Jay y la tribu se prepararon para defenderse contra las hienas. Sabían que eran animales peligrosos y feroces, y que debían estar preparados para luchar por sus vidas.
Las hienas se acercaron, sus ojos brillando en la oscuridad. Jay y la tribu se mantuvieron firmes, listos para defenderse.
ECHO habló en la mente de Jay. "Jay, recuerda que las hienas son animales de manada. Si podemos separarlas, podemos derrotarlas más fácilmente".
Jay asintió, recordando las palabras de ECHO. Se dio cuenta de que la clave para derrotar a las hienas era separarlas y atacarlas individualmente.
Con un grito de guerra, Jay y la tribu se lanzaron hacia las hienas. Las hienas, sorprendidas por la ferocidad de la tribu, se separaron y comenzaron a luchar individualmente.
Jay y la tribu aprovecharon la oportunidad y atacaron a las hienas con todas sus fuerzas. Las hienas, aunque feroces, no pudieron resistir la fuerza y la determinación de la tribu.
Después de lo que pareció una eternidad, las hienas finalmente se retiraron, derrotadas. Jay y la tribu se mantuvieron firmes, exhaustos pero victoriosos.
ECHO habló en la mente de Jay. "Jay, has demostrado ser un líder valiente y astuto. Has protegido a tu tribu y has demostrado tu fuerza y determinación".
Jay se sintió orgulloso y aliviado. Sabía que había hecho lo correcto, y que había protegido a su tribu.
Pero justo cuando estaba a punto de relajarse, Jay escuchó un ruido extraño en la distancia. Sonaba como un trueno, pero no había nubes en el cielo.
"¿Qué es eso?", preguntó Jay a ECHO.
ECHO respondió. "No lo sé, Jay. Pero parece que algo grande y poderoso se acerca. Debemos estar preparados para cualquier cosa".
Jay se sintió nervioso y curioso. ¿Qué era lo que se acercaba? ¿Sería un nuevo desafío o una oportunidad para la tribu?