Su cita estaba siendo algo extraña, Valentina lo podía sentir, miró a Jacob e intentó sonreír.
—¡Qué bien huele tu pelo! —dijo el chico. Encantado con la mujer que estaba junto a él, realmente había quedado fascinado con ella, desde el momento en que la vio.
—Gracias — contestó ella, mientras que él le acarició la mejilla y ella nerviosa e incómoda se retiró un poco.
—No sé porqué Maya no me avisó que vendría, de verdad que me da mucho coraje, ¡Lo irrumpí en la ducha! — dijo aún incrédula por lo sucedido en la mañana y repitiendo por décima vez lo que le había pasado.
—¿A quién? — dijo el hombre saliendo de su trance
—Ah Kaleb, te lo dije antes — dijo ella poniendo los ojos en blanco — el hermano de mi mejor amiga.
—Ah. — contestó aburrido de ese tema.
—Sí, y encima nada más que me soltaba comentarios groseros. ¡Yo no sé quién se ha creído que es! — dijo molesta con la situación.
—Yo tampoco. — dijo algo molesto por lo que le comentaba.
—Sabía que me entenderías. — dijo feliz de que alguien estuviera de acuerdo con ella.
—La verdad, es que me interesan más otras cosas — susurró con voz sexy, mientras la acercaba a él.
—Sí, pero es que de verdad no comprendo, no me conoce de nada y me dice esas cosas. — contestó soltándose de él.
—¿Quién?
—¡Kaleb! — contestó desesperada — Te lo he dicho como…
—¿Me llamabas? — dijo una voz conocida detrás de ella.
¡Dios! ... la estaba persiguiendo, con cuidado se giró para cerciorarse que no era él.
—¿Qué haces aquí? — preguntó la castaña. — incrédula de verlo detrás de ella, eso tenía que ser una pesadilla.
—Oí que me llamabas y vine corriendo. — contestó divertido, mientras la miraba a los ojos.
—¿Me estás siguiendo?
—En realidad no, vine a tomar algo con un amigo — contestó despreocupado — y oí que me llamabas — repitió divertido. — Valeria lo miraba incrédulo, había tantos lugares en la ciudad, y justo habían ido al mismo.
—¿Esté es él de la ducha? — preguntó Jacob.
—Oh veo que le has hablado de mí a tu cita. — dijo aún más divertido.
—No sabes cuánto — murmuró el chico, ya obstinado del tema.
—Me sentiré halagado. — dijo con sus aires de grandeza.
Valentina furiosa, se ruborizó.
—No le he hablado de ti.— dijo más que molesta.
—¿No? — preguntaron los dos hombres a la vez. Ella los miraba incrédula
—¡No! — contestó mirando a Kaleb — tal vez le comenté algo de lo ocurrido antes... — murmuró, algo bajo y tratando de excusarse.
—¿De cómo te colocaste en la ducha, cuándo yo estaba? — su tono divertido, no podía ocultarlo.
—¡Kaleb! — dijo más que molesta.
—Oh... veo que te has aprendido muy bien mi nombre.
—¡Por Dios! — dijo llena de vergüenza, mientras se tapaba el rostro con sus manos.
—Pues te doy permiso para interrumpirme cuando quieras. — su tono coqueto, lo pudieron percibir los presentes.
—Yo... eh... mejor me voy. — interrumpió Jacob, al ver la interacción de ellos.
—¡No! — dijo contestó de inmediato Valentina
—¡Sí! — la contradijo Kaleb.
—No se va. — dijo aún más molesta.
—¿Y porqué no? Si ya estoy aquí. — cruzó sus brazos, mientras no dejaba de mirarla a los ojos.
—¿Y eso qué? — preguntó enarcando una ceja, después resopló. — Mira que no se va y ya. — Valentina se giró hacia Jacob, pero en ese momento vio que el hombre ya no estaba.
—Bien por tu culpa ahora se ha ido, y para colmo me ha dejado la cuenta. — dijo molesta —Será…
—Poco caballero — terminó Kaleb por ella — no te preocupes pagaré por él.
—No, no hace falta — dijo ofendida.
—Oh sí.... por que ahora estás conmigo. — dijo con una sonrisa cínica en el rostro.
El taconeo que hacía al caminar, conseguía que la gente mirara hacía ella.
