Adele se despertó en una cama algo vieja, además, se veía sucia, la higiene en aquel lugar era muy mala. Apestaba a podrido, eso hizo que el estómago de Adele se retorciera del asco, ella no soportaba los malos olores, y mucho menos el estar en un lugar sucio. Se levantó rápidamente de la cama y miró a su alrededor, su rostro se volvió verde por el asco, ya podía sentir que el vómito iba a salir, pero después se acordó que no podría vomitar, tenía al estómago vacío. — Vaya, despertaste —escuchó una voz vieja y quebrada. Buscó rápidamente el proveniente de aquella voz, al encontrarlo vio que era un viejo mucho más desagradable que el lugar y aquel detestable olor nauseabundo. Era un hombre moreno, pero a la vez su piel se veía algo verde, si fuese solo moreno su aspecto sería algo mejor,