Narra Jared Cuando Casandra me mira así, sé que no puedo resistirme más. Aunque no estuviera tan deslumbrante con el atuendo que le compré, no hay forma de que podamos resistirnos más a esto. Y ahora he perdido toda la razón. Así que las razones que había formulado para no hacerlo y para consolidar la regla de la espera se han evaporado. En lo único que puedo pensar es en deslizar mi pene dentro de su dulce coño hasta que se retuerza y grite mi nombre. Quiero que ese rubor inunde sus suaves mejillas justo antes de inclinarla frente a mí y embestirla por detrás, tirando de sus caderas hacia atrás sobre mi polla mientras se empala en mí y empapa mi dura y abrasadora v***a con sus jugos. Sigo pensando en los mismos pensamientos sucios mientras ella se levanta de un salto y corre de repen