Dos semanas después el decano estaba llamando a Abbie a su oficina. La secretaria ya la esperaba por lo que al llegar la hizo pasar directo hacia la oficina. — Buen día — saludó Abbie desde la entrada. — Señorita Hamilton pase y tome asiento por favor — hizo lo que el decano dijo. — ¿Estoy en problemas? — preguntó una vez tomo asiento. — Lastimosamente si señorita Hamilton, sus notas han bajado mucho, está es una universidad de prestigio y quiénes no obtengan una buena calificación en el primer semestre no merece seguir en esta universidad. Así que tiene dos opciones, se retira desde ya de la universidad para que no pierda más el tiempo o estudia el doble para demostrar que sí merece hacer parte de nuestra universidad. Abbie chasqueo la lengua con enojo, eso sí que no. — Me pon