Las pesadillas han cedido y me han dado descanso por hoy, he despertado con los ánimos elevados y con ganas de comerme el mundo y a las mujeres por supuesto, presiento que todo irá bien y creo es tiempo de hablar con mi risitas para arreglar las cosas, a mi manera claro está, no voy a aceptar al peterete que tiene como novio, comedero, marido o lo que cojones sea.
—Muy sonriente, ¿No? ¿Quieres otro golpe como el de ayer para que se resetee el casete? —Frunzo el cejo por su burla, pero lo tomo con calma.
—Le recuerdo, papi, que usted vino después a pedirle disculpas a su favorito. —Le guiño y suelto una carcajada cuando lo veo poner los ojos en blanco y negar con la cabeza.
—Loan y tú saben muy bien quien es mi favorita, eso no hay ni que preguntarlo. —Lo miro dolido, sé perfectamente que Loan y yo damos muchos problemas, pero él también sabe que somos buenos para algunas cosas, son pocas pero lo somos.
—Hieres mis sentimientos, no puedes tenerla tan mimada, es por eso que siempre se busca a esos idiotas de novios. —Subimos al coche, lo veo trastear el móvil pero sigo hablando no va a pasar de mí. —Eso ignórame, pero debes saber que no siempre puedes permitirle que haga lo que quiere y sí, sé que esta grandecita, pero vamos, que vive la vida sin rumbo y eso no está bien, debe ser más seria, más centrada y más de casa, ya debería volver…
—¿Para estar cerca de un amargado como tú? —Su voz me interrumpe, miro a Malcolm quien sonríe, lo miro con reproche, lo hizo a posta.
—Pues así me amas, deberías dejar a ese estúpido que tienes por pareja y venir a casa. —Le ordeno y ella se ríe ante mi tono.
—No, no voy a volver soy feliz aquí, no quiero que estés detrás de mí como si fuera una cría de 16 años con las hormonas locas. —Frunzo el cejo a tal grado que descompongo el gesto.
—Realmente así actúas, eso no sería nada nuevo en ti, además, solo quiero cuidarte y ya está, mira lo que has hecho, me has dejado de hablar por ese idiota que espero me esté escuchando para que le quede claro que no me agrada. —El resoplido de mi hermana hace ruido en la bocina del móvil.
—Bestia, eso eres tú un bestia que no miras por los sentimientos de los demás, Kahin, ¿No te das cuenta que me ahogas? Date cuenta que en la vida no hay solo que estar amargado y contra el mundo, es que ya quiero ver cuando cupido te fleche. —Una carcajada sale desde lo más profundo de mi ser, realmente me ha dado mucha gracia eso que ella dijo.
—¿Cupido? ¡Que se joda! Yo todo lo puedo, y como lo puedo todo, no necesito que ese bastardo me fleche como has dicho, solo estoy bien. —Suspiro dándole paso a la seriedad, necesito arreglar las cosas con ella y mi respuesta le ha hecho enojar.
—Papi, ¿Ya ves por qué no quería hablar con él? Es una persona muy insensible, no puedo creer que no le dé alegría mi felicidad, muchas veces me pregunto si realmente me ama. —Escuchar lo que dice y su tono triste me hace sentir algo en el pecho que solo ella sabe hacerme sentir. —Odio tener la culpa de tus pesadillas, odio haberte dejado ese pesar, pero Kahin, no has tenido la culpa de lo que me pasó, tú sabes que...
—Calla. —Susurro. —Sabes que te amo como a nadie en este mundo. —Frunzo más el cejo. —Si tú eres feliz yo también lo soy, pero tampoco seré un hipócrita, ese tipo me da mala espina, ¡Pero! —Digo más alto para interrumpirla antes de que dijera algo. —Como tú dices que eres feliz está bien, no quiero volver a discutir por esta mierda, ¿Estamos bien? —Pregunto relajando la voz, ella es un corazón de pollo y sé que me va a perdonar, su suspiro me lo confirma.
—Eres mi bestia y sabes que te adoro aunque seas un patán, frío y sin sentimientos, solo te voy a pedir que dejes a Julián en paz, él no te ha hecho nada ¿Estamos de acuerdo en ello? —Muerdo mi labio y miro a Malcolm aunque está atento al camino.
—Está bien. —Digo finalmente. —Pero si te llega a faltar y yo me entere lo mataré, ahora envíame una foto quiero verte, quiero que me hagas las llamadas siempre que puedas, ¿Estamos? —Su resoplido no se hace esperar.
—Ahí está el señor yo todo lo puedo dando órdenes como si el mundo trabajara para él. Está bien, te voy a llamar para fastidiarte cada vez que quiera, papi, gracias por ayudarme a hablarle al bestia, los quiero, y por favor díganle al rubio que me envíe lo que le pedí. —Malcolm sonríe, esa mujercita le roba la calma cada vez que quiere.
—También te amo mi niña, ya sabes lo que hablamos, no dejes que ese hombre también te ponga la mano encima, esta vez lo machacaré, aunque me pidas que no lo haga, esos malditos han salido ilesos, pero este puede pagar todo lo que los demás te han hecho. —Mi hermana inicia a protestar.
—Vamos calma, solo te queremos cuidar risitas. —Le puyo y ella finalmente ríe.
—No es fácil ser la única mujer, por favor… los tres deberían buscarse una novia para que tanta posesividad y sobreprotección no recaiga solo en mí, los quiero y recuerden, cupido no ve rostros ni poder social. —Cuelga la llamada antes de que podamos decir nada, los dos quedamos con una sonrisa en la cara.
Lucelia es eso que nos ablanda el corazón, no se enoja por mucho tiempo y siempre está dispuesta a perdonar, es por eso que los desgraciados que ha tenido por novios le hacen daño cada vez que ellos quieren.
Caminando hacia mi despacho decido hacer una parada en el escritorio de mi secretaria, esa que un poco más se desmayaba por lo fuerte que me la cogí ayer.
—¿Algo para mi Cristina? —La mujer me mira y sonríe coqueta, no cambio mi gesto serio, si bien disfruté follármela, no es el estereotipo de mujer con la que quiero se me relacione.
—Nada nuevo señor, pero el señor Kirk está esperándolo en su despacho. —Endurezco el gesto y me preocupo, dándole las gracias me apresuro a ir con él. Cuando entro ver a Loan sentado junto al hombre me hace pensar seriamente.
—Hola hermano. —Sonríe un poco. —La chica vendrá hoy a conocerte. —Sigo avanzando hasta sentarme tras mi escritorio. —Debes saber que ella cree que eres un viejo de 65 años más o menos, el contrato está listo, después lo lees, la cita médica también está programada. — Los miro a los dos incrédulos.
—Lamento decirte que no estoy aquí para asuntos de la empresa. —Marcus quien es el abogado legal de la empresa me estrecha la mano. —Pero tu hermano me habló de ese inusual contrato y decidí ser yo quien lo llevara. —Suspira. —Ustedes dos me ponen en algunas situaciones que realmente nunca me espero. —Me tiende el contrato. —Puedes leerlo, para que lo repases, si bien no sabes ni qué coño está pasando, ahora es cuando debes demostrar que todo lo puedes. —Verlos tan burlones me fastidia no le encuentro la gracia.
—¿Qué hubieran hecho si no lo hubiera aceptado? —Ambos cruzan miradas y después me miran a mí.