Adele salió del salón con Elián, al hacerlo él la tomó de una mano y empezó a caminar rápidamente:
— Espera Elián, si nos ven caminar por los pasillos nos vamos a meter en problemas.
— No tenemos otra opción Adele, es esto o a que nos descubran nuestra verdadera naturaleza —el muchacho caminaba a grandes zancadas.
Empezaron a correr, se encontraron con unas escaleras que iban hacia el primer piso del colegio, rápidamente bajaron, después se chocaron con un pasillo que se dividía en tres:
— Por aquí —dijo Elián tomando el de la derecha.
— Espera Elián, nos van a descubrir —dijo Adele— además, mis cosas las dejé en el salón, se me olvidó tomarlas.
— Eso no importa, no es como que las van a robar, sabes que eso no se da en este colegio.
Lamentablemente el pasillo era un callejón sin salida, escucharon unas voces cerca de allí y Adele pudo reconocer algunas:
— Oh... no Elián, es el escuadrón Guía —informó Adele.
— Solo tengo esta opción —dijo Elián, empujó a la chica hasta su pecho, después se lanzó a la pared de la derecha, rápidamente la traspasaron y cayeron al suelo:
— Esta es la biblioteca —dijo la joven al reparar el interior— espera, ¿desde cuándo puedes hacer eso?
— Soy igual que tú, cuando estoy nervioso puedo hacerlo —respondió el joven levantándose— vamos, debemos salir de aquí, ellos deben saber que alguien está utilizando poderes, pueden sentirlo.
Era así, Kilian estaba cerca de allí y pudo sentir la gran energía que había emanado desde cierto punto del colegio:
— Alguien estaba utilizando poderes —dijo Kilian a Melania que estaba junto con él— vamos, debe ser él.
Rápidamente empezaron a caminar hacia allá.
— ¡Mierda!, ¡ya se dieron cuenta! —Elián le dio una mano a Adele para que se levantara, después corrieron a la entrada de la biblioteca, pero la puerta estaba cerrada con llave:
— No abre Elián —dijo Adele bastante desesperada.
— No tenemos otra opción —replicó Elián con desesperación, miró a su derecha— esta parte da al bloque de arte y está en la parte trasera del colegio.
Volvió a abrazar a Adele y se lanzó hacia la pared, cayeron en el patio del colegio, la lluvia se encontraba en su punto más fuerte, además, hacía bastante frio. Corrieron hacia el bloque de arte.
Kilian llegó hasta el fondo del pasillo, pero no encontró nada, después pudo sentir nuevamente el poder al otro lado de la pared:
—¡Vamos Melania, está huyendo, y no está solo! —Kilian traspasó la pared y Melania lo acompañó. Corrieron hacia la gran fuerza que los guiaba, para ellos era muy fácil seguir las energías, toda su vida habían entrenado sus poderes y eran muy sensibles para percibir el lugar donde se estaba dominando fuerzas sobrenaturales.
Al salir de la biblioteca y toparse con el bloque de arte empezó a utilizar la telepatía para avisarle a sus compañeros:
—¡Por favor teletransportarse a la salida del colegio, está tratando de escapar y no está solo!
—¡Adele no se encuentra en el salón de clases Kilian! —avisó Marcela por telepatía.
— ¡Adele están muy cerca de nosotros, pueden percibirnos, creo que a estas alturas no podremos escapar! —dijo Elián cuando ya estaban a las afueras del colegio.
— No... todavía tenemos una oportunidad —dijo Adele. En ese momento los dos jóvenes desaparecieron del lugar en un destello de luz.
Al llegar Kilian junto con Melania al lugar ellos ya no estaban:
— ¡Usaron teletransportación a larga distancia! —dijo Kilian algo sorprendido y sus labios quedaron entreabiertos, llevó su mirada por todo el lugar.
— Son dos, fue lo que pude sentir mientras los perseguíamos —explicó Melania— esto es impresionante, son sumamente poderosos, su energía es muy fuerte, tanto que mi piel se eriza.
— Esto es muy malo, estos chicos pueden hacer mucho daño —soltó Kilian.
Elián y Adele aparecieron en un lugar totalmente blanco, la joven estaba encima de Elián:
— Amiga... tu mano cayó en un lugar donde no debería estar —susurró el joven, sus mejillas estaban ruborizadas. Adele llevó su mirada hasta su mano derecha y vio que estaba tocando algo indebido:
— ¡Ah...! Este, lo siento, lo siento —se levantó rápidamente y después miró a todas partes (momento incómodo), Elián se levantó algo avergonzado, después empezó a reparar el lugar, se le hacía algo conocido.
