Eros contemplaba con atención el impresionante sol que se alzaba poco a poco en el horizonte.
Aún no comprendía del todo cómo fué que terminó en aquel lugubre lugar en el que ahora se hallaba, le resultó curioso que hace menos de unas horas estaba bebiendo con Josna y Adrihel, y ahora se encontraba sólo y deprimido.
A pesar de que su hermano y primo lo trataban bien, éstos no podían evitar tratarle cómo si fuese un niño pequeño.
Aún a pesar de que ya tenía diecisiete años.
De repente, escuchó cerca de él, la voz de Adrihel.
- Eros... ¡EROS!.
Gritó su primo.
- Debe de estár por aquí, estoy seguro.
Dijo Josna.
Eros alzó la vista y pudo ver la coronilla de Adrihel.
- Estoy aquí.
Les dijo elevando un poco la voz.
- ¿Que haces?.
Le preguntó Josna.
- Nada... sólo vine a pensar.
Les respondió con aire taciturno.
Josna miró a Eros con ternura y decidió sentarse a su lado.
- ¿Pero es que no te estás divirtiendo?...
Le preguntó el joven.
- No es eso, lo que sucede es que me dieron ganas de estar sólo.
Le respondió.
- ¿Extrañas a Ayra?.
Le preguntó Adrihel.
Eros miró a los jóvenes con aprehensión.
- Sí. Llevo mucho tiempo sin verla, desde que la enviaron con la septona a ella y a Stanya, casi no he podido hablar con mi hermana. También extraño a Hellen.
Adrihel desvió la mirada al escuchar el nombre de Hellen.
Josna se percató de la reacción del joven, pero no dijo nada.
- Mañana cumplo veinticinco, nuestro padre organizó una fiesta, ahí podremos verlas.
Les dijo Josna sonriendo.
- No es lo mismo, en verdad extraño mucho a mis hermanas.
Le respondió Eros muy apesadumbrado.
- Pues dile a mi tío que quieres irte a vivir a Estes, que ya no quieres vivir en Baalos. No creo que se oponga.
Le aconsejó Adrihel.
Eros se levantó y se quedó muy quieto, pensando. Por un lado extrañaba muchísimo a sus hermanas, pero por otro lado el quería estar con Josna y con Adrihel.
Entonces comenzó a dar vueltas en círculos, mientras los dos jóvenes lo miraban confundidos.
- ¿Y si ustedes se vienen a Estes conmigo?.
Les preguntó Eros.
Josna y Adrihel se miraron mutuamente sopesando la idea de Eros.
Ambos amaban mucho al joven, de hecho entre ellos se sentían hermanos y habían asumido por auto imposición los roles de hermanos mayores de Eros, por qué en realidad eso eran. Adrihel no miraba a Eros, y Josna como sus primos, si no como sus hermanos... también a Ayra y a Stanya, pero a Hellen, no podía ni quería verla como hermana. Él tenía otro interés en ella, pero lo mantenía en secreto.
- Está bien.
Dijo Adrihel.
- Por mí igual.
Respondió Josna.
- Muchas gracias.
Les dijo Eros sonriendo.
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- Ya te dije que sería mejor si enviamos todo el oro por la ruta de Alcar.
Dijo Fenhir mientras marcaba un camino en un mapa a unos cuantos metros de Cal.
Fenhir ahora tenía cuarenta y siete años, pero se veía increíblemente joven, más maduro obviamente pero muy atractivo, la edad le había caído de maravilla. Al igual que Stavros quién se encontraba sentado en el trono de Cal.
Y hablando de Cal, éste lucía exactamente igual que cuando tenía veintiuno, solo que ahora, de nuevo tenía la cabellera hasta la cintura, peinada en una complicada y sofisticada trenza en media coleta.
Lucía radiante, inhumanamente hermoso y altivo, su andar se había vuelto pausado y etéreo. Siempre con la espalda recta y los hombros bien cuadrados alineados con la columna, dándole así un aspecto increíblemente elegante.
- Entonces haz lo que quieras, Fen.
Contestó molesto, pero muy reservado.
Fenhir alzó la vista y contempló los hermosos ojos de su hermano.
- ¿Estás enojado?.
Le preguntó Fen.
Cal se limitó a encogerse de hombros.
- ¿Desde cuándo eres tan complaciente?.
Le preguntó Stavros lanzandole una uva que fué a darle en el pecho y rebotó cayendo al suelo.
Cal miró a Stavros entrecerrando los ojos.
- La próxima vez que me lances comida, ¿Podrías por favor hacerlo directamente a mi boca?. Sabes bien lo que pienso respecto sobre desperdiciar alimentos.
Le espetó Cal.
- Uy Sí... perdón.
Dijo Stav.
- Cal... ¿Podrías si quiera considerar la posibilidad de aceptar mi propuesta?.
Le pidió Fenhir quién caminó hasta él y le puso una mano en cada hombro.
Cal observó a Fenhir y por unos segundos vió a su padre. Su hermano cada vez lucía más idéntico a Karlf.