—¿Se puede saber a dónde vas? — preguntó Kaleb alcanzándola.
—A mi casa.
—Nuestra, ahora. — le contradijo él.
—No te confundas, tú eres un invitado de tu hermana... y no me toques mucho las narices, no vaya hacer que acabes en un hotel.
—¿Contigo?
Valentina se quedó muda, y Kaleb sonrió sensualmente.
Demasiado tarde para contestar, aunque decían mejor tarde que nunca.
—Sigue soñando. — contestó y se giró para marcharse.
Sin ningún esfuerzo, él la detuvo.
—No seas así Valentina, ¿Qué te cuesta acompañarme?
—¿Costarme? Nada... pero como eres tan grosero.
Él volvió a sonreír.
—¿Grosero? ¿He sido grosero? Te pido disculpas.
Valentina vaciló, ¿Le estaba tomando el pelo o qué?
Miró sus ojos color gris que la miraron sonrientes.
Dios era realmente guapo, más que guapo, era hermoso... y además solo le bastaba cerrar los ojos para verlo desnudo y que todo su cuerpo se encendiera.
Sin querer carraspeó, para quitarse de la cabeza aquellos impuros pensamientos.
Ella había tenido una cita ese día, y él la había echado a perder, bueno, él con ayuda de ella.
Quizás si no hubiera pasado la gran mayoría de la cita maldiciendo a Maya y a su hermano, Jacob se hubiera quedado, y no habría salido espantado, pero ya, ¿Qué remedio le quedaba?
Estaba en un lugar lejano a su casa, sin coche, y sin ninguna gana de gastarse un dineral en taxi que la devolviera sana y salva a su casa.
—Sé rápido, porque quiero volver ya a casa.
—¿Una copa? — preguntó él emocionado.
—Rápido.
—No tan rápido... no te vayas atragantar.
Valentina lo miró, la frase había sonado tan... la había dicho de una forma tan.. ¡Dios!, la chica se llevó la mano a la cara, que se había tornado roja.
¡Maldito fuese!
Ella, que casi nunca se avergonzaba, ella que pasa de la gran mayoría de personas... ¡Se estaba ruborizando por aquel cretino!..
Lo que había que ver...
—Bueno, vamos hacerlo.
—¿El qué?
—Tomarnos una copa Valentina, ¿Qué pensabas? — dijo divertido
Vale lo miró
Necesitaba una ducha... o mejor una nevera hasta arriba de hielo, porque aquellas indirectas que a ella le sonaban muy directas, le estaban embotando la cabeza, y al parecer no entendía bien las cosas.
—Está bien. Pero la tomaremos lento.
—Mejor ir lento Valentina, sino se te sube.
—Sí, si.. — contestó ella descartando la opción de un nuevo mensaje. — Vamos ya que quiero llegar pronto a la cama, digo a la casa — se corrigió de inmediato.
Dios ¿en que estaba pensando? Aquello no era normal en ella.
Siguió a Kaleb hasta la barra y ambos pidieron una bebida.
Valentina, como él había dicho se tomó la copa despacio, no quería que se le subiera a la cabeza el alcohol, y no iba a tomarse una coca cola porque eso no acabaría con sus nervios por el contrario los aumentaría.
—¿Y tú acompañante? — preguntó Vale para dejar de pensar.
—Se ha ido, justo cuando te oí.
—¿Las dejaste irse sola? Vaya...
—Creo que mi amigo es mayorcito, como para irse solo a casa... A menos que me confundas de persona, claro está.
—Ah..
—¿Nos vamos? —preguntó él, terminando de un trago la copa, y depositando el dinero de la cuenta.
—Ajá — dijo ella y lo imitó con la expresión del dinero.
Sus tacones la hacían balancearse.
Bueno, tal vez aceptar esa copa, después de la casi botella de vino que se había bebido no era una de sus mejores ideas, pero ya... ¿Qué podía hacer?, ¿Qué tratar de caminar derecha?
Un brazo fuerte le rodeo la cintura, ella alzó la cabeza para ver a Kaleb con una media sonrisa. Su cuerpo grande y cálido estaba pegado al suyo, y hacía sentirse... bien.
Soltando un suspiro, se dejó guiar hasta el coche, y luego se dejó caer en el asiento de copiloto sintiéndose un poco mareada, pero no mucho.
—Bonito coche — murmuró ella.