empezando
Era Domingo, el día más esperado por mí. El día en que salía a correr, sin necesidad de que me contaran las horas de entradas y salidas a mi casa... Odiaba ser la niña de papa por así decirlo.
Caminé por la plaza y me detuve en una tienda de Carolina Herrera, un vestido n***o con escote en la espalda estaba en la vitrina. Algo imposible de comprar para mí, a pesar de que era la luz de los ojos de mi padre nuestra economía no era la mejor de todas y mucho menos ahora que la abuela estaba enferma.
Un hombre bajó de una limusina negra en compañía de una mujer, era tan linda, pasaron por mi lado,la chica no se percató de mi presencia, Pero él me miró por unos segundos. ¡Dios! Me perdonará, pero era un hombre jodidamente guapísimo. Nunca me sentí tan intimidada por nadie como en ese momento.
El hombre de traje entro a esa tienda y yo seguí caminando, el lujo que otras personas podrían darse. Corrí por las calles como todos los domingos, justo cuando llegué al muelle vi a mi amigo Ian, era un chico guapo y amable. Hace unos dos años fue mi novio, pero por lo visto, no funciono y decidimos ser amigos.
— ¿cómo has estado? — Pregunto Mirándome.
— Bien ¿Y tú? — Lo abrace — Me he enterado que viajarás a Barcelona.
— Sí, me he ganado la beca — Comencé a dar saltitos, mientras lo abrazaba.
— Te felicito.
— ¿segura, no quieres participar en las becas? — Ambos caminamos hasta el embarcadero — Eres muy buena.
— Me quedaré a estudiar aquí.
— Entonces, Barcelona te esperará — Sonrió.
— Eso espero, debemos celebrarlo ¿Te parece bien otro día?
— Vale - Dijo sin dejar de mirarme.
— Guapo, tengo que irme. Quede en ayudar a mi madre con algunas cosas.
— ¿Cómo ha seguido tu abuela? — No me gustaban mencionar las cosas privadas.
— Igual — Mire la bahía.
— Si quieres hablar puedes hacerlo — Las manos de Ian tocaron mi mejilla.
— Estoy bien, mañana te avisare si quedo en el trabajo - Lo abrace.
— Cuídate.
Me di la vuelta y seguí hasta mi casa, aunque no era tan grande, era completamente agradable. Mi padre estaba afuera leyendo el periódico, como siempre, mientras mi madre arreglaba su jardín.
— Hola linda — Dijo mi madre al verme llegar.
— Ma — Esta me miro de manera reprobatoria — Hola papi —Dije acercándome a mi padre.
— Ha llegado una carta — Dice dándomela — Es de la universidad.
— ¿La has abierto? — Pregunte.
— No — Me senté en la escalerilla del porche.
Comencé a brincar, había Sido aceptada y era un paso más para quedarme en este lugar. Esto era algo magnífico, único. Estaba realmente feliz.
— Entre. Mamá, papá — Ambos dos se acercaron a mí.
— Felicidades pequeña — Abrace a mi madre y mi padre se juntó a nosotras.
— No esperaba menos de ti querida.
Subí a mi habitación y tomé mi móvil era hora de llamar a Amanda mi mejor amiga, de seguro a ella también la habían aceptado.
— ¿Dime que te aceptaron? — Pregunto mi amiga al contestar la llamada.
— ¡Si! — Mi corazón latía — ¿Y a ti? — Grito.
— Claro ¿acaso pensaste en ir sin mí?
— Nunca — Ambas gritamos.
— Recuerda que mi hermana te esperara mañana para la entrevista.
— Siento que le robare el puesto. — Amanda comenzó a reír.
— Ella ha subido de puesto, ve que necesitas el trabajo.
— vale
— Mañana a las nueve, no te duermas.
— Acomodare todo para mañana.
— Adiós Bel.
— Adiós Ama.
Me levante de la cama, abrí mi armario para buscar que me pondría para aquella entrevista.
3 horas después...
Opté por un pantalón de lino n***o y una camisa blanca, tacones negros y una cartera a juego. Me vería como cuando trabajaba de secretaria en las oficinas de los padres de Ian. Dejé todo tendido y luego bajé, mis padres estaban en la cocina discutiendo de algo que no entendía.
—¿Algún problema? — Me senté en la barra de desayuno.
— No, tú padre y yo hablamos de que tenemos que ir a casa de tu abuela.
— Lo que dice tu madre, es que tendremos que irnos la otra semana.
— Pero, pero — Me levante — Mañana tengo una entrevista de trabajo.
— Si quedas consideraremos si vas o no — Ellos siempre toman decisiones sin mí.