- Está bien... lo que no quiero es pedirle permiso de usar ésa maldita ruta a los Nashor... hace años que no nos dirigen la palabra y no nos dejan ver a mi sobrino.
Le dijo Calisto.
Fen entonces comprendió que era lo que tenía a su hermano así.
- Pues si, tienes razón... pero ya no tardan en hablarnos, Karlf ya está en edad de ascender a la corona.
Le respondió Fen.
- Pues será mejor que así sea, si me siguen escondiendo y negando a mi sobrino, no les daré nada. Además, quiero dejarle muy en claro a los Nashor que quién gobernará Medraz es un Helihanis, no un Nashor. Y tampoco quiero que olviden que Medraz tiene pacto jurado con Fallhan, al igual que Baalos, Tarkka, Estes, Kyrian, Vraviria, Evilhell, Fhuria, Molarian y los otros países, Medraz no será la excepción... no podrán independizarse totalmente de nosotros, y menos teniendo en cuenta de lo que tuvimos que hacer para poder recuperarla.
Señaló Cal.
Stavros asintió a favor, mientras Fenhir sólo se limitó a sonreír.
- Ojalá todo fuese así de sencillo Cal...
Dijo Fen.
- ¿De qué hablas?.
Le preguntó.
- Pues, que queramos o no, Karlf será el Rey de Medraz, y no podemos obligarlo a hacer lo que nosotros queramos que haga. Si él decide independizarse tendremos que aceptar sus deseos...
- No.
Replicó Cal tajantemente interrumpiendo a Fen abruptamente.
Su hermano lo miró muy serio.
- Cal...
- Te he dicho que no... y no hay nada ni nadie que pueda hacerme cambiar de opinión, y tampoco existe nadie que pueda llevarme la contra... ¡NADIE!.
Dijo Cal.
Fenhir frunció el ceño.
- Dijo el dictador...
Señaló Fen en voz baja.
Calisto le lanzó una mirada furibunda.
- ¿Dictador?... ¿Recuerdas a Altair? ¿Por casualidad te suenan los nombres de Mitteran, Darío, Gridmur, Simeon, Wallace, Kilaz y Cassiel? Por qué la lista es larga...
Dijo Cal con voz grave.
Fenhir hizo una mueca al recordar a sus amigos.
- Yo estoy con Cal, lo siento mucho cuñado, pero tú hermano tiene razón. Perdimos mucho la última vez y no quiero que por culpa de un niño probablemente controlado por su madre y ese maldito consejero que tienen, todas la muertes que hemos tenido hayan sido en vano.
Reconoció Stavros.
En éso apareció Clint.
- Uy... que vibra más extraña hay aquí... ¿Notan ese ambiente de a ver quién la tiene más grande?...
Preguntó éste mientras se servía una copa de vino.
Fenhir suspiró frustrado y se acercó al jóven rubio.
- Clint, ¿Podrías al menos intentar hacer entrar en razón a tu esposo?.
Le pidió Fenhir.
- Técnicamente no es mi esposo, su esposo es Wang Zhan... pero sí. Cal, mi amor... ¿Podrías por favor entrar en razón?.
Pidió éste con dulzura.
Fenhir puso los ojos en blanco mientras Stavros lanzó una carcajada.
- Eres un pendejo Clint.
Le dijo Fenhir.
- A ver... no entiendo para que pelean, todavía ni sabemos cómo es realmente ése muchacho. Además vengo a darles una noticia, Eros, Adrihel y Josna se van a ir a vivir a Estes. Según me dijo Azazel, Eros ya no soporta estar sin su hermana adorada.
Les dijo Clint.
Cal y Fen se miraron.
- Eros está comprometido con Stanya, ¿Creen que sea buena idea que ahora pasen tiempo juntos? Lo digo porque no puedo evitar recordar a Irithel y a Cal...
Dijo Stavros algo nervioso.
Clint ahogó una risita.
- Eros no es un depravado como yo. De hecho es muy tímido, no creo que vaya a querer ir a desvirgar a tu hija inmediatamente. Lo que me preocupa mucho es que Ayra vaya a ver a Josna.
Dijo Cal, mientras Fen y Stav asentían, ya les habían informado del futuro de ambos jóvenes.
- De hecho, hay dos compromisos Cal, Adrihel me ha pedido que te pida la mano de Hellen. Mi hijo está interesado en tu hija.
Le dijo Fenhir de repente.
Cal asintió.
- Ya sabes mi respuesta, si Hellen acepta con mucho gusto. Al Igual que Stanya ella también tiene derecho de aceptar casarse o no. Dile a Adrihel que cuenta con mi bendición y apoyo, pero a la que le tiene que preguntar es a mi hija. No a mí.
Respondió Cal.
- Me resulta curioso cuando dices “mis hijos” y estos lucen de tu misma edad, literalmente pareces su hermano.
Le dijo Stavros.
Cal se limitó a sonreír.
- Da igual, yo soy el padre de esos cuatro y éso es todo lo que importa.
Señaló Cal.
- Tus hijos quieren hablar contigo ahora.
