—Bravo. —Aplaude para mí, no puedo soportar la risa, pero eso solo la pondría peor así que me contengo y mantengo mi gesto impasible. —Bravo. el señor Hamann por fin hizo algo de lo cual sentirse orgulloso. —Las ganas de decirle la lista de todos mis orgullos me invaden, pero debo ser sensato y llevar las cosas de manera inteligente. —¿Qué se siente ser capaz de algo? —Baja el tono de su voz y en su mirada hay ¿Lastima? —¿Crees que te lo dejaré todo fácil? —Su voz es amenazante, esta mujer tiene los ovarios bien puestos, pero conmigo jamás va a poder. —Hay un contrato de por medio, Marilí. Me perteneces. —No sé por qué coño dije eso ultimo, pero lo hago. Si bien el contrato es solo para retenerla, no quiero que ella me pertenezca como un producto. La escucho carcajear como una psicópata.