POV ISABELLA ROMANOVA Empezó con una dulce tortura, restregando su polla en mis labios menores una y otra vez. Cuando tocó mi clítoris gemí de inmediato, estaba muy sensible y me estaba volviendo loca, estaba impaciente. Lo quería a él ya mismo dentro de mí. —Por favor —rogué, no aguantando más. —¿Qué quieres mi dulce bella? —preguntó en un tono sensual. —A ti... dentro de mí, llevándome a tu maldito infierno. Lo miré por encima de mi hombro, y en sus ojos encontré una intensidad que me dejó sin aliento. Era como si su mirada ardiera con un fuego insaciable que amenazaba con consumirme por completo. A pesar de la sensación de peligro que emanaba de él, no podía apartar la vista. Era una atracción magnética que me tenía hechizada y empezaba a gustarme más de lo que me gustaría admi