Julia se derretía entre las manos expertas de Hugo, que recorrían todo su cuerpo. Su lengua se movía dentro de su boca como si explorar su interior fuera crucial para seguir respirando. Ella sentía todo eso besando a Hugo con el mismo deseo que sentía él por ella. –¡¡Me encantas j***r!!–Murmuró Hugo sin dejar de besarla, de lamer su lengua perdido en la lujuria que sentía. –¡¡Dios, Hugo!!–Suspiró Julia levantando la cabeza dándole acceso para lamer su cuello. Los dos sentían como si estuvieran dentro de un volcán y no de una piscina. Hugo deslizó su mano entre las nalgas de Julia hasta llegar a su sexo y tiró de sus bragas con fuerza para romperlas de un tirón. Julia se quejó por su brutalidad y Hugo esbozó una sonrisa mirándola con malicia. –¡¿Así que eres delicada?!Bien, porque si es