CAPÍTULO 4
REALIDAD
Habremos dormido todo el día, me sentía muy agotada pero me sentía bien, y eso era perfecto y suficiente para despertar de mi pesadilla.
–De acuerdo Sofia, no pensé que lo diría pero agradezco que hayas contratado a este playboy , estás loca, aunque creo que yo lo estoy aún más.
–Te informo que puedo oírte. -era la voz de ese hombre lujurioso y lleno de misterio-
–Lo… lo siento, es que todo fue muy extraño, pero lo disfruté, es momento de volver a la realidad. Mi amiga ¿Te p**o? ¿Verdad? Porque yo no tengo ni una sola moneda. -le refuto con una sonrisa-
–De acuerdo, aún no me he presentado.
Me llamo Alan….
Soy un demonio, uno muy guapo y divertido., tuviste suerte, a veces te asignan a uno viejo y gordo, malhumorado. -no deja de sonreír, yo lo miré confundida-
–Pues, yo soy Cenicienta, perdón, me equivoque, soy un hada, adoro que me traten de estúpida con una presentación absurda.
Este hombre no dejaba de reír, se dirigió al baño, se dio una ducha y me dejó ahí, sin darme ninguna otra explicación. En un momento dado, comenzó a hablar.
–Tu abuela, hizo un trato conmigo hace muchos años, desde entonces por culpa de esa vieja estuve atrapado en ese maldito cofre, ya que a ella nunca se le ocurrió pedirme un deseo.
–Espera, tu broma está yendo muy lejos, en serio.
Le respondí, y fui a darme una ducha, quedé perpleja al ver mi cuerpo.
–¿Lo ves? Tú pediste ser hermosa y conseguir mucho dinero. ¿Lo recuerdas?
Yo no podía creer lo que veía, y mucho menos lo que él decía, pero admito que me estaba convenciendo.
–¿Estas diciendo, que esa mujer en el espejo, soy yo?
–Eres tu, ya te lo he dicho.
–Entonces… ¿Si tu eres un demonio?
Me detuve a pensar, mi abuela no me haría algo malo, de eso estaba segura.
–Entonces… ¿Te llevaras mi alma? ¿Cuál es el precio?, ¿Cómo se que lo que dices es verdad?
–Te explicaré, salgamos a caminar, estuve encerrado mucho tiempo, quiero ver qué tanto ha cambiado este mundo, ya no se si fueron cincuenta o sesenta años.
Salimos a caminar, las personas en la calle me miraban, escuchaba balbucear a algunos admirando mi belleza, aun era un sentimiento raro, pero de alguna manera me hacia sentir bien.
–Ha cambiado bastante, recuerdo que estos vehículos no existían, me gusta, será divertido servirte durante todo un año.
Este “demonio” se veía bastante humano, inclusive se veía narcisista y engreído, era muy guapo, yo me imaginaba a un demonio con cuernos, mal oliente, o algo por el estilo.
–Ya estamos caminando, ahora quiero que empieces a hablar. -rompí el silencio-
–¡Oh! Si, disculpa, es la emoción de estar libre otra vez.
–Ya lo veo, pareces un niño en el zoológico. -le respondo-
–No seas tan aburrida Sara, este juego apenas comienza.
Bien, me presento, Soy Alan, simplemente Alan. Un demonio de servicio, eso quiere decir que me asignan cierto territorio en el mundo humano, cada doscientos años un cofre es obsequiado a una persona, alguien con el corazón puro a quien puedo concederle un deseo desde lo mas profundo de su alma, este deseo dura solamente un año, en este tiempo puedo servir al humano asignado en todo lo que pida, eso no incluye asesinar o enfermar de gravedad a otro humano, mas bien las pequeñas maldades puedo realizarlas, no pertenezco a un nivel alto de demonios, por ende soy como un duende en medio de trolls.
Este demonio no dejaba de sonreír, su rostro era perfecto, todo en el se veía perfecto.
–Demuéstralo. -le exijo-
–Lo haré. -me respondió para enseguida tomarme de la cintura-
Pareciera que fuimos en un remolino, yo me asusté, porque llegamos a un lugar muy parecido a mi casa, una joven mujer estaba tomando el mismo cofre que recibí de regalo, ya me hice a la idea de que en verdad estaba hablando con un demonio.
