Para no permanecer en casa bajo la presión de tener a Sandra paseándose de frente a mi buscando persuadirme a caer en sus intenciones y por el otro lado a Iliang con su constante idea de cumplir con el acuerdo, decidí acompañar a los chicos a los depósitos para seleccionar la mercancía que le entregaremos a Saúl y también para hacer un inventario de la que nos queda y así poder planificar cuanto pudiéramos ofrecerle al colombiano. Seguro estoy de que por ahora Sandra no va a decirle o insinuarle a Iliang algo que ponga en riesgo mi relación con ella. No le conviene. Estuvimos el resto del día visitando los depósitos hasta que nos dio la noche. Acompañamos a Saúl hasta la avioneta y solo cuando lo vimos levantar vuelo en compañía de sus hombres de confianza retornamos cada uno a sus casa