Estaba sentada en uno de los banquillos del campus de la escuela, esperando a que mis padres me llamaran para saber si me recogerían o si tenía que irme en taxi, pero mi celular estaba silencioso. Supuse que hoy tendrían doble jornada de entrenamiento, ya que, según había escuchado, se acercaban los partidos importantes. No esperaba a volver a empezar las clases de ballet para no tener que estar en estas.
Al ver que no me llamarían (ya que ya eran las 4 de la tarde) y que la escuela ya estaba vacía, sin un alma que pasara por ella, decidí coger un taxi, pero me di cuenta que mi billetera estaba vacía. Se me había olvidado pedirles dinero a mis padres para la semana. Decidí entonces caminar hasta el complejo deportivo del equipo, ya que quedaba a unas cuantas cuadras de la escuela.
Soportando el frio que me calaba los huesos, caminé por las calles hasta llegar al complejo. Eran pocas las veces que había ido al centro de entrenamiento; mis padres solían llevarme cuando era pequeña, pero prácticamente llevaba 5 años sin volver al lugar.
Los celadores me reconocieron de inmediato y me dejaron pasar, y caminé por los pasillos del complejo. Observé los cuadros que estaban en las paredes, en donde aparecían imágenes de todas las generaciones del equipo que han existido, y todos los títulos que habían conseguido, y me quedé observando en especial una imagen; una de mis padres, levantando una copa de no sé qué. Mi madre estaba en su apariencia de hombre, por lo que supuse que fue en su época de "Ethan Wood".
Me acerqué a un ventanal que daba vista a las canchas del complejo, y pude ver a mi madre, dando instrucciones (aunque ella era la presidenta, se turnaba con mi padre para entrenar al equipo) y a mi hermano jugando; así mismo, en otra de las canchas, pude ver al equipo femenino, y pude ver a mi hermana entrenando.
-La oficina de Jake debe estar arriba - escuché decir a un hombre en el pasillo.
Cuando me volteé, vi al joven Pereira junto a un hombre cuarentón que era casi que idéntico a él, debía ser su padre. Esperen... ¿su padre? ¿Acaso este hombre era Andrés Pereira y el chico que estudiaba en mi escuela era su hijo?
-¿Isabella? - Preguntó el hombre -. ¿Eres tú? ¿La hija de Mel y Jake?
Yo me quedé mirándolo, y también miré al chico, que recordando el pasado de lista del Sr. Mars supe que se llamaba Jeremy.
-Sí, soy yo ¿usted es Andrés? - pregunté.
-¡Pero como has crecido! ¿Debes ya tener 15 años, verdad? - Dijo Andrés, abrazándome - ¡cuando te vi apenas eras una recién nacida! De resto, te he visto por fotos que me manda tu madre por w******p - mira el escudo de mi uniforme - ¡y estudias en la misma escuela de mi hijo!
-Sí, de hecho hoy coincidimos en algunas clases - dije, mirando a Jeremy. Este solo sonrió tímidamente.
-Desearía seguir hablando contigo pero debo ir con tu padre - toma del hombro a Jeremy y lo mira con una sonrisa - ingresará a la academia del equipo.
-¡Qué bueno! - Dije, sabiendo que el sueño de muchos chicos era pertenecer a un equipo como el Manchester - ojalá la pases bien aquí - le dije, sonriéndole.
-Gracias - dijo, encogiéndose de hombros. Se notaba que este chico era muy tímido.
Los acompañé hasta la oficina de mi padre y mientras ellos estaban hablando con él, yo me quedé afuera sentada y jugando con mi celular. Escuchaba risas desde la oficina, por lo que supuse que enserio Andrés y mi padre debían de llevarse bien, lo cual era raro, ya que Andrés era el ex de mi madre.
-Nos vemos entonces - dijo Andrés desde la puerta mientras iba saliendo.
Cuando iba a entrar a la oficina de mi padre, mi celular empezó a sonar. Era Ethan.
-¿Qué quieres? - le contesté.
-En mis tiempos se decía "hola" - dijo este al otro lado de la línea.
-Estoy ocupada - dije, entrando a la oficina.
-Mañana estrenan la película que te dije, y sabes que entre semana es más barata ¿Quisieras ir después de clases?
-Ir con uniforme a cine no es bien visto - dije, saludando de beso a mi padre y sentándome en la silla que estaba frente a su escritorio - dejémoslo para el sábado ¿quieres?
-Como digas, mi amor.
-Adiós, fastidio - dije, colgando.
-¿Era Ethan? - preguntó mi padre, con una evidente cara de burla.
