Adele estaba a su lado, en la otra camilla, observaba como Kilian suplicaba, pero nunca dejó que ella sintiera algún dolor. No lo comprendía, estaba muriendo ¿cómo era posible? Pudieron estabilizar a Kilian y así fue como el chico pudo descansar después de toda una noche de tortura: — ¿Me puedo ir a casa? —preguntó Adele al doctor Ramson. — No.… te necesito aquí para que ayudes a Kilian a recuperarse —explicó. — Por mí que se muera —soltó Adele como lo más normal del mundo. El doctor Ramson le dio una bofetada a la joven. — No permitiré que hables frente a mí de esa forma de Kilian —regañó con una voz muy fuerte. — ¿Y usted quien se cree? — Yo los vi crecer a ustedes dos y sé que si estuvieras en tus cinco sentidos no trataras a Kilian de esta forma, él es tu esposo, querías t