— Seguimos en el instituto —dijo Elián, después se sorprendió al ver que el uniforme de Adele empezaba a secarse de una manera muy rápida— oh... vaya, hoy tus poderes están desbordados.
— Elián, tu uniforme se está secando muy rápido —exclamó la joven.
— El tuyo también —respondió el muchacho.
Los chicos caminaron hacia la salida y vieron que se encontraban en los baños que quedaban cerca de las canchas de fútbol, estos estaban bastante alejados de donde se encontraban los chicos del escuadrón Guía. Salieron al pasillo que estaba totalmente vacío:
— Esto es malo, la idea era salir del instituto —Elián dejó salir un suspiro lleno de decepción.
— Pero por lo menos no nos siguen, no siento su presencia persiguiéndonos, al parecer se guían cuando usamos los poderes, como desde que estamos aquí no los utilizamos ellos no saben en donde nos encontramos —explicó Adele— así que si no los utilizamos ellos no podrán encontrarnos, no conocen nuestros rostros, estamos a salvo. Utilicé mucha energía para que creyeran que nos fuimos muy lejos, nunca se imaginarán que seguimos aquí.
— Tienes razón, entre más grande la energía creerán que nos fuimos muy lejos —analizó Elián.
— Debemos ir cuanto antes a nuestra clase, ellos ya debieron haber ido allí, así que no nos van a examinar.
— Oye Adele, no sabía que fueras tan inteligente, analizaste la situación muy rápido.
El grupo de Kilian llegó a donde se encontraban, aunque todo fue en vano, el joven contó lo sucedido, por más que buscaron a los alrededores no encontraron nada.
— Esto es terrible, no pudimos atraparlo, sabe dominar sus poderes y está acompañado —expresó Kilian y miró fijamente a sus amigos— estamos en problemas.
Volvieron al instituto, todos pudieron notar la gran impotencia que cargaba Kilian, no estaba como todos los días, esa mañana había amanecido más serio y mucho más silencioso que los demás días.
Adele y Kilian entraron al salón de clases, en ese justo momento el timbre sonó y los estudiantes empezaron a salir.
— Tenemos mucha suerte —dijo Adele mientras tomaba sus cosas.
— Por esta vez.
— ¿Y qué podría suceder si nos descubren? —inquirió Adele.
— Nada bueno, eso te lo puedo asegurar.
— Vaya... creo que la mejor opción es pasarme de instituto —soltó Adele.
— ¿Y si te dejarían?
— Bueno... lo dudo mucho, Alex dice que este es el mejor instituto al que puedo asistir —explicó la joven.
Ellos hicieron silencio al escuchar unos pasos que se dirigían al salón, era Marcela:
— Hola chicos —saludó muy sonriente.
— Hola —saludaron.
— Está cayendo una gran tormenta —la joven se dirigió a su puesto y tomó sus cosas— hace mucho frío.
— Sí... —dijo Elián y después llevó una mirada algo preocupada a su amiga.
— Oye Adele... ¿hoy vas a almorzar con nosotros? —preguntó Marcela cuando ya estaba en el marco de la puerta.
— Ah... ¿Bueno? —respondió.
— Vamos... Ayer la pasamos muy bien, así que no puedes rechazar la invitación —insistió Marcela.
— Bueno, está bien.
— Entonces te espero, hoy estoy muy ocupada, así que ¿podrías buscarnos en el restaurante? —explicó la joven de cabello n***o.
— Bien.
Marcela mostró una sonrisa algo amigable y después se marchó, en ese momento se formó un silencio no tan amigable sobre Elián y Adele:
— ¿Ahora almuerzas con ellos? —preguntó el joven.
— Bueno... me invitaron y no pude rechazar la propuesta —explicó Adele.
— ¿Es que ya se te olvidó lo que acaba de suceder?
— Pero eso no confirma que ellos son los que nos persiguen Elián.
— Adele, es obvio que son ellos, entre más cerca estés de ellos más riesgo tienes de que nos descubran —replicó el muchacho.
— ¿Y no lo habría si de repente me alejo de ellos? —inquirió la joven con un tono sarcástico.
— ¿Es que acaso te has apegado tanto a ese grupo?, falto un día y ya te están invitando a almorzar.
