ALEXANDER
- ¿Quieres hablar de lo que pasó?
- No – igual que siempre luce inexpresiva.
- Mejor, tampoco quiero hacerlo. La próxima vez debes avisarme de temas así, no quiero tu muerte en mi conciencia.
- Tranquilo, mi muerte no quedará en la conciencia de nadie, me encargaré de eso.
Mil ideas pasan por mi cabeza, esta mujer y sus locuras que me sacan de quicio, estoy por responder cuando la puerta se abre abruptamente y entra su familia formando un alboroto total.
- ¡Cómo se te ocurre comer algo así hija! ¿Acaso quieres morir? ¿Por qué no puedes ser más cuidadosa? – Grita Alonso colocándose a su lado.
- Fue mi culpa – me acerco mientras le hablo con notable molestia - yo no sabía e insistí.
- No te culpes querido – se dirige a mí Lucrecia e