Le dijo Azazel quién se acababa de aparecer detrás de Fenhir, ocasionando que éste saltara de susto.
Cal asintió.
Azazel desapareció y después de unos segundos reapareció con los tres jóvenes.
Josna y Eros al verlo corrieron a abrazarlo con fuerza mientras Adrihel fué con Fenhir.
- Papá, queríamos verte... te extrañamos mucho.
Le dijo Josna quien parecía reacio a soltarlo.
- Yo también los extraño mucho mis niñ*s.
Les dijo Cal quién les besaba las frentes.
- Papá, queríamos pedirte permiso para irnos a Estes.
Le dijo Josna.
Calisto miró a ambos jóvenes y asintió.
- Sí, Clint me ha dicho sus planes.
Les respondió.
Josna se giró hacia Clint y fué a darle un fuerte abrazo.
- Hola papá.
Le dijo el joven.
Eros fué e hizo lo mismo.
Clint los abrazó con fuerza.
- Hola chicos, los extrañé mucho estos días...
Les respondió.
Josna se giró hacia Cal y lo miró fijamente.
- Papá, entonces... ¿No hay problema si nos vamos hoy mismo?.
Le preguntó.
Cal lo meditó unos segundos y luego negó.
- Pero llevense a Satska con ustedes.
Les ordenó.
Los tres jóvenes se miraron entre sí y luego de unos segundos asintieron.
Stavros sonrió satisfecho al saber que los jóvenes aceptaban la compañía de Satska, su hijo menor de catorce años.
Fenhir se giró hacia Cal y le hizo una seña.
- Ah... sí, también se llevarán a Faris.
Les dijo Cal.
- Papá, no podemos ser niñeras todo el tiempo.
Le dijo Adrihel a Fenhir.
- Faris y Satska irán con ustedes y se acabó.
Sentenció Cal.
Faris era el hijo menor de Fenhir, a quién tuvo con Vritka.
Adrihel suspiró y luego asintió.
- De acuerdo, dejen que vayamos por aquellos dos y nos iremos hoy mismo.
Dijo Josna con aprehensión.
Los tres jóvenes salieron del lugar y tanto Cal cómo los demás comenzaron a reír.
- Con aquellos dos, ésos tres estarán muy ocupados cómo para andar de fornicadores.
Apuntó Cal alegremente.
Fenhir soltó una carcajada.
- Azazel, ¿Te puedo pedir un favor?.
Le pidió Cal.
- Sabes bien que sí. ¿En qué te puedo ayudar?.
Le preguntó Azazel.
- ¿Podrías intentar ir a hablar con los Nashor?.
Le preguntó.
Azazel hizo una mueca se incertidumbre y asintió.
- Sí... ¿Y que quieres que les diga?.
- Lo mismo que la última vez que fuiste.
Le respondió Calisto.
Azazel asintió y desapareció.
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- Condesa, de nuevo a venido el ángel Azazel buscando a su majestad Karlf.
Dijo un soldado.
Jenna Nashor asintió y se encaminó hacia el vestíbulo, y entonces lo vió, parado en medio del lugar, ella le dedicó una mirada llena de soberbia.
- ¿Que quieres?.
Le preguntó una vez se hubo encontrado con él.
Azazel observó a Jenna unos instantes y luego se aclaró la garganta.
- Condesa Nashor, me han enviado los reyes de Fallhan, Baalos y Tarkka. Demandan la presencia del principe Karlf en Estes.
Dijo Azazel sonriendo incomodamente.
Jenna apretó los labios haciendo una fina línea.
- Mi hijo no se encuentra bien de salud, diles a tus amigos que mi hijo está indispuesto, pero cuando se encuentre mejor él será quién solicite dicho encuentro. Mientras tanto te pido de favor que no vuelvas por aquí.
Le contestó ella de manera cortante.
Azazel la miró con acritud.
- Si el joven príncipe se encuentra enfermo, yo o los arcángeles podríamos...
- No. De ustedes no queremos nada, ni siquiera fueron capaces de cuidar a Altair, el pobre terminó aplastado y ni siquiera tuvimos un cuerpo al cual sepultar. No quiero nada de ustedes y mi hijo tampoco.
Le respondió ella evidentemente furiosa.
Azazel asintió lentamente.
- Condesa, sólo le recuerdo que si esperan que Karlf ascienda al trono de Medraz, primero debe hablar con Calisto.
Le recordó él.
Jenna apretó los puños.
- Es precisamente por Calisto que no quiero que mi hijo viaje hasta allá.
- Pues no están en posición de evitar a Cal. Les guste o no él es el Rey más poderoso del mundo... y el rey de todos los reyes existentes, Calisto me pidió que te dijera: Jenna Nashor, si no me dejas ver a mi sobrino, iré yo mismo y lo sacaré de dónde lo tengas a la fuerza y no me importa en lo absoluto si tengo que irrumpir en tu castillo de manera bruta, las cosas se hacen cuando yo digo. Espero a Karlf el día 13 de Agosto.
Y luego desapareció, dejándola con la palabra en la boca.