— Contigo también fue lo mismo, la semana pasada no te conocía, pero mira ahora, hasta me reclamas por ser amiga de ellos, no le veo nada de malo, no creo que sean esas cosas que tú dices que son, es que en verdad no creo que existan —Adele caminó hasta la puerta algo enojada—, puedo tener los amigos que yo quiera.
— ¿Te enojas conmigo?, te acabo de salvar Adele ¿y ahora te enojas?, solo digo que es mejor no ser amigos de ese grupo, son muy raros.
— Como si yo fuera muy normal —fanfarroneó la joven y después se marchó.
Así transcurrieron varias horas de clase, era extraño, primero se vieron envueltos en una fuga de la cual solo obtuvieron una discusión y ahora estaban enfadados y sin ganas de volver a cruzar palabra.
Al empezar el primer descanso Adele decidió ir al salón de arte, el pasillo estaba algo oscuro y el silencio solo era interrumpido por el sonido de la fuerte lluvia, pero al adentrarse en el bloque se podía escuchar la dulce melodía del piano. Adele se acercó al salón, las puertas estaban abiertas y podía observar a Kilian tocando la misma melodía, aunque de la nada se detuvo:
— Puedes entrar —informó.
La chica sintió que su corazón se quería salir de su pecho, su rostro se ruborizó en gran manera y su mirada empezó a buscar una escapatoria al momento:
— Ah... es-este yo, yo... —sus manos empezaron a jugar entre sí.
— Solo ven y siéntate a mi lado, somos amigos ¿no? —pidió Kilian.
— S-si... —Adele con pasos dudosos se acercó al piano y después se sentó al lado de Kilian, observó detenidamente las masculinas manos del joven, había un anillo en su mano izquierda, ese mismo que tenía todo su grupo, aunque no le prestó mucha atención, su concentración estaba centrada en la piel del joven, resaltaba por el n***o de su ropa, se veía sumamente blanca y limpia, algo que le encantaba a la chica.
— Te escuché tocar el piano una vez, lo haces muy bien —dijo Kilian.
— Bueno... mi tío tiene un... piano en la casa y yo. —Adele cerró los ojos por un momento mientras escondía su rostro en su cabello, se sentía muy asustada por estar a solas con él.
— Entonces aprendiste a tocarlo. —terminó la oración Kilian, empezó a tocar una suave melodía que transmitía mucha calma, algo que necesitaba la pobre joven en ese momento.
— S-sí...
— Tenías algunos días sin venir a verme, desde el día en que te dejé la nota.
Adele apretó fuertemente los dedos de sus pies y mordió su labio inferior:
— Solo pensaba que te habías enfadado —dijo el joven.
— ¡No! —soltó la chica, miró fijamente a Kilian, éste concentró su mirada en ella, al ver que sus miradas se penetraban mutuamente sintió que su espina dorsal tembló— lo siento.
Un gran nudo en la garganta empezó a formarse en Adele, las ganas de llorar eran insoportable, era la primera vez que la joven se sentía tan asustada al lado de un hombre, y lo peor, que quedara en una posición tan ridícula.
— ¿Por qué te disculpas? —preguntó Kilian.
— ¿Eh?
— Solo cálmate, estás muy alterada —le mostró una sonrisa bastante amigable.
Kilian volvió su mirada al piano, empezó a tocar nuevamente. Fue allí donde Adele se dio cuenta que algo le ocurría, sus ojos reflejaban tristeza, tanto así que le hizo acordar del día que lo vio llorar:
— ¿Te, te sucede algo? —preguntó repentinamente.
— No me sucede nada ¿por qué la pregunta?
— Es... que da la impresión.
— No me sucede nada.
— En-entiendo, disculpa —Adele tragó en seco.
— ¿Por qué te sigues disculpando? —llevó su mirada hacia el rostro de la joven.
— Es que, bueno, da la impresión de, de que te enfada que te pregunten esas cosas.
— Bueno... es que no soy de los que les gusta contar sobre su vida —explicó Kilian.
— Lo sé.
— ¿Ya lo sabías? —inquirió el muchacho.
— A simple vista se puede ver —contestó Adele.
— Y a mí me da la impresión de que te horroriza estar a mi lado.
— Es... Bueno... —trataba de contestar.
— ¿Doy miedo?
— No es eso —el corazón de Adele quería salirse de su pecho.
— ¿Ah sí? —Kilian respingó una ceja.