-No es chistoso, papá - dije, rodando los ojos - me ha invitado a cine.
-Pobre chico, creo que está desesperado - dijo, riendo. Mi padre sabía perfectamente que Ethan no me gustaba, y por ende no se ponía celoso como cualquier padre -. ¿Y qué tal el primer día de clases?
-Normal, como todos los años - dije, jugueteando con un muñeco que tenía de él mismo cuando era jugador sobre el escritorio.
-¿Coincides en algunas clases con el hijo de Andrés, verdad?
-Sí, pues por lo menos en las clases de los lunes sí.
-Vaya, tres hijos de cuatro reconocidos futbolistas en una clase...es como cuando tus hermanos y los dos hijos mayores de Wayne estudiaron ahí - dijo mi padre, dándole un sorbo a su taza de té-.Apuesto a que el Sr. Mars ya está acostumbrado.
-Sí, créeme que lo está - dije, montando los pies en el escritorio -.¿Hasta qué horas es el entrenamiento de hoy?
-Hasta la noche ¿quieres que llame un taxi para que te lleve a casa? - preguntó mi padre, tomando su teléfono.
-Por favor.
Al día siguiente...
-¡Que puta! ¡Primera clase con esa bruja y ya nos deja un trabajote! - se quejó Ethan cuando reclamábamos nuestro almuerzo. La Srta. Folls (maestra de matemáticas) nos había dejado un buen trabajo para el fin de semana.
-Deja de quejarte - lo regañé - así es ella.
Ethan quería volver a sentarse con los deportistas, pero busqué con mi vista al moreno chico que no dejaba de surcar por mi mente sin saber por qué, y lo vi en la misma mesa de ayer, esta vez sentado solo. Al parecer, los otros chicos nuevos ya habían hecho amigos.
-Ethan ¿Por qué no nos hacemos con Pereira? Está solo.
-Ay...que pesar ¡mira qué pena me da! - dijo Ethan sarcásticamente y se dirigió él solo a la mesa de los deportistas.
Me dieron unas ganas irresistibles de golpearlo, pero no me dejaría amargar el almuerzo por un idiota como ese. Me dispuse entonces a dirigirme hacia la mesa en donde estaba sentado Jeremy.
-¡Hola! - Lo saludé alegremente, apoyando la bandeja de comida en la mesa y sentándome en frente suyo - ¿Por qué tan solo?
-Hola - me saludó tímidamente, apenas mirándome unos segundos a los ojos para seguir con su almuerzo.
-Mi madre está muy feliz de que seamos compañeros de clases - dije, pero el chico no se inmutó -.Al parecer tu padre sigue siendo muy buen amigo de mis padres.
-Sí, que bueno - dijo, con una seriedad sorprendente. Me molestó.
-¿Te ocurre algo? - le pregunté.
-No es de tu incumbencia - dijo, tomando su bandeja y largándose de la cafetería.
Quedé impactada ¿Qué había hecho yo para que él se comportara así? ¿Había dicho o hecho algo malo? No lo sé, pero definitivamente este chico tenía algo; tenía una timidez extrema, no hablaba con nadie, y si alguien le hablaba (como en mi caso) huía. Quise suponer que era normal en los primeros días de clases, pero algo me decía que había algo más, y estaba dispuesta a averiguarlo.
Miré entonces el almuerzo con repulsión. Era lasaña. Era un alimento con mucha harina y carbohidratos, y yo tenía una dieta muy estricta, a veces mis padres y hermanos me criticaban por ello, pero el ballet es un deporte (y si...es un deporte) en el cual se exige estar delgado. Le pasé entonces la lasaña a un chico obeso que estaba en la mesa de al lado (y este la aceptó con gusto) y me quedé solo con el jugo y la ensalada.
Las clases siguientes transcurrieron con normalidad, y la chirriante campana marcó el final de la jornada y los pasillos parecían una estampida, aglomerados de estudiantes que no soportaban un minuto en la escuela. Sí así era en el segundo día de clases, no me imaginaba en el resto del año.
En las clases después del almuerzo no había coincidido con Jeremy, mientras que en todas las clases si tenía que soportar al fastidioso de Ethan.
-¿Te apetece ir a comer un helado? Yo invito - dijo Ethan cuando ya nos encontrábamos en la salida.
-No como helado - dije. Más como excusa para no salir con él que por no romper mi exigente dieta.
-Hay helados dietéticos ¿sabías?
-Esos son los que tienen más grasa - dije, muy segura de que no iba a salir con él.
