Atardecía después de que la familia Reece hiciera un arreglo para Carsen.
Julianna siguió a la multitud fuera del hospital.
—¿Dónde vives? Deja que mi chófer te lleve a casa. —Edwin sentía la garganta seca. Edwin habló con Julianna por primera vez hoy.
—Gracias, pero no. Tengo un coche aquí. —Julianna sonrió amablemente y agitó la llave del coche en su mano.
Julianna se mostró indiferente y educada, como si Edwin fuera un extraño para ella.
Katelyn puso mala cara porque Edwin habló primero con Julianna. Katelyn sostuvo deliberadamente a Edwin por el brazo íntimamente. —Julie, ¿por qué no vienes a casa? Si es así, podemos cuidar de ti...
—Es más conveniente para mí quedarme en un hotel. Adiós. —Julianna agitó educadamente la mano y se dirigió directamente al aparcamiento subterráneo del hospital.
Al cabo de un rato, un Bentley plateado salió del aparcamiento y se alejó rugiendo.
—Parece que a Julie le va bien. Sigue llevando una buena vida sin nuestra ayuda.
Edwin no respondió a Katelyn.
Pasaron cuatro años, pero Edwin aún no se había casado con Katelyn. Edwin descubrió que había tenido choques de personalidad con Katelyn en los últimos años.
Edwin no había roto con Katelyn por culpa de sus familias. La familia Reece era rica, pero solo era una patata pequeña en comparación con la familia Keaton. Sin embargo, la generación más antigua de las dos familias estaba muy unida. Por lo tanto, la familia Keaton había estado cuidando de la familia Reece.
Había otra razón. Hace diez años, Edwin se ahogó a causa de un calambre cuando nadaba. Fue Katelyn quien le salvó. Desde entonces, Edwin juró amar y proteger a Katelyn el resto de su vida.
—¡Julie es capaz desde pequeña! Es inteligente, ¡y muchos hombres la adoran! Mira, ella conduce un coche de lujo y lleva ropa fina después de años de desaparición. Debe de haberse buscado un hombre rico.
—Kate es muy diferente de Julie. Kate es estúpida e inocente. ¡Creo que ella contará el dinero para aquellos que la vendan! —Shayla sonaba como alabando a Julianna, pero la calumniaba.
—Mamá, ¿de qué estás hablando?
—Mamá quiere que aprendas de Julie. Mira, ¡qué capaz es Julie! Sabe cuidar de sí misma, esté donde esté. ¡Es raro ver a una chica tan inteligente como ella!
La cara de Edwin se ensombreció. —Señora Reece, Katelyn, tengo que irme ahora. Tengo una reunión importante esta noche.
—¡Ah, vale, cuidado en la carretera! —Shayla tenía una sonrisa aduladora en la cara. Temía ofender a su futuro yerno.
Edwin no dijo nada, se dio la vuelta y subió a su coche.
Cuando Edwin se marchó, Katelyn dio un fuerte pisotón. —Mamá, todo es culpa tuya. ¿Cómo pudiste enviar a Julianna, esa zorra, a la cama de Edwin hace seis años?
—¡Mira, Edwin no habla más de nuestro matrimonio!
—Julianna, esa zorra, ha vuelto. ¿Qué debemos hacer?
Shayla apretó los dientes con odio. Sintió una punzada de arrepentimiento cuando Katelyn mencionó su error.
Hace seis años, Shayla tenía un plan perfecto.
Por aquel entonces, Shayla drogó a Julianna y la envió a la habitación de Edwin. Shayla pensó que Edwin debía estar demasiado borracho para hacer nada.
Entonces, Shayla convocó a un numeroso grupo de paparazzi para urdir la historia de que Julianna había seducido a su futuro cuñado. Shayla quería arruinar a Julianna y hacerle perder el derecho a la herencia de este escándalo.
Sin embargo, Shayla empeoró las cosas al final.
Edwin tuvo sexo con Julianna.
Lo que ocurrió después estuvo fuera de control.
Bajo la presión de Carsen y Melina, Edwin se casó con Julianna.
