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No me doy cuenta en que momento me quedo dormida, pero al despertar ya es de noche y las personas junto a mí ya no están. Inmediatamente, me fijo si aún se encuentra mi caja y sus tesoros. Gracias al cielo todo está en orden, pero debo tener cuidado la próxima vez, no todas las personas son honradas, en prisión conocí algunos cuantos que tienen merecido su castigo. —¿No piensas bajar?—me dice el mismo joven que insinuó que robe mi moneda. —Si—digo un tanto avergonzada, aunque no es de extrañarse, no he comido nada, así que mi cuerpo se encuentra débil, así que me levanto y salgo del carruaje —No deberías quedarte dormida en un carruaje de paso, he escuchado algunas historias donde les cortan el cuello a los despistados solo para robarles. —No estaba durmiendo—miento solo para no darle