—No te correrás aun. —Me levanto de la cama y la miro a los ojos. —Soy tu Amo y me debes respeto, solo puedes decirme Amo, ¿Entendido? —La veo jadeante y algo molesta por como la he dejado. Me desnudo ante su hambrienta mirada, cuando ya estoy totalmente desnudo poso mi cuerpo sobre el de ella. —Me gusta tu contacto, sumisa. —Su boca va a mi cuello y da pequeñas mordidas. —Estoy deseosa por saber que me hará, ¿Puedo saberlo, Amo? —Su mirada me súplica, está desesperada por iniciar su castigo. —Puedes, pero deseo mostrártelo con hechos. —Cada parte de mi cuerpo responde a su calor, no comprendo cómo este momento tan erótico no me deja tan enloquecido como cuando estoy con esa mujer de ojos enormes y azules. —Usted dirá, Amo. ¿Que desea que haga? —Saliendo de mis pensamientos y centrándom