-Entonces paseemos por el centro comercial y entremos al almacén que quieras, te compraré la ropa que quieras - dijo, presumiendo como siempre de la mesada que le daban sus padres.
-Ya tengo la ropa suficiente, y si quiero algo, se lo pido a mis padres - dije, parándome en el andén para parar un taxi.
-Bien...supongo que debo esperar hasta el sábado - dijo, cabizbajo. Llegué a sentirme mal por él.
Paré el taxi, y cuando me iba a subir, me lamenté por rechazar así a Ethan.
-Puedes venir si quieres...mi mamá hará de postre pai de manzana - le dije, y al chico se le iluminaron los ojos.
-¡Perfecto! - exclamó, y se subió conmigo al taxi.
Cuando llegamos a la mansión, vi que mi hermana estaba viendo una película en la sala. El equipo femenino de seguro hoy no tenía segunda jornada de entrenamiento.
-¡Oh pero miren quien está aquí! - Dijo mi hermana apenas vio a Ethan - ¡Tiempo sin verte por esta casa!
-Bueno...solo hace una semana que vine - dijo Ethan.
-¡Por eso! - dijo Sophia, acercándose a Ethan para abrazarlo y darle un sonoro beso en la mejilla - ¡Estás en tu casa! - Me mira - Bella, ofrécele algo, hay muchas cosas en la cocina.
-¿Aún tienes helado de chicle? - me preguntó Ethan.
-Mi hermano se lo acabó, pero hay helado de chocolate.
-¡Perfecto! - exclamó el rubio y me agarró de la mano para ir corriendo a la cocina.
No evité ver la mirada cómplice de mi hermana, y tras rodar los ojos, seguí a Ethan a la cocina. Él, al prácticamente vivir en mi casa desde que éramos pequeños, sabía en donde se guardaba todo. Sacó dos cucharas y dos tazas y abrió el refrigerador en busca del helado.
-En el recreo escuché a hablar a Harry sobre las pruebas para los aspirantes al equipo de futbol - le dije a Ethan, sabiendo que si no le hablaba de futbol empezaría a hablar de nuestro "amor".
-¿Ah, sí? ¿Qué dijo? A mí no me habló mucho durante el almuerzo - dijo mientras servía el helado.
-Serán el viernes de la próxima semana - dije y le acepté la taza que tenía menos helado. Ethan sabía perfectamente que yo comía todo en porciones pequeñas - tienes tiempo para prepararte.
-Háblale bien de mi ¿quieres? - Me guiñó un ojo -.Tu eres mi palanca al equipo, eres amiga de Harry, el "capitán" - dijo, haciendo un ademán de grandeza.
-Nuestros padres no necesitaron palanca para ser parte del mejor equipo del mundo - dije, apenas cuchareando el helado - de seguro tu podrás solito - miro el puchero que hizo, y puse los ojos en blanco - está bien...le hablaré solo un poco de ti.
-Gracias, aunque supongo que por mi apellido sabrá que soy bueno - dijo orgullosamente, como era de costumbre.
-Como digas - volví a poner los ojos en blanco. Mi madre decía que algún se me quedarían torcidos de tanto rodarlos.
-Sabes que si fuera amigo de un bailarín importante sería tu palanca para que vayas a Francia - dijo, acercándose y abrazándome por la cintura - y lo lograrás.
-Sí, sé que lo lograré - dije, y le correspondí al abrazo.
Mi sueño era que al salir de la escuela pudiese aplicar para el Ballet de la Ópera de París, la compañía francesa de más importancia en lo que respecta a la danza.
-¿Te imaginas? Tú y yo en París - dijo, y quise deshacerme de su abrazo pero no me dejó - yo podría jugar en el Paris Saint Germain.
-¡Awwwww que lindo! ¿Ya empezaron a planear su futuro juntos? - escuchamos a mi hermana, que estaba en la puerta no sabía desde hace cuánto tiempo - ¡son tan adorables!
-¡Cállate, Sophia!- le dije, lanzándole un tenedor, pero esta lo esquivó.
-¡Le diré a papá y a mamá que intentaste matarme con un tenedor! - dijo Sophia, más en broma que en modo de amenaza.
-¡Pues diles! - le dije, muy enojada.
-Tu hermana es linda - dijo Ethan apenas la pelinegra se fue.
-¡Entonces moléstala a ella y no a mí!
-Ella es 5 años mayor que yo, además...- me toma de las caderas y me acerca a su cuerpo - Tú eres más linda.
-Ya déjame en paz - dije, soltándome del agarre y llenándole la cara del helado que había sobrado.