-¡Simplemente no puedo creer que te hayas aparecido anoche en mi casa, sabiendo que irían los Pereira a cenar! – volví a regañar a Ethan. No había querido hablarle en toda la mañana, ni sentarme con él en el almuerzo, y ahora estábamos teniendo un discusión a la salida. -Bella, mi amor, mi bella flor, mi chocolatico – decía, mientras trataba de detener mi paso – te juro que no sabía que los Pereira irían a cenar. -Como sea…tengo que ir a la academia, y tengo entendido que tú debes ir al complejo deportivo a entrenar. -Amor, entiende que al verte cerca de ese tipo me hierbe la sangre ¿¡te imaginas lo mucho que sufrí al saber que estabas con él el día del derbi!? -¡Y a mí me hierbe la sangre que seas tan celoso! – Le grité, ante la mirada curiosa de los chicos que estaban cerca de nosot