— No es justo — Proteste — Perdí un año y medio por lo mismo, quiero estudiar.
— Ya hemos hablado de eso Bella — Me volví a sentar — ¿ Crees que quedes en ese trabajo?
— No lo sé, es una empresa grande.
— ¿Quién es el dueño? ¿ Conoces el área?
— Creo que el dueño es él mismo arquitecto de los hoteles en Madrid y los villa Smith — Mi madre me miró asombrada.
— Tendrás que esforzarte.
— Lo haré como siempre.
— Bien.
La mañana siguiente me levante y fui directo a la ducha, lave mi cabello y luego mis dientes. Me coloque la ropa que no tenía nada que ver conmigo ni mi estilo, maquille solo un poco mi cara para irme a la entrevista.
— Buena suerte Bella — Dijo mi madre desde la cocina.
— Gracias mamá.
Salí de mi casa y comencé las andadas por la calle, la parada del bus no estaba lejos, pero estos tacones eran insoportables. El bus paso casi enseguida ¡Gracias Dios! Entre en silencio un chico que estaba a dos puestos de mi me miraba y sonreía ¿será que tenía cara de payaso?
Me baje en la Av.2, el chico también se bajó y camino por la misma calle que yo. Ya me estaba preocupando el hombrecito, entre a la empresa y el chico también.
— ¿Me estas siguiendo? — Pregunte mientras detenía al muchacho.
— No, ni siquiera sé quién eres — Él sonrió — Yo trabajo aquí.
— Discúlpame — Este me extendió la mano.
— Me dicen Jt y soy el secretario de la segunda planta.
— Soy Bella y vengo a una entrevista — Nos soltamos las manos.
— El jefe tiene varios días sin venir, tal vez te atienda su vieja secretaria — Si es así, entonces me entrevistara Beccania.
— Gracias Jt.
— Hasta luego Bella.
Caminé hasta el ascensor y subí al piso 4, al llegar una chica que se me hacía muy conocida paso a mi lado, mirándome con indiferencia .Yo camine hasta la recepción, donde pregunte por Beccania. La chica muy amable me hizo caminar hasta la oficina del piso 5 y gracias a Dios cuando llegue vi a Becca.
- Oh nena, menos mal te he encontrado — Corrí hasta mi amiga.
— Hola Bella, ven — Camine justo a ella — ¿Has traído tu currículum?
— Si — Lo saque de mi bolsa.
— Mira el jefe me ha pedido que contrate a la persona más apta, espero que seas tú.
— Ya verás que si.
— Puedes empezar el lunes — La mire sorprendida — Te prepare está semana.
— ¿Así no más? — Mi amiga sonrió.
— Si. Así no más, y Bella compórtate mi jefe no tiene paciencia con nadie ni nada.
— Vale, gracias.
— No me lo agradezca, sé que lo necesitas.
— Bueno. Si. Si ya he terminado debo irme.
— Ve con cuidado nena, nos vemos mañana.
Salí de allí como alma que lleva el diablo, tome mi teléfono y llame a Ian tenía que verlo.
— Hola Bella — Respondió rápidamente.
— Hola, necesito que me felicites.
— ¿ Te has quedado?
— Soy la nueva secretaria de un hombre que lo único que sé, es que no tiene paciencia — Ambos nos reímos.
— Me alegra muchísimo Bella.
— ¿Entonces nos quedamos para hoy a las 2:00 PM?
— He quedado a comer con mis padres ¿Quieres venir?
— No creo que sea lo mejor.
— Vamos Bella, mis padres te aman.
— Si quieres nos vamos de farra en la noche ¿Vale?
— Pasaré por tu casa a las ocho.
— Bien, adiós.
Me quedaría, me quedaría en casa y estudiaría, se que esto traería problemas, pero no me voy a rendir.
Volví a casa con la emoción a tope, quería compartir con mis padres está noticia, pero de costumbre no estaban. Así que termine unos quehaceres y comencé a arreglarme para la salida con Ian.
Seis y media y mi amigo estaba sentado en las escalerillas de mi casa, no se veía tan bien. Tomé mi bolsa y me senté junto a su lado.
— ¿Qué sucede?— Pregunté.
— Nada. Vámonos — Me miró sin respuesta alguna - No es nada — Ambos comenzamos a caminar — Iremos a un club — Tomé su mano como de costumbre.
-— Me imagino ¿Qué podemos bailar?
— Y tomarnos algo — Sonrió como siempre.
— A divertirnos — Nada había cambiado entre nosotros. Al llegar entramos a un club privado — ¿Pensé que iríamos a bailar?
— Este club es uno de los más top, podemos hacer todo aquí. Hable con tus padres, saben que estás conmigo — ¿ Las personas hacen las cosas sin avisar?
