Kilian aquella mañana llegó al centro de entrenamiento para ver al doctor, había tomado todo el veneno de Adele y lo introdujo en su cuerpo, si duraba mucho tiempo con él seguramente su alma se mezclaría con el veneno y se volvería malo. Saludó al doctor y se sentó en la camilla que había en el cuarto: — Vaya, tu cuerpo se ve muy cansado. No debes seguir con esto Kilian —regañó el doctor. — Seguiré hasta que Arlet me recuerde y esté a mi lado, así que por ahora no puedo parar doctor Ramson —se negó Kilian. — Morirás, tienes una pequeña cortada en tu cuello y en tu dedo, ya tuvieron que haberse curado hace mucho Kilian —advirtió el doctor Ramson. — Lo harán, claro, si usted me ayuda a hacerlo —parpadeó dos veces y le mostró una sonrisa al doctor. — Ay Kilian, te conozco a ti y a tu p