— Eres muy reservado, a comparación de Brais —contestó finalmente la joven.
— Se llevan muy bien en el poco tiempo de conocerse —Kilian mostró una sonrisa que lo hizo ver muy amigable—, su hermana era mucho más divertida que él.
— ¿Brais tiene una hermana? —Adele quedó muy curiosa.
— Arlet, su hermana gemela.
— Es muy lindo su nombre —desplegó una sonrisa.
— Ella era aún más hermosa.
— ¿Era? —Adele borró su sonrisa.
La sonrisa de Kilian se esfumó por completo, su rostro volvió a tornarse triste y melancólico:
— Ah... lo siento —Adele dejó su mirada concentrada en las teclas del piano.
— No es nada, no has dicho nada malo Adele, así que no te sigas disculpando —la voz de Kilian era bastante seria.
— Es que... siento que siempre... —trató de explicar.
— ¿Almorzarás con nosotros hoy? —preguntó Kilian de la nada volviendo a mostrar una sonrisa.
— ¿Ah?, si-si... —Adele sonrió, le gustaba el trato que le estaba dando Kilian, algo muy diferente al del día anterior. Llevó un poco de cabello detrás de su oreja, así fue como el joven pudo notar algo en su muñeca, algo que estaba apareciendo, era una especie de tatuaje de cadena, tenía un color violeta y empezaba a brillar.
Se le hizo bastante extraño lo que estaba viendo, creía que era solo su imaginación, por lo mismo cerró los ojos por un instante y después volvió a abrirlos, aunque seguía ahí aquella cadena, cada vez se hacía más visible en el brazo de Adele, repentinamente lo tomó para observarlo mejor:
— ¿Q-qué sucede? —preguntó asustada la chica.
— ¿Qué es eso? —inquirió el joven.
— ¿El qué?
— Esto, esto que tienes en tu brazo —se lo mostró.
— ¿Eh? —Adele lo observó detenidamente—. No-no lo sé.
Entonces fue cuando recordó las palabras de Elián, supo por el comportamiento de Kilian que él sabía lo que estaba sucediendo, se comportaba de una manera bastante alterada al observar su brazo:
— Lo siento, me tengo que ir —Adele se iba a levantar, pero Kilian no la dejaba ir, al contrario, aferraba con más fuerza su brazo— ¿qué sucede?, ¿es que acaso tu sabes lo que me pasa?
— ¿Segura que no sabes lo que te está sucediendo Adele? —le preguntó un poco más calmado.
— No...
— Lo que tienes en tu brazo es una unión, es como lo que sería estar casada con alguien, por el estado de tu unión veo que ya tiene muchos años, está muy desarrollada —explicó Kilian.
— ¿De qué estás hablando? —inquirió Adele asustada.
— Te lo estoy explicando.
— Pero no entiendo lo que explicas ¿cómo sabes eso?
— No preguntes el cómo lo sé, no puedo decirlo. Aunque las uniones solo se activan cuando las dos personas piensan en una misma cosa o sienten lo mismo.
— ¿Las dos personas? —Adele estaba demasiado confundida.
— Obviamente, por lo mismo se llama unión, es de dos, la persona que nació para estar a tu lado explicó Kilian.
— ¿Qué?
— Esto es extraño ¿cómo es que no lo sabes si lo has desarrollado tan bien? —Kilian empezó a enojarse.
— ¿De qué hablas?
— La unión, la has sabido manejar a la perfección, está muy bien cuidada, mira su color, significa que tú y tu unión se aman mucho —los ojos de Kilian brillaban en gran manera, la joven pudo ver mucha tristeza en aquella mirada, ¿qué estaba sucediendo con ese joven?
— ¿Quién ama mucho? —Adele estaba más que confundida con lo que hablaba Kilian.
— Olvídalo —dijo el joven, llevó su dedo índice de su mano derecha a la frente de la chica, al hacerlo una luz blanca rodó por toda su cabeza y en ese instante la joven cayó en un profundo sueño, iba a caerse de la pequeña banca, por eso mismo Kilian la atrapó entre sus brazos—. Esto es malo, ¿por qué me metes en tantos problemas Arlet?
Observó detenidamente el brazo de la joven, juntó el suyo con el de la chica, tenían la misma unión, prácticamente se volvía una sola, Kilian sacó una gran sonrisa y la abrazó fuertemente:
— Sabía que eras tú, no sabes cuánto te extrañé, Arlet.