítulo 11

1033 Words
Jennifer, había decidido no ir a trabajar porque estaba presentando muchas náuseas matutinas por el embarazo. Y por lo tanto aprovecho de quedarse en casa, tampoco quería que en el trabajo se enterasen que estaba embarazada, que ella había alquilado su vientre, para gestar el hijo de un CEO, ya que muchas personas no entenderían sus motivos, aunque a ella n le importaba las opiniones de terceros. Así que se dispuso, trabajar en su comoda oficina que le había instalado muy amablemente Henry en la mansión, para que ella estuviera cómoda. Daba gracias a Dios que cerca de la oficina había un baño, por si tenía que salir corriendo a vomitar, la ama de llaves le había preparado una infusión de manzanilla, menta, albahaca, hinojo y mejorana, gracias a esa infusión las náuseas fueron pasando y a sentirse mejor. Espero un rato y comenzó a hacer unas investigaciones en su computadora. Estaba tan concentrada y de repente escuchó un sonido que le pareció extraño ya que en ese sitio de la casa, por lo general no entraba nadie y Henry, no se encontraba en la casa a esa hora. Dio una vuelta y se quedó atenta para ver de dónde provenia el sonido y como no volvió a sonar, se levantó y salió de la oficina y cuando salió se encontró a la señora a la Señora Wilson, dándole tremendo susto. —¡Señora Wilson, que susto me a dado!. —Disculpeme, señora en ningún momento pensé en asustarla. El corazón de Jennifer, latia a mil por segundo, colocandose la mano en el pecho y recostandose a la puerta. —Por favor, señora cálmense. —¿Y me podría explicar que hace aquí? —Vine a ver si necesitaba algo y el Señor Smith, me pidió que me mantuviese cerca de usted, por si sentía mal o por si requería de algo. Jennifer, se sintió tranquila y relajada. Y no pudo evitar senirse feliz que aquel hombre se tomará tantas molestias y preocupaciones. En ese momento se recordó que estaba embarazada y se tocó el vientre, reaccionó y tantas atenciones, molestias y preocupaciones no eran por ella, era el bebé, ya que es lo más importante y valioso para Henry Smith. —No, voy a discutir las órdenes del Señor y no tengo ningún tipo de problema con que se quede. Pero le agradecería mucho que este quieta y si hacer ningún tipos de ruido. Favor que le voy a agradecer, me gusta trabajar en silencio. ¿De acuerdo.?. —Si, señora estoy de acuerdo. —Y si va a hacer algo, hágalo en silencio. Le dijo con una leve sonsisa, en forma de amabilidad. —Por supuesto Señora. Dijo la Señora Wilson, muy apenada por haberla asustado y distraído de su trabajo. Jennifer, dió media vuelta para dirigirse a su oficina. Se asomó al balcón, mientras terminaba de tomarse el té, observó el gran y cuidado jardín, allí estaban unos hombres trabajando, que eran responsable de tanta belleza, un verde césped, flores multicolores, de diferentes variedades, en verdad era una vista de sacada de un cuento de hadas. Era muy relante ver aquello hombre realizado sus labores con tanta dedicación y delicadeza. De repente se imaginó al niño paseando por el jardín con su Nana, ya que Henry tenía que buscar a alguien que cuidará del pequeño. ¿Pequeño?. Porque pensaba que sería un varoncito y no una niña. ¿Sería instinto maternal?. Le gustaría que fuera un niño, que se pareciera a Henry, que sacase esos ojos azules espectaculares, esa sonrisa cálida y dulce. Se acarició el vientre y entró e pánico. No tenía derecho a pensar en el bebé como suyo, no tenía derecho a dejarse llevar por ningún tipo de sentimientos hacia el bebé. Ella estaba consiente que había sido sólo una negociación. Ese bebé le pertenecía a Henry Smith, quien había pagado por su vientre. Para no pensar más sobre el bebé, ni sobre sus sentimientos, volvió a concentrarse en el trabajo. Gracias a Dios las náuseas ya se había controlado. A l día siguiente, tuvo que quedarse en la casa otra vez ya, por qué volvieron las náuseas mañaneras. Diciendose así. "Pronto pasará". Ya que tuvo que abandonar la carrera por los frecuentes vómitos. Intentó desayunar con Henry, para acompañarlo, pero a veces le resultaba un tanto difícil. Nuevamente salió corriendo para el baño. Cuando regresó encontró a Henry con cara de preocupación. —Por favor discúlpame. —¿Porque? —Se me a hecho costumbre arruinarte el desayuno —Claro que no. Te veo pálida. —Estoy bien, solo son los vómitos. Henry, le acaricio la mejilla y el cuerpo de Jennifer, reaccionó enseguida, sintiendo el calor en sus mejillas y temblor que le recorría todo el cuerpo, que le era difícil de controlar. Henry se dió cuenta y se alejó de ella Henry, también se emocionaba estar cerca de ella, no sabía todavía por qué estaba embarazada de su hijo o por qué esa mujer despertaba otro sentimiento en él. Lo único en lo que estaba claro que Jennife, lo excitaba de tal manera que para el también era difícil de controlar. El quería tocarle el vientre, estar ahí a su lado cada vez que ella se sintiera indispuesta, pero sabía que no podía hacerlo. Esto se estaba volviendo una tortura estar cerca de ella. Aquella manera inusual de tener un hijo le estaba afectando mentalmente y no estaba preparado para ello y por lo tanto necesitaba solucionar esa situación, ya faltaban siete meses para que él bebe naciera y no quería la relación de amistad que mantenía con Jennifer se rompiera. —Me voy para la oficina—intentaré volver temprano. Jennifer, lo miró. —Por mi no te preocupes. —Me preocupo por ambos. Jennife, se sintió nuevamente protejida. —Me siento mejor sabiendo que estoy cerca de ustedes. —Pero, no veo por qué. Si tienes un personal cuidándome todo el día. Henry sonrió con vergüenza. —Te lo han dicho. ¿Cierto?. —Y gracias a Dios, que me lo dijeron, me imaginaba que habían fantasmas en la casa, que me perseguían por todas partes. Y ambos se hecharon a reír......
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