—¡Lo hice por ti! ¡Deberías culpar a tu abuelo que era parcial con esa perra!
—Ahora que está muerto, ¡a ver quién defiende a esa zorrita!
—Mamá... —Katelyn seguía preocupada.
Aunque Edwin se había portado bien con Katelyn en los últimos años, ¡a Katelyn no le extrañaba la frialdad de sus ojos!
Katelyn descubrió que Edwin rara vez sonreía después de divorciarse de Julianna.
En los últimos años, Edwin se volvió adicto al trabajo. A veces, Edwin y Katelyn podían verse una vez cada dos o tres meses.
—¡No te preocupes! ¡Julianna es tan estúpida como su madre! No te pelees con ella ahora. Vamos a convencerla de renunciar a los derechos de herencia en primer lugar ...
Habían pasado diez días.
¡Era el funeral de Carsen!
Aparte de Julianna, el resto de la familia Reece había llegado al cementerio. Además, todos los famosos de Filadelfia asistieron también al funeral.
Había periodistas fuera del cementerio.
Carsen había sido una celebridad influyente en Filadelfia, por lo que su funeral atrajo mucha atención del público.
—¡Oí que el Señor Reece había dejado testamento y había hecho a su nieta mayor heredera de la familia Reece!
—¡Esa chica es increíble! Hace seis años, se lio con su futuro cuñado, sustituyó a su hermana pequeña y se casó con la familia Keaton. Ahora, está a cargo del Grupo Reece. ¡Qué intrigante!
—¿Y qué? ¿No la echó la familia Keaton? ¡Esa clase de mujer es repugnante!
Estos murmullos entre la multitud agradaron a Shayla, pero aun así dijo con pena en el rostro
—Silencio todo el mundo, por favor. En primer lugar, me gustaría darles las gracias por asistir a este funeral...
Un reportero preguntó
—Perdone, señora Reece, se rumorea que Julianna se hará cargo del Grupo Reece y se convertirá en su nueva directora general. ¿Es cierto?
Shayla hizo una pausa. —Hoy es un día triste. No es apropiado que responda a esta pregunta aquí.
—Sin embargo, ¡el Grupo Reece es una gran empresa! Nadie puede tomar una decisión al respecto por sí solo. ¡Tendremos una reunión para elegir al director ejecutivo más adecuado más adelante!
—Hoy es un día importante para la familia Reece. ¿Por qué no está Julianna aquí?
—Bueno, no puedo responder a esta pregunta por ella...
En ese momento, hubo una conmoción fuera del cementerio.
Un Rolls-Royce Extended y una comitiva de Benz entraron lentamente en el cementerio.
—¡Ninguna! ¡Parece la matrícula del Señor Hodson! —Los periodistas se emocionaron y corrieron hacia el Rolls-Royce.
Era cierto que el Rolls-Royce con matrícula NONE pertenecía a Glenn Hodson. El número de matrícula significaba que “es el único”.
Había dos príncipes azules muy famosos en Filadelfia, y eran Edwin y Glenn.
Glenn era el segundo hijo de un magnate de la industria del juego. Al mismo tiempo, era presidente de Star Media, y varias de las nuevas estrellas del mundo del espectáculo eran artistas suyos.
A diferencia de Edwin, que mantenía un perfil bajo, Glenn tenía un perfil bastante alto.
La puerta del Rolls-Royce estaba abierta y Glenn salió primero del coche.
—¡Vaya! ¡Señor Hodson! —Los periodistas se arremolinaron como moscas que huelen sangre.
Junto al coche, Glenn ayudó a salir a una mujer con traje n***o y gafas de sol negras.
—¿Esta mujer? ¡Se parece a Julianna!
—¡Cielos! ¿Por qué está el Señor Hodson con una mujer como ella?
Cuando la multitud estaba en estado de shock, dos chicos gu' con trajes negros salieron del coche uno tras otro.
Ambos niños parecían tener unos tres o cuatro años.
La aparición de estos chicos causó revuelo entre la multitud.