—Lo lamento, si sabía que te daría un golpe, pero creí que se le pasaría rápido, te juro que tiene un temperamento difícil, pero siempre es educada— pasando de lo que dice me acerco a ella y le abrazo, se supone que hoy ella debe disfrutar y no estar pasando un mal rato. —No te preocupes, ahora lo entiendo todo— le sonrío cuando me mira —ya sé de dónde sacaste ese carácter— que sonría me anima a adelantarle mi regalo —tengo lo perfecto para hacerte feliz— la tomo en brazos y ella se enreda en mí, me da una tierna mirada y después me besa, eso es la gloria —extrañaba esto— susurro en una nube. Al llegar a la segunda planta me detengo —quiero que cierres los ojos— ella obedece, al entrar la pongo en el piso y abre los ojos sin yo pedírselo —¡Kahin!— grita eufórica. —Así podrás pintar los