Capitulo 68

834 Words
—¿Qué ocurre?—pregunta Liam acercándose con los dos chicos que miraban hacia un pasillo—¿Bill?—preguntaba de nuevo el menor —Landon, ¿puedes decirnos que ocurre?—pregunta ahora Avan, ahora los cuatro chicos miran hacia el pasillo “Por favor, se requiere más apoyo en el quirófano, se está saliendo de control con la paciente, se requiere más apoyo médico, la estamos perdiendo” De nuevo aquella voz hacía mención a los médicos que pasaban corriendo, Bill retrocedió, se recargó en la pared y se dejó caer y comenzó a llorar —Bill, por favor......—el hermano menor se acercó a él —Liam...... tengo miedo de perderla, no quiero que se vaya—el chico se arrodilló a él y lo abrazo —No......no pasará nada de eso, de seguro no es ella, solo esperemos a que los médicos nos den noticias—ahora lo tocaba del rostro y lo miraba a los ojos —Pero es que......es que siento Liam, siento que es ella, temo en perderla y a mi pandita—el ojiverde hacía puchero Los cuatro jóvenes estaban ahora sentados, lamentándose lo que ocurrió hace unos minutos. Llegaron los demás, el padre de Dania sintió un enorme nudo en la garganta, abrazo a su yerno y ambos comenzaban a sollozar. Pasaron el resto de la tarde en el hospital, por fin el médico salió a la sala con un mal semblante —¿Familiares de la señorita Dania Speitzer?—pregunta con unos papeles en la mano, los hombres se acercaron a al médico —Soy su esposo—dijo con nostalgia el ojiverde —Su esposa sufrió mucha pérdida de sangre—Landon colocó su brazo en los hombros de Bill —Pero, ¿ya está bien?—pregunta Bill —Bueno, ella ya está fuera de peligro, se le hará un trasplante de sangre—el señor Speitzer se acercó más —Si se requiere, pueden contar conmigo—el médico asintió —Y ¿mi bebé?—pregunta el ojiverde con temblor en su voz —El impacto de bala en el vientre hirió al bebé, no pudo sobrevivir—bajo la mirada el médico—Lo siento mucho—dijo para retirarse y dejar a los presentes en shock, Bill comenzó a gritar y a llorar, los demás se contenían pero era inevitable —No.....no porque a mí, no......mi hijo.....—decía entre lamentos Bill —Llora hijo, desahógate—su padre lo abrazaba y ambos lloraban —Se fue papá......se fue pandita—decía Bill con dolor en su garganta —Él estará mejor hijo, tranquilo—acariciaba su espalda con ternura Los siete hombres presentes estaban tristes, pero solo el ojiverde se encontraba destrozado, no perdió a su esposa, pero a su bebé sí, el cual ansiaban con muchas ganas y que solo faltaban unos meses para conocerlo, ahora ya todo se acabó. El ojiverde temía el decirle a su esposa lo ocurrido, encontraba la mejor forma de hacerlo, el médico de nuevo se acercó a él y le dio más información Dania dormía en una cama cómoda, se sentía algo hueca, su vientre ya no estaba tan abultado a como lo tenía, despertó con pesadez, dirigió rápido su mirada al vientre y miro que ya no había bulto, en ese instante su esposo entró a la habitación, Dania de inmediato estiró su mano para que este la tomara, Bill tomó su mano y beso sus nudillos, haciendo estremecerla solo como él lo sabe —Hola mi amor—dijo el ojiverde besando ahora su mejilla y labios—Mi cielo, tenía tanto miedo de perderte—tomo su mano y la entrelazo contra la suya—Dime amor.... ¿quién te hizo esto?—la chica había borro su sonrisa y desvío la mirada—¿Nena? ¿Dime que paso?—este le hablaba serio —No quiero.....no quiero hablar de eso Bill—ella cerro los ojos—Mi bebé...... que paso con pandita, ¿cómo está él?—ella ahora lo miro este cerro los ojos y apretó la mandíbula —Nena, quiero que seas fuerte con esto, ¿si?—él besaba de nuevo sus manos, las posaba en su frente —¿Qué paso? ¿Él salió bien?—dijo angustiada —Pandita......murió Dania—unas lágrimas traicioneras salieron —¿Qué? No.....no Bill él esta..... yo sentí—ella comenzó a llorar y Bill se aguantaba —Lo siento mucho mi amor, de verdad me duele mucho, decírtelo, me duele mucho—ambos se unieron en un llanto profundo —¿Por qué Bill?, porque me quitan a mi niño—este se acercó a su rostro y secaba sus lágrimas y beso sus labios —No todo está perdido amor—esta abrió más sus ojos —¿A qué te refieres?—preguntaba confundida  —Hay un bebé más—ambos se conectaron en una mirada
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