Un Pequeño Pedazo de Cielo. Volumen 2.

JAMES Tomo un sorbo de mi whisky mientras espero a que la cena este lista, Laurie no ha llegado a casa y estoy realmente agotado de pensar a qué hora volverá de su maldita cita con su amigo Gale, observo el comedor con frustración, la música de fondo hace que la cabeza quiera estallarme y la verdad estoy empezando a preguntarme, si debo ir o no a buscarla yo mismo… Sé que es una mala idea pero, no deseo que este con él, de alguna forma Gale hace que me sienta incomodo conmigo mismo y, realmente es porque, es mejor persona que yo, y todos sabemos que él y Laurie hacen una bonita pareja y todos esperaban un bonito final feliz entre ambos pero, entonces llegue y lo jodí todo, no es que tuviesen algo firme, solo era amigos,  seamos realistas, él estaba malditamente enamorado de ella, la forma en que la miraba y ahora… No puedo pensar en otra cosa que no sea los dos juntos en un elegante restaurant sonriéndose el uno al otro como siempre, ¿por qué demonios me torturaba así? Sabía que no era su plan, pero podía diferir en eso… Se suponía que ahora tenía una novia, la cual, definitivamente no recordaba, y realmente no me importaba… Aun con el hecho de que Gale era feliz con ella, aún estaba la sensación de que, seguía buscando su oportunidad con Laurie y no es que ella me hubiese dado motivos para estar realmente furioso y con esas malditas ganas de matarlo, pero aquí estaba yo, preguntándome si debería o no arruinar su jodida cita de mierda. Había un maldito ruido destruyendo mi cabeza, y hoy no estaba para sutilezas estúpidas, incluso había mandado al carajo a todo mundo en la oficina y había grita a Frank un par de veces - ¿Por qué estaba tan increíblemente empeñada en hacer todo absurdamente mal? – de ser por mi estaría en la calle ahora, pero Sam me lo impidió y no podía decirle que no a ella, jamás; pues ya había hecho bastante por mí a estas alturas del partido. Me levanta de la silla y tome la botella de whisky del bar que se encontraba en la pared, me serví un poco más en un vaso y me deje caer en mi silla de nuevo viéndolo todo con cierto recelo en el rostro. Estaba harto de todo, la casa se sentía demasiado vacía sin Laurie, ella era todo en ese lugar… Yo, tan solo… Había un maldito sonido martillándome en los oídos, la cabeza me daba vueltas y no era por el alcohol, a penas y era mi segunda copa. Suspire frustrado, sabía que había un asunto que debía tocar tarde o temprano, pero, no quería hacerlo demasiado rápido, menos ahora con toda la basura de mis padres y los Green. Compromiso. A una palabra se reducía todo este maldito asunto, ¿pero por qué no tenía el jodido coraje para decirlo y ya?  Si, era un maldito cobarde gilipollas en esto, pero, ¿no todo mundo era así? Tenerle miedo al compromiso era normal y necesario porque, si no, ¿Dónde quedaría la duda de una jodida respuesta?  Temía el rechazo, eso estaba seguro, sabía que por mucho que Laurie lo hubiese pensado, no estaba lista y yo estaba preparado para salir corriendo cuando dijese que era absurdo. No estábamos listos para eso, no aún. O tal vez era el simple hecho de mentirnos todo el tiempo, esa era la mejor de las respuestas después de todo. Amaba poder pasar el tiempo con Laurie, lo amaba… Simplemente que, la cuestión era, si le pedía ser mi esposa, entonces debía enfrentar las miradas de compasión de todos, las de odio, las de desprecio, las de… Joder era demasiada mierda a mí alrededor y lo menos que deseaba era que ella estuviese más involucrada como ahora. Podía solo mandar al infierno a todos, mudarnos y comenzar de nuevo, tenía los suficientes motivos para llevarla lejos, instalarla en una casa donde pudiésemos pensar en una familia y cambiarlo todo… Pero, eso, era huir a mi realidad, a nuestra realidad y carajo… ¿Cuándo me había dado por vencido? Lewis decía que Laurie me había cambiado y, rayos, tenía razón, ese maldito gilipollas de mierda tenía una respuesta jodidamente acertada para esto después de todo valía la pena. Sonreí a la nada, deje la copa en el comedor y camine por la habitación con los nervios aun saltando fuera de mí. Su mirada ya estaba detrás de mí observándome, voltee y ahí estaba, perfecta como la recordaba, no, era jodida y realmente mejor de lo que realmente quería creer… Sonrió y yo intenté hacerlo, camino hasta mí y tendió sus brazos hacia mí, pasándolo por mi cuello, la atraje a mi cuerpo y comenzamos a movernos al ritmo lento de la música de piano que invadía el lugar. Entonces, hicimos en amor en el comedor. ……