Fruncí mi ceño al verlo sentado en la orilla de la cama, mi pijama se encontraba en el suelo y mis bragas en sus manos. —¿Qué haces en mi habitación? —Pregunté, mis palabras saliendo con un tono de sorpresa y desconcierto en cuanto salí del cuarto de baño. Darko levantó la mirada hacia mí, sus ojos azules brillando con una intensidad que me dejó momentáneamente sin aliento. Mis pasos se desaceleraron, pero seguí avanzando hacia él con cautela. —Nuestra bebé, nuestra —Su respuesta fue simple pero cargada de significado, y mi corazón dio un salto. —¿Qué haces aquí? —Insistí, cruzando mis brazos sobre mi pecho mientras lo miraba fijamente, buscando una explicación que tenía miedo de descubrir. —En una hora vienen mis hombres. Hay una reunión. Empezarás a asistir para que aprendas —exp