La poderosa aura de Edwin hizo callar de inmediato a todo el recinto. —¡Cielos! —¿Es el Señor Keaton? —¡Vaya! Creo que es el Señor Keaton. —Vaya, el Señor Keaton también está aquí. Qué suerte tengo hoy. No esperaba verle. —Así es. Vaya, no esperaba que el Señor Keaton fuera tan guapo. Varias famosas no pudieron evitar aclamar, encaprichadas. Edwin nunca había participado en ese tipo de reuniones. Por lo tanto, las personas de la alta sociedad no tenían ninguna oportunidad de acercarse a él. Ahora, Edwin apareció aquí. En un instante, todas las famnosas cambiaron sus objetivos. Todos estaban ansiosos por acercarse a Edwin. —Déjenlo quieto. El Señor Keaton ya está comprometido. —No hay por qué preocuparse. Muchos hombres son infieles. —Así es, por no hablar de comprometerse, aunq