ANNA Hace frío y tengo un vestido corto, mis pies duelen, mis brazos duelen, igual debo ordenar todo como ordenó Alexander. Intenté irme, dejar esta locura, pero era obvio que Abigail iba a llamar a papá, y era obvio que este me amenazaría con desaparecer a mi abuelo si no continuaba con este matrimonio. Mi abuelo, no lo he visto desde este absurdo y lo extraño tanto. No sé en qué momento empiezo a llorar, me siento humillada, adolorida, no aguanto más. - ¿Estás contenta de lo que hiciste? De arruinar la reunión de Laura y hacerla quedar mal frente a sus amigas. - Yo no hice nada – balbuceo con la cabeza agachada. - ¿Siempre eres así? Lanzas la piedra y escondes la mano, utilizando esa carita de inocente. Suspiro, no tiene caso explicar, él no me creerá, así ha si