Jay se sintió sorprendido por la bienvenida de Kanaq. "¿Cómo sabes mi nombre?", preguntó.
Kanaq sonrió. "Soy un adivino", dijo. "He visto tu llegada en mis visiones. He estado esperando por ti, Jay".
Jay se sintió intrigado. "¿Qué visiones?", preguntó.
Kanaq se levantó de su trono y se acercó a Jay. "Ven conmigo", dijo. "Te mostraré algo que te ayudará a entender tu destino".
Jay siguió a Kanaq hasta una pequeña cabaña en el borde del claro. Dentro de la cabaña, había un pequeño altar con una piedra brillante en el centro.
Kanaq se acercó al altar y colocó sus manos en la piedra. "Cierra los ojos, Jay", dijo. "Y prepárate para ver tu futuro".
Jay cerró los ojos y se sintió una sensación extraña. De repente, se vio a sí mismo corriendo a través de un paisaje desconocido. Era más alto y más fuerte que antes, y su rostro era más parecido al de un hombre moderno.
Jay se sintió confundido. "¿Qué es esto?", preguntó.
Kanaq respondió. "Es tu futuro, Jay. Eres un Homo sapiens, y estás corriendo de algo. Pero no puedo decirte más. La visión se interrumpe aquí".
Jay se sintió intrigado. "¿Qué es lo que estoy corriendo?", preguntó.
Kanaq se encogió de hombros. "No lo sé. Pero si quieres saber más, tendrás que gastar una gran cantidad de puntos".
ECHO habló en la mente de Jay. "Jay, si quieres seguir viendo tus recuerdos, tendrás que gastar 500 puntos. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?".
Jay se sintió indeciso. ¿Valía la pena gastar tantos puntos para saber más sobre su futuro? ¿Qué pasaría si no lo hacía?