–Esa joven que ves ahí, es tu abuela, este fue el momento en el que ella recibió el cofre, no pidió ningún deseo, sin embargo cada tanto volvía tentada a hacerlo. Ella era la dueña del cofre y del deseo, una vez trajo a un brujo, no sé, un tipo con habilidades psíquicas, de alguna manera consiguió que yo saliera, fue entonces cuando hablé con ella, creo que tu tenias quince años entonces….
Hace cinco años atrás...
–Tu eres un demonio, no te pediré nada, en cambio quiero que cumplas dos deseos de mi nieta, ¿Puedo transferir el deseo no es así?
¿Qué quieres a cambio?
Era mi abuela, la recuerdo, tenia la misma ropa que llevaba en mi fiesta de quince años.
–Alan: No me habían pedido esto nunca, pero si, a cambio, tu vida se acorta de acuerdo a la edad de la persona a quien quieres transferir el deseo, pero es un solo deseo.
–Juana: Acepto, quiero que cumplas el deseo que pida mi nieta.
Esas memorias se desvanecieron, mi rostro se empapo en lagrimas, mi abuela sacrifico veinte años de su vida por mi, por mi estúpida autoestima, en ese momento comprendí que no se trataba de un sueño todo lo que estaba viviendo, realmente un demonio me concedió no solo un deseo, sino dos, ser hermosa y tener mucho dinero. Me dolía lo que mi abuela hizo, pero aun más me dolía el echo de que no la tuve conmigo veinte años mas.
–Sara: De acuerdo, te creo, pero aun no me has dicho el precio.
–Alan: Tu abuela ya p**o el precio, por ahora es todo lo que necesitas saber.
–Sara: Entonces, si me has cumplido dos deseos,¿ por que no veo los lujos?
–Alan: Ya eres hermosa Sofia, tu deseaste dos cosas, pero el trato es conceder un solo deseo, jamás mencioné conceder dos deseos, ya lo viste tu misma en la memoria, te concedí el primer deseo en el que pensaste, con tu belleza podrías conseguir mucho dinero.
–Sara: ¿Llevaste veinte años de la vida de mi abuela para decir que no soy rica.
Po que confiaría, era un demonio, no se trataba de ningún ángel, era evidente que no seria sincero en todo?
–Alan: No recuerdo haber echo algo así antes, y como ya lo he dicho, eres hermosa, tu belleza hechiza, podrás conseguir lo que quieras, aún más conmigo a tu lado.
–Sara: ¡Esto es demasiado para mi cerebro!, ¿me acosté con un demonio? también debo agregar eso a mis futuros conflictos emocionales.
El sonríe ante mis comentarios.
-Alan: Necesitaba sexo, además eso nos ayudo a conocernos, podemos trabajar juntos sin ningún problema.
–Sara: ¿Cómo es que un demonio necesita sexo?
–Alan: Yo fui un ser humano antes, y ya que soy un demonio de servicio, sigo teniendo las mismas necesidades humanas, a excepción de que soy un ser inmortal, y carezco del sentimiento que llaman “amor” y todos los posibles sinónimos que se te ocurran al respecto.
–Sara: Ok, tengo más preguntas para ti, pero primero necesito ver a mi madre.
--Alan: Bueno el deseo te lo cumplí, pero debes tener en cuenta que tu madre no te reconocerá, puedo encargarme de eso, de echo ya lo hice. Un pequeño detalle de este trato es que nadie te recordará, eres como una nueva tú.
--Sara: Espera... ¿Entonces quien soy?
--Alan: Eres Sara, la nueva Sara Bonita, la antigua, dejo de existir, es como si nunca hubieses nacido.
--Sara: Eso es injusto, yo no...
Alan me interrumpe colocando su dedo índice en mis labios.
--Soy un demonio, recuérdalo, no busco tu felicidad, y todo deseo tiene sus consecuencias, ya hiciste tu pedido, ahora tenemos un trato, es sencillo, es una nueva vida, una nueva tú, tienes un año para lograr lo que quieras con tu belleza, pero mientras, nunca has existido, y no, no puedes romper el trato, y aquí acaban las preguntas, si es necesario, yo iré aclarando dudas, ¿entendido?
La piel me tiritaba, un frio abrumador invadió mi cuerpo, la mirada de este demonio había cambiado, ya no tenia el rostro aparentemente alegre que mostraba.