—Aún no he terminado mi reunión. Así que, ¡volved, queridos! Iré a casa inmediatamente cuando salga del trabajo, ¿de acuerdo?
—¡Mami, a Bruce y a mí nos preocupa que te acosen! Nos quedaremos para protegerte. —Alex se metió las manos en los bolsillos.
Cuando Julianna escuchó esto, no pudo evitar sonreír. —¡Gracias, cariñitos!
—¡Pero ahora estoy en una reunión! ¡Si te quedas aquí, me distraeré!
—Entonces... Mami, puedes ir a la reunión, ¡te esperaremos aquí! Cuidaré bien de Bruce. No causaremos problemas. —Aunque Alex solo tenía tres años, era inteligente.
—No te preocupes, mamá. No correremos por ahí. —Bruce era ingenioso. Leía bien las expresiones de la gente. Su personalidad era completamente diferente a la de su hermano.
Cuando los dos niños estaban jugando con sus teléfonos, ¡vieron a mucha gente atacando a Julianna en Internet!
Estaban preocupados. Así que vinieron a proteger a Julianna. También querían ver quién estaba acosando a Julianna.
—Nadie me intimida. Soy una súper mujer. —Julianna sonrió mientras consolaba a los niños, no quería dejarles malos recuerdos.
Las madres eran todas fuertes.
Por el bien de sus tres hijos, tenía que ser fuerte.
Glenn sonrió suavemente y le dio unas palmaditas en el hombro a Julianna. —¡Julie, no te preocupes! ¡Yo me quedaré aquí y los vigilaré!
—¡Entonces... de acuerdo! Gracias.
—Ni lo menciones. Puedes ir a hacer tus cosas. Si necesitas ayuda, dímelo.
—¡De acuerdo!
Con Glenn animándola, Julianna se sintió un poco más segura.
Edwin se hizo a un lado y observó, sintiéndose engañado.
Julianna se acostó con él durante dos años sin quedarse embarazada. Sin embargo, justo después de divorciarse, dio a luz a dos bastardos.
La gente podría pensar que era malo en la cama.
—¡Se acabaron los diez minutos! ¿Todavía vas a volver a la reunión?
—¡Esto es una empresa, no un parque de atracciones! Si quieres engatusar a los niños, hazlo en casa. —dijo Edwin fría y agriamente.
Después de eso, se adelantó con sus largas piernas y cargó por en medio de Glenn y Julianna ¡sin ninguna gracia!
Edwin pensó «Julianna, si te atreves a ponerme los cuernos, haré que te arrepientas».
¡Y estos dos bastardos también!
¡Aunque se hubieran divorciado hace mucho tiempo!
Aún sentía una fuerte posesividad hacia Julianna.
Julianna se tambaleó. Sus tacones altos cayeron a un lado y ella casi se cae.
Glenn llegó a tiempo y la levantó.
Edwin se puso aún más furioso al ver aquello.
Pensó, ¡perras! ¿Cómo os atrevéis a hacer esto delante de mí?
¡Muy bien! ¡Muy bien!
¡Esperad a morir! ¡Todos vosotros!
—Julie, ¿estás bien?
—Mamá, ¿estás bien? —Alex y Bruce corrieron apresuradamente hacia allí.
Bruce se puso en cuclillas con cuidado y frotó el tobillo de Julianna con sus manitas regordetas.
—¡Estoy bien!
—No te habrás torcido el tobillo, ¿verdad? —Glenn puso su mano en la cintura de Julianna y se agachó para comprobarlo.
—¡No! —Después de que Julianna se estabilizara, miró a Edwin.
—¿Qué estás mirando? Pasa. Mi tiempo es muy valioso. No tengo tiempo para discutir contigo.
Cuando Alex vio esto, se puso furioso al instante. Se puso las manos en la cintura y gritó ferozmente
—¡Alto!
Edwin enarcó una ceja y miró al pequeño que tenía delante.
Alex levantó la cabeza y señaló la nariz de Edwin con rabia. —¡Discúlpate con mi mami!
Edwin no pudo evitar una mueca de desprecio al oír esto.
Nadie en Filadelfia se atrevió a pedirle que se disculpara.
Sin embargo, no iba a discutir con un niño.
—¡Chico malo! ¿Cómo te atreves a intimidar a mi mami? No te dejaré escapar. —La carita de Alex enrojeció mientras perseguía a Edwin.
—¡Pequeño bastardo, piérdete!
—¿Bastardos? ¿Nos estás llamando bastardos?
El rostro de Edwin se ensombreció al oír eso. —¡Julianna, cuida de tu hijo!
—¡No me enfadaré con los niños, pero tú eres un adulto!
Julianna rápidamente tiró de Alex en sus brazos. —Alex, sé un buen chico. ¡Estoy bien! ¡Vuelve con Bruce ahora!
—¡Alex, no le causes problemas a mamá! Volvamos al hotel. —Bruce puso los ojos en blanco, tiró de su hermano y le susurró algo al oído.
Cuando Alex oyó esto, su carita se calmó. Le gritó a Edwin
—¡Chico malo, espera!
—¡Mami, volveremos!
—¡Vale, ten cuidado!
—Los enviaré de vuelta. ¡Llámame si necesitas algo!
Julianna asintió. —Gracias.
—¡Alex, Bruce, vámonos! ¡Di adiós a mamá!
—¡Adiós, mamá!
—¡Adiós, bomboncitos!
Glenn sonrió, sosteniendo a un niño en cada mano mientras caminaba hacia el ascensor.
—¡Continúa la reunión!
Edwin y Julianna entraron uno tras otro en la sala de reuniones.
Edwin levantó las cejas con una mirada despreocupada, —Julianna, ¿Lo has considerado? ¿Te atreves a firmar este acuerdo de juego?