— Bien.
Un sitio caro y exclusivo, con mesas alejadas y una barra sumamente grande, mujeres y hombres bailaban en una tarima en el centro del lugar. Luces blancas alumbraban todo el sitio, lo que alcance a ver era una segunda planta con un balcón sumamente espectacular, los barrotes de madera con personas apoyadas de ellos daban la impresión de misterio.
Ian me guió por unas mesas al fondo, un chico de unos veintitantos se acercó a nosotros.
— Bienvenidos a Try, ¿Esta noche que les gusta tomar? — Al escuchar el nombre pensé en la canción de Pink.
— Me gustaría una cerveza y ¿Para ella? — Este me miro.
—Una margarita — Sonrei.
—Enseguida, si gustan de presenciar el espectáculo —Todos miramos a la tarima — Ya comenzará, es en honor al dueño.
— Estaremos atentos —El chico nos miró y luego siguió su camino — Entonces ¿Debo felicitarte?
— Sí, soy la secretaria de un hombre que ni conozco — Ian sonrió —¿Cómo te preparas para irte a Barcelona?
—No quiero irme — Acaricio mi mano — Hoy estas hermosa Bella.
— Estamos hablando de tu viaje, luego me dices si estoy o no hermosa — Me sentía incómoda cada vez que Ian mencionaba algo de mi aspecto.
—Vale, me iré con mis padres, pero estaremos viniendo. Mi hermano Fernando se quedará.
— ¿Y su empresa?
— No seguirá funcionando aquí, la han trasladado a Barcelona, ¿O crees que han dejado ir a la secretaria más eficiente que tienen por gracia?
— La verdad pensé que me habían despedido por otras cosas — Sabía que los padres de Ian se habían enterado de lo nuestro.
— No, eres buena en eso — El chico llego con nuestras bebidas - Gracias.
— ¿Desean algo más?
— No, por ahora — Asíntio y volvió a seguir su camino — Ya te hablé del viaje ¿Por qué estas tan hermosa?
— No lo sé, ¿Por qué elegiste este lugar? — Quería alejar ese tema, Ian y yo solo salimos algunas veces y luego nada- No son lugares que te gusten — Mire a mi alrededor y mis ojos se enfocaron en el hombre alto de traje que estaba en otra mesa con una chica, cuando este miro a donde yo estaba me quede sorprendida. Era el mismo hombre de la tienda, este me sonrió y volvió a mirar al frente.
—Bella ¿Estás bien? —Volví a mirar a mi amigo.
— Sí.
— Como te seguía diciendo — ¿Él me había hablado? Me había enfocado tanto en mí vista que no oí lo que decía — Es un lugar muy bonito, tranquilo y reservado.
— Sí, lo puedo notar — Volví a ver la mesa del hombre, pero ya no estaba.
— ¿ Buscas a alguien? — Negué.
— No.
Un maestro de ceremonia llamo nuestra atención, todos miramos a la tarima. El hombre presento a una joven muy hermosa y esta comenzó a cantar, su canto era suave "Envidiable su voz" Todos miraban a la chica y al terminar su canción los aplausos, gritos y de más, eran dueños del lugar.
Una música muy bailable sonó en la pista. Me gustaba bailar, pero Ian era algo penoso en ese sentido, lo invite a bailar y este solo acepto después de tomarse unas cuantas cervezas más, las margaritas ya no me daban gusto así que adiós bebida. Cuando por fin nos movimos a bailar estaba sonando "Timber" de ke$ha mi gran amigazo bailaba, pero muchas veces sus manos querían sobrepasar los limites.
— ¿Quieres dejar de querer manosearme?
— ¡Dios! Es que estas jodidamente provocativa.
— Si intentas ponerme una mano más abajo de las caderas se me va a olvidar lo mucho que te quiero.
—Pero eso no decías hace tiempo, cuando tú y yo teníamos sexo ¿Qué? Eso fue hace tiempo y ocurrió dos veces, era un idiota - Te gustaba que yo te tocara —Ya la calentura se apoderaba de mí, así que opte por empujarlo. Volví a la mesa tomé mi bolsa y salí del local.
Me quede un momento afuera, necesitaba respirar si no iba a golpear a Ian, los tragos se le subieron a la cabeza. La música aún se escuchaba afuera y hacia que mi cabeza me doliera- Maldito imbécil - .
— Bella — Escuche a Ian — Espera un momento.
— ¿Qué quieres? — Pregunté.
—Mira, yo sé que tú quieres y yo quiero. Ya dejemos la pelea — Se acercó a mí — Bésame - Trato de besarme y eso me enojo. Mordí su labio - ¿Qué carajos te pasa Bella? - Ian se acercó más a mí con el labio roto.
— Aléjate de mí —Di un paso atrás.
— La señorita ha dicho, que la sueltes — Una voz varonil y muy intimidante habló a mis espaldas.
— No te metas.
—Chico — Sonrió— Alejate de ella o llamare a seguridad — Mi amigo me miro y luego al hombre.
— Haz lo que quieras — Se alejó de mí y volvió a entrar en el club.
—Gracias — Dije acercandome un poco más para saber quién era ese hombre. Y para mi sorpresa era el mismo hombre de la tienda. ¡Santo Dios! era hermoso.
— Descuida — Metió las manos en los bolsillos.
_ Si me disculpa debo irme — Estaba nerviosa, era muy alto, con cuerpo atlético y unos ojos verdes, verde esmeralda.
— La calle está sola, puedo mandar a que la lleven.
— Gracias, pero no.
Baje el escalón y camine a pasos tranquilos, esos ojos verdes resaltaban esa piel trigueña ¿Quién era? ¿De dónde salió? Sacudí mi cabeza y me concentré en la calle que estaba totalmente sola. En la mañana hablaría con Ian, lo que pasó entre nosotros había quedado atrás, una cosa de chicos. No quería repetir nada con él.
— Guapa —Escuche la voz de un hombre, me gire y eran dos — Espera un segundo, solo nos divertiremos — Acelere el paso — Espera niña —Pase la calle y esos también - Detente, te va a gustar —Las voces se escucharon más cerca de mí.
— Yo quiero ser el primero — Escuche la voz del otro.
—No, seré yo — Un auto se detuvo y de él se bajó aquel hombre de ojos verdes.
— Sube al auto — Lo mire y luego a los chicos que estaban a escasos centímetros de mí - Que subas al auto he dicho — Su voz me dio miedo, así que camine hasta la puerta.
—Esa es nuestra chica — Este lo miro con cara de poca madre.
— No, no es su chica. Ahora les agradecería que se largaran de aquí —Otro auto se detuvo y de él se bajaron 3 hombres muy grandes — Estos chicos molestaban a la señorita, le dan unos minutos para que se vayan, sino ya saben que hacer — Luego se giró a verme - Tú sube al auto — Hice lo que me dijo.
— Nuevamente gracias — Dije cuando cerró la puerta — Pero no es molestia, puedo llamar un taxi.
— ¿ Puedo llamar a un taxi ? — Me miró de mala ganas — Te volví a salvar de unos hombres — Sus manos presionaros el volante — Pudiste hacerlo unos minutos antes, te advertí sobre la calle — Suspiro — ¿ Nunca escuchas ? — Estaba sorprendida.
—No seas grosero.
— No seas tan torpe — El auto empezó a andar a una velocidad sorprendente.
— ¿Ahora me insultaras? — Cruce mis brazos en mi pecho.
— Aprende que si alguien te da un consejo tú lo tomas — Su voz subió de tono.
—No me grites, no soy tu hija ni nada parecido.
— Menos mal que no - el auto giro a la izquierda — ¿ Sabes lo que hubiese pasado si no llego ? — Guardamos silencio.
— ¿Qué les harán a esos hombres? — Mi acompañante me miró, su mirada daba miedo.
—Lo más seguro que nada, y si fuera de lo contrario solo serían unos golpes o tal vez lo dejarían en una comisaria.
— ¿Cómo supiste donde estaba?
— No lo sabía, sólo pasé y te vi en apuros.
— Un héroe.
— No digas payasada — El auto se detuvo en un semáforo — ¿Dónde vives?
—Después de la plaza.
—Debes dirigirme, no conozco mucho esto.
— Vale, después de esa cuadra a la derecha, subes y luego a la izquierda.
— Eres mala dando direcciones — Asomo una sonrisa.
— ¿Cómo es que vives aquí y no sabes nada?
— Yo no vivo aquí, estoy unos meses de visita —Turista — No soy un turista — ¿Me leyó la mente? - Quiero mudarme aquí y tengo que empezar a conocer.
— ¿De dónde eres?
—Canadá. ¿Qué casa?
— Aquella blanca — Este se dirigió a mi casa y el auto se detuvo — Gracias nuevamente ¿Señor? — Estiro su mano.
— Damon Smith.
—Gracias señor Smith.
—¿Cuál es su nombre?
— Bella, pero por favor no me llame señorita, dígame solo Bella.
—No veremos pronto Bella.
Me bajé de su auto y apenas cerré la puerta el auto siguió, ¡Bendito Dios! Es jodidamente guapo y no creo que él y yo nos volvamos a ver.