—Más, quiero más... Por favor. —Me ruega con desesperación. —Ese cubito de hielo solo me ha encendido más, ¡Dame más! —Su comportamiento me gusta. —¿Desesperada? —Me acerco a su oído y con voz ronca susurro: —Apenas iniciamos sumisa, te daré más y más y más hasta que pidas que pare por toda la intensidad dada. —Muerdo el lóbulo de su oreja. Estiro mi mano para tomar otro cubo de hielo y esta vez inicio desde el medio de sus pechos hasta su bajo vientre. —Disfruta y hazme disfrutar a mí. —Digo con voz cargada en erotismo. —Todo este morbo que desprendes solo alimenta mi lujuria, esta manera de poseerte me fascina, eres mi juguete favorito y te disfrutaré al máximo. Te dejaré en claro que nunca nadie es mejor jugador que yo. —Bajo el hielo hasta su sexo, eso le hace gritar con más fuerza, s