Cuando Julianna oyó esto, su cara se puso aún más pálida, y sintió como si toda la sangre de su cuerpo se precipitara hacia su cabeza. Estaba bien que otros la criticaran, pero ni su propio padre la creía... Desde que era joven, se había esforzado por estudiar y había dado lo mejor de sí misma en todos los aspectos solo para obtener los elogios de su padre. Sin embargo, por mucho que se esforzara, su padre siempre se había mostrado frío e indiferente hacia ella. Nunca la había alabado, y mucho menos le había dado amor paternal... Ahora que lo había pensado bien, ni quería ganarse el favor de nadie ni esperaba que nadie la quisiera. —Papá, no he estado con Edwin. No sabía que habían roto. Julianna también estaba llena de ira. En los últimos dos días, Edwin estuvo a punto de matarla y