—Ni lo pienses Hamann, no me tocarás ni un pelo, ni creas que no te haré pagar esa mala jugada que me has hecho. —Sin querer escucharla más beso sus labios, estaban siendo muy tentadores para mí. La delicadeza con la que lo hago me deja descuadrado, pero no me importa me dejo llevar. —Ya te lo dije. —No dejo de besarla no puedo. —Lo hice porque era la única opción para seguir viéndote. —Amo que me corresponda cada beso. —Puedes darme mi libertad y aun así seguir viéndome. —Doy pequeñas mordidas en sus deliciosos labios, es adictiva, pero su propuesta no me gusta, así que me obligo a separarme y mirarla a los ojos y así poder negarme. —Sé que desaparecerás y no quiero dejar de verte, quiero seguir teniéndote para mí. —Gruñe, ahora es ella quien no controla su rabia y no comprendo por qué