Julianna luchó desesperadamente por resistirse. Por desgracia, su resistencia la puso en un peligro aún mayor. —Edwin... No hagas eso... Suéltame... Edwin la besó con fiereza. Su beso estaba lleno de agresividad y sentido de la conquista. La camisa de Julianna estaba destrozada... Ella estaba en un gran pánico... Edwin era tan desagradable que nunca había sido amable con ella. Cuando no se habían divorciado, era tan brutal. Cuanto más no podía soportarlo Julianna, más lo deseaba Edwin. —Suéltame... —Julianna no pudo soltarse y solo pudo morderle con fuerza. Un espeso olor a sangre le llenó la boca. Sin embargo, esto enfureció aún más a Edwin. El cuello de Julianna se puso n***o y azul al instante. No pudo evitar llorar y golpear impotente a Edwin. Odiaba a ese hombre desagradable.