—Déjame ver a mi hija— me grita como si yo fuera el culpable del sufrimiento de su hija, eso me hace hervir la sangre, siento que tira de mi con fuerza obligándome a separarme de ella, —¿Estás loca? ¿Cómo vas a tirar de mi así?— le grito furioso. —Es mi hija, no tienes por que estar aquí— sus gritos me están superando —lárgate de nuestras vidas, deja a mi hija en paz— me advierte, no aparto mis ojos de los suyos, si no estuviéramos en donde estamos simplemente le diría todo a Marilí —aléjate de ella, Kahin— sin querer hacer un escándalo para que Marilí no se sienta mal dejo salir el aire. —No Camilla, no me vas a alejar de ella, la amo, no pienso dejarla ir— ella tiene bien en claro que digo la verdad. —No Kahin, tú no puedes amar, sabes que no puedes hacerlo… —Me